Por María Iglesia -
Los ruidos de las últimas semanas, que surgieron tras el anuncio de las metas
más elevadas de inflación y de cierto deslizamiento del valor del dólar, se
tradujeron en una mejora en la competitividad cambiaria. Entre el 11 de
diciembre y el 11 de enero últimos, el tipo de cambio real multilateral avanzó
un 10%, según cifras preliminares difundidas por el Banco Central. No obstante,
el ingreso de capitales que se espera para este año (de la mano de las
colocaciones de deuda) y la evolución del contexto internacional (sobre todo de
los principales socios comerciales de la Argentina) indican que el progreso de
las últimas cuatro semanas será efímero: el atraso cambiario llegó para
quedarse.
El dólar minorista
cerró el viernes con una suba de 2 centavos a $ 19,01, según el promedio que
realiza el BCRA. En el inicio de la semana pasada llegó a tocar un techo de $
19,41, cerca del récord de $ 19,46 alcanzado el 28 de diciembre pasado, cuando
se anunciaron las metas de inflación más laxas para 2018.
De todas maneras,
aunque "se recuperó el terreno perdido desde de las PASO, cuando la
incertidumbre electoral (entre otras cosas) había empujado el tipo de cambio
hacia arriba, el tipo de cambio real multilateral (TCRM) va a tender hacia la
apreciación en el futuro", agregó.
Describió que esto
es así porque la política económica, que incluye tasas de interés reales altas
para combatir la inflación, gradualismo fiscal financiado principalmente con
deuda en moneda extranjera estimula la apreciación real.
Otro aspecto a que
tener en cuenta es que los datos que conforman el TCRM se van actualizando a
medida que se conocen, por ejemplo, los datos de inflación. Y no sólo el del
IPC del Indec, sino también de los demás países con los que comercia Argentina.
También para Guido
Lorenzo, de ACM, la mejora cambiaria es efímera. "Cuando se mira la
película, durante todo el año hubo apreciación real", sostuvo. Para el
primer semestre del año vaticina que se dará una apreciación en el tipo de
cambio real, tanto por inflación como porque además el dólar no va a superar la
barrera de los $ 20. "Es un límite psicológico, pero es también es de
paridad poder adquisitivo. Hasta ese nivel en el Gobierno se sienten
cómodos", agregó.
Esto ocurrirá
porque en el primer trimestre van a continuar las colocaciones de deuda y, en
el segundo, ingresan los dólares de la cosecha gruesa que, si bien no se espera
que sea récord, no va a ser un mal año. "Para la segunda parte de 2018, la
divisa norteamericana debería irse un poco más arriba", dijo.
En la primera
semana de enero, el Ministerio de Finanzas colocó u$s 9000 millones a través de
tres bonos a 5, 10 y 30 años. Y, según explicitó Luis Caputo cuando dio a
conocer las necesidades de financiamiento para 2018, espera que de los u$s
30.100 millones a cubrir este año, un 40% lo hará en el mercado internacional,
es decir en torno a u$s 12.000 millones.
"Más allá de
que haya un tipo de cambio flotante, al Gobierno le es útil que la devaluación
nominal sea igual que la inflación. En 2017 subió un poco menos, hubo una leve
apreciación real", sostuvo Martín Kalos, de Epyca. "No espero una
devaluación real significativa para 2018: se va a mantener a la par del resto
de los precios de la economía, sólo que a niveles nominales distintos",
agregó.
Señaló además que
es importante tener en cuenta el contexto mundial. En ese sentido, es
importante qué pasará en Brasil, donde se daría este año una recuperación; y
qué ocurrirá con la tasa de interés de EE.UU.
Ramiro Castiñeira,
de Econométrica, fue categórico: "Más allá de que recuperó algo tras la
devaluación de estos días, el atraso vino para quedarse". La clave para
que se dé este escenario es la forma de financiar al Estado con u$s 30.000
millones por año.
"Para evitar
la inflación que generaría la monetización del rojo fiscal, este gobierno
financia el déficit heredado con deuda externa. El plan del gradualismo oficial
es reducir el déficit en cerca de 1% del PBI por año, para evitar que el
endeudamiento se torne insostenible", describió.
"Pero así como
escapa a su monetización para evitar la inflación, financiar tamaño déficit con
deuda externa no está exento de generar problemas", agregó.
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