Por Paula Urien - La
última Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que hizo el Indec en 31 aglomerados
urbanos, que representan una población de 27.629.000 personas, refleja, como en
trimestres anteriores, que el problema de empleo estructural que tiene la
Argentina desde hace décadas no se resuelve de un día para el otro, de un
trimestre a otro, y tampoco de un año a otro. Hay, por lo menos, 2.814.000
personas con problemas de empleo si se cuentan a los desocupados y a los que
están ocupados, pero demandan más empleo.
A la ola de
despidos que se vivió en los primeros meses de 2016, cuando el presidente Macri
iniciaba su mandato, siguió una recuperación del empleo que hoy muestra una
leve mejora de 0,4 puntos con respecto a la desocupación del cuarto trimestre
de 2016. "Hay mucho para hacer en materia de empleo, no estamos para
festejar", dijo un funcionario cercano a la cartera laboral. Porque no se
puede hablar de victoria cuando existe un 34,4% de personas que trabajan en la
informalidad sin ninguna de las garantías de la ley de contrato de trabajo. Un
problema mayúsculo que siempre puso sobre la mesa el exministro de Trabajo
Carlos Tomada.
Sin avances ni
retrocesos
"Las
variaciones en la tasa de desocupación que hemos visto desde 2016 hasta ahora
(es decir, después de su normalización) son ascensos y descensos. Notamos que
hay comportamientos que por ahora se vienen dando regularmente". Sandra
Duclós, a cargo de la Dirección de la Encuesta Permanente de Hogares, se
refiere a que entre el último trimestre de 2016 y el mismo período de 2017 la
desocupación es menor, mientras que la misma comparación en el segundo y el
tercer trimestre de cada año la tasa era mayor (el primero de 2016 no entra en
la EPH).
Igual que en el
empleo, también la pobreza responde a causas estructurales. Las últimas cifras
del Indec dieron como resultado que un 28,6% de la población, en el primer
semestre de 2017, era pobre. Son 7.838.000 personas, la mitad de ellos, niños.
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