Cuando arranquen los nuevos aranceles de Estados Unidos a las
importaciones de acero del 25% al acero y 10% al aluminio, la Argentina quedará
exenta, al menos por 30 días, junto con Brasil, Corea del Sur, Australia y la
Unión Europea, de la penalidad que apunta más que nada a afectar a China y
países que triangulen envíos hacia ese mercado. El representante de Comercio,
Robert Lighthizer, informó a la Comisión Financiera del Senado que la
administración de Donald Trump decidió "frenar la imposición de aranceles
con respecto a esos países", en virtud de que están en marcha negociaciones.
De tal modo, la excepción será temporal, mientras se sigue analizando el
impacto. Los airados reclamos de países aliados de los norteamericanos sobre la
forma en que se anunció la medida tuvo efecto, y obligó a repensar la
situación. El problema surge por la sobrecapacidad de producción de acero del
orden de las 700 millones de toneladas anuales, generada por los subsidios
chinos, los que a su vez provocan una caída de los precios mundiales. La Unión
Europea, por boca del ministro de Finanzas de Francia, Bruno Le Maire, sostuvo
en el marco de la cumbre del Grupo de los 20 de Buenos Aires, que era una
equivocación de Trump tratar de encarar el problema con una medida unilateral
ya que a su entender la manera es hacerlo de conjunto.
En tanto, la estrategia diplomática encarada por el Gobierno fue exitosa. Hubo
una primera charla telefónica entre el presidente Mauricio Macri directa con
Trump; luego fue a Washington el secretario de Comercio, Miguel Braun, quien
tuvo con su par Wilbur Ross una reunión de 20 minutos donde le expuso en
argumento de que ni el acero ni el aluminio argentino representan una amenaza a
la industria de su país. Y esta semana, en el marco del G-20, el ministro de
Hacienda, Nicolás Dujovne, volvió a trabajar sobre las mismas razones con el secretario
de Tesoro, Steven Mnuchin. Por último, la Cancillería y el Ministerio de la
Producción, le enviaron a Lighthizer una nota reiterando el reclamo. La nota
indica que Argentina es un "participante activo" en los esfuerzos
para combatir "el exceso de capacidad mundial de acero" y recuerda
que Estados Unidos tiene superávit comercial en la relación bilateral, por lo
que la medida agravaría el cuadro, que ya viene deteriorado cuando Ross anunció
aranceles antidumping del 72% al biodiésel.
El problema del acero es solo un emergente de un conflicto más global que
quiere plantear Trump contra China. El presidente anunció aranceles a productos
del país asiático por valor de u$d 66.000 millones con la finalidad de forzar
al gigante asiático a tener un "trato recíproco". Estados Unidos
indicó que impondrá una penalidad a los chinos al acusarlos de robo de
propiedad intelectual.
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