En los últimos comunicados de política monetaria se mencionó el
"efecto directo de los precios regulados en la inflación núcleo" que
podía ocurrir en diciembre debido al significativo incremento de precios
regulados registrado durante ese mes. Si bien las metas del BCRA están
definidas respecto de la inflación general, para la conducción de la política
monetaria se sigue con particular atención la inflación núcleo, puesto que da
una idea más precisa de la tendencia subyacente de la inflación, que es la que
puede controlarse con la política monetaria. El BCRA busca generar hacia
adelante un sendero de inflación núcleo que, dados los aumentos esperados en
precios regulados y la evolución de los precios estacionales, implique una
inflación de nivel general igual a la meta.
¿Qué entendemos por "efecto directo de los precios regulados en la
inflación núcleo"? Además de afectar directamente la canasta del
consumidor (por ejemplo, en su boleta de gas o electricidad) los precios
regulados tienen, potencialmente, efectos sobre otros precios de la economía,
que podemos distinguir del siguiente modo:
1) Un efecto directo, que es el impacto del aumento de los precios regulados en
los costos de producción de algunos bienes o servicios. Por ejemplo, el INDEC
estima el valor de las expensas de propiedad horizontal (incluidas en el índice
núcleo) utilizando una fórmula en la que se incluyen las tarifas de
electricidad y gas natural. El efecto directo de los precios regulados sobre la
inflación de estos bienes y servicios es difícil de evitar.
2) Un efecto de segunda ronda que puede definirse como el efecto contagio al
resto de los precios de la economía, más allá de su incidencia directa en los
costos. Estos efectos de segunda ronda son más fáciles de controlar usando
herramientas de política monetaria que los efectos directos.
Concentrémonos en los efectos directos. En los últimos dos años la trayectoria
de la tasa de inflación se ha visto influida por el impacto de cambios en los
precios relativos de la economía, que se encontraban distorsionados producto
del atraso de las tarifas. Los aumentos en los precios regulados tienden a concentrarse
en momentos puntuales. Se observa que los aumentos de precios regulados han
sido en promedio más altos que la inflación núcleo, pero sobre todo han tenido
una inflación mensual más inestable.
En cuanto a la relación de corto plazo que pareciera existir entre los aumentos
de precios regulados y la inflación núcleo, se observa que cuando durante un
mes los precios regulados suben por encima de la inflación núcleo del mes
anterior, se produce una suba de la inflación núcleo en ese período. Este fenómeno
parece captar los efectos directos que los precios regulados tienen en la
inflación núcleo. Eso mismo parece haber ocurrido en diciembre de 2017: el
aumento de precios regulados, muy superior a la inflación núcleo de noviembre,
parece haber tenido un impacto sobre la inflación núcleo de diciembre. En
perspectiva histórica, el impacto parece acotado: el aumento de precios
regulados fue el tercero más alto de la serie y el más alto del último año y
medio, pero el impacto en la inflación núcleo no fue proporcional. En la medida
en que esa suba en la inflación núcleo está registrando el efecto directo de
precios regulados, debe tomarse como un fenómeno temporario: una suba puntual
de precios, más que un fenómeno de aumento en la tasa de inflación. También sucede
lo inverso: cuando los precios regulados aumentan por debajo de la inflación
núcleo, ésta se desacelera.
En síntesis: si bien la inflación núcleo en principio busca dejar de lado el
impacto que tienen sobre la canasta de consumo los precios estacionales y los
precios regulados, parece existir en el corto plazo una relación entre la
evolución mensual de los precios regulados y la inflación núcleo. Este impacto
debe tenerse en cuenta a la hora de estimar cuál es la inflación subyacente de
la economía, que es la que guía las decisiones de política monetaria y la que
puede ser afectada por ella.
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