Por Jorge Velázquez
- Llamar a las cosas por su nombre no es una costumbre de los políticos. Y
tampoco suele ser de los economistas. Pero Nicolás Dujovne ayer rompió por un
instante ese paradigma: "El déficit del Gobierno argentino es el
financiero (el que incluye los intereses de la deuda pública). Es el déficit
que hay que financiar. Pero las metas fiscales se fijan sobre el déficit
primario porque es el que podemos controlar".
El ministro reconoció esta diferencia -que es mucho más que una mera discusión
técnica entre expertos- en una conferencia de prensa en la que ayer anunció que
se cumplieron las metas de reducción de déficit fiscal (primario) de 2017. La
pauta era llevarlo a 4,2 puntos del PBI. Y lo dejó en 3,9 puntos. "Un
sobrecumplimiento de la meta de 0,3 puntos porcentuales del PBI", celebró
Hacienda en el comunicado oficial.
La performance fiscal del año pasado se ubicó así dentro los parámetros
autoimpuestos por el Gobierno, que prevén un sendero decreciente del rojo
fiscal (primario ) hasta el año 2020 (ver gráficos en esta página).
Pero al mismo tiempo, las planillas oficiales reflejaron que el déficit total
(financiero) sigue siendo muy elevado y persistente: representó 6,1 puntos del
PBI y equivale a un incremento de 32% con relación al nivel que tuvo en 2016.
Aquí es donde entran a jugar los intereses de la deuda, ese factor
"rebelde" que el ministro de Hacienda admitió que no puede controlar.
Esa cuenta creció 71% en 2017 contra el año anterior y representó la suma de
$224.907 millones.
"La cuenta de intereses subió de 1,6 puntos del PBI a 2,2 puntos. Pero
proyectamos que esto no se va a repetir este año, ya que se va a mantener
constante en términos del PBI", se atajó Dujovne para tratar de no
desinflar de antemano las expectativas sobre el panorama fiscal de 2018.
Las necesidades de financiamiento (que es la forma técnica de referirse al
nuevo endeudamiento) de este año son de u$s30.000 millones, de los cuales ya se
colocó un tercio. En este escenario, el impacto de los intereses sigue
generando vértigo entre los analistas. Por eso, el Gobierno se apura a colocar
en el exterior todo lo que puede ante la perspectiva de tasas internacionales
en alza. Por otro lado, se propone elevar la porción de endeudamiento en el
mercado doméstico.
El alto (y cada vez más oneroso) endeudamiento es la contracara de la reducción
del déficit primario. Suele usarse para cubrir gastos que no se pueden
financiar con ingresos corrientes ni con emisión. Sin embargo, en 2017 Dujovne
también rompió ese paradigma: por primera vez, desde 2004, los ingresos
crecieron más que los gastos, aunque fuera apenas 1 punto porcentual. Ganaron
por 23% a 22% esa tradicional batalla de la historia económica nacional. La
diferencia en la suba de ingresos pudo haber sido mayor ( 28,1%) de no haber
existido en 2016 el blanqueo de capitales, que tuvo menor impacto en 2017.
La baja del déficit del año pasado se logró por el recorte de los subsidios
(-22%), fundamentalmente en las tarifas de energía (gas y electricidad).
Este "ahorro" para el Estado se tradujo en mayor costo para los
usuarios. Esa transferencia continuará este año, pero con mayor énfasis en el
transporte.
El informe que presentó ayer Dujovne resaltó que "en 2017 disminuyó el
gasto primario como porcentaje del PBI por primera vez en casi dos décadas
(-1,1 puntos del PBI). En términos reales (descontando la inflación) el gasto
primario se redujo -3,1% con respecto a 2016. Esto significa que, por segundo
año consecutivo, el gasto primario real disminuyó luego de incrementarse
sostenidamente durante 12 años a un ritmo promedio de 8,4% anual".
En ese sentido, Hacienda se encargó de aclarar que la reducción del gasto
"se llevó a cabo sin descuidar el gasto social que alcanza una
participación récord en el gasto total". En rigor, las prestaciones
sociales crecieron un 37% en promedio. Las jubilaciones crecieron 41%. En ambos
casos fueron subas reales contra una inflación (oficial) de 24,8%.
Los demás gastos registraron bajas reales, a excepción de los sueldos de la
administración pública nacional ( 25%) que le empataron a la inflación. El promedio
de los gastos corrientes registró una suba de apenas 6%, influenciado por la
caída ya mencionada de 22% en los subsidios.
Según destacó Hacienda "en 2017 todos los rubros del gasto se
desaceleraron respecto a 2016 con la excepción del gasto de capital" que
aumentó 14%, bastante menos que la inflación acumulada en el mismo
período.
Con este panorama de gastos corrientes "bajo control", Dujovne buscó
dar certeza a las metas fiscales para 2018. La pauta anual se mantuvo en 3,2%
del PBI, y las metas intermedias en cada trimestre son 0,6% en el primer
trimestre, 1,6% en el segundo, 2,2% en el tercero y 3,2% en el cuarto.
Este año buena parte del cumplimiento de las metas se jugará en el impacto del
cambio de la fórmula de movilidad (unos $70.000 millones) para contener el
gasto previsional.
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