Por Rubén Rabanal - "Toto es la garantía.
El miedo que tiene el mercado es que pierda la interna con Sturzenegger".
La frase, premonitoria sobre la salida del presidente del Central que se
confirmaría más tarde, reflejaba ayer por la tarde el estado de ánimo que
reinaba en el mercado sobre la actuación de Federico Sturzenegger en el Banco
Central. Los entendidos del sector financiero eran más precisos aun con ese
diagnóstico: "Los operadores lo prefieren a Toto y el mercado lo prefiere
a Sturzenegger", decían.
La diferencia es evidente. En las mesas se sostenía que el Central los había
vuelto locos en los últimos días con movimientos erráticos. Los grandes
jugadores en bancos y fondos de inversión veían con más cautela y comprensión
las decisiones del más ortodoxo (por estos días) economista que rodeaba a
Macri.
Más allá de esos razonamientos, a Caputo los hombres del mercado lo ven desde
hace tiempo como la columna económica más eficiente del Gabinete, sobre todo
por la gestión de deuda que ejecutó a pedido del Gobierno y los incendios que
ayudó a apagar, como cuando sacó de la galera la colocación de los BOTE a
Templeton para completar las acciones para desactivar "la bomba de las
Lebac" el último supermartes de vencimientos.
Estos razonamientos no rebotaron en las paredes de la Casa Rosada sino que
ingresaron hace tiempo. El 6,4 % de la depreciación de ayer (que llevó la caída
a 50% en este año) llevó la necesidad de una decisión de Macri al límite: ya no
se hablaba solo de una profunda crisis de confianza del Gobierno frente a las
reformas que debe llevar adelante, sino también de un problema de mala praxis.
Sea por esa razón o por los choques que el Central venía manteniendo con los
criterios de Luis Caputo, que ayer lo reemplazo, Nicolás Dujovne y directamente
con Marcos Peña, la decisión fue tomando cuerpo esta semana. Ayer se dio la
puntada final en la Residencia de Olivos . Sturzenegger le llevó en mano a
Macri la renuncia que ya venía anticipada por la crisis de confianza. Poco
después el Presidente terminaba de definir el cambio junto a Dujovne, Caputo,
Peña y Frigerio. Allí se decidió dar dos señales que el mercado esperaba desde
hace tiempo: avanzar con la reunificación del área económica y que Dujovne se
fusionara con Finanzas y el recambio en el Central.
Mirando a Cambiemos, tanto los radicales como Elisa Carrió, aún enojadísima por
la acción de último momento del Gobierno para garantizarse que la ley de
despenalización del aborto se aprobara en Diputados, apoyaron la decisión. De
hecho la venían analizando desde hace tiempo y, se sabe, Caputo contaba con la
bendición de todos.
La música de fondo a esa decisión viene con antecedentes muy recientes sobre el
pensamiento de Caputo que habrá que seguir muy de cerca desde hoy. El nuevo
jefe del BCRA le ha dicho recientemente a banqueros que un dólar de mucho mas
de $25 es "un disparate"; hace 48 horas anunció que una vez que ingrese
el préstamo del FMI tendrá u$s7500 millones para subastar en el mercado,
absorbiendo pesos para rescatar Letes. Esa tarea ahora quedará en manos de
Santiago Bausili que quedará como secretario de Finanzas, pero se presume que
ejecutará el plan que armó su ahora exjefe.
Más allá de las medidas una realidad terminó de convencer a Macri de pedirle la
renuncia a Sturzenegger: el problema de confianza del mercado que no paraba de
liquidar activos en pesos para llevarlos al exterior en dólares parecía ya no
tener solución con el esquema que rigió hasta ayer.
Queda pendiente solucionar un punto conflictivo: como le explicará la Casa
Rosada a Christine Lagarde que el BCRA será todo lo independiente que se le
prometió en el memorando de entendimiento con el FMI. Frente a la crisis de los
últimos días algunos, peligrosamente, creen que esas son solo minucias.
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