Por Leandro Gabin - Maurico Macri escuchó al mercado y actuó en consecuencia:
Federico Sturzenegger ya sufría de una alta desconfianza que,
para el mundo inversor, resulta letal.
Sus erráticas intervenciones en la plaza cambiaria enfurecían al Palacio de Hacienda y
a la Jefatura de Gabinete.
Esto, sumado al incumplimiento de las metas de inflación (que
el mismo BCRA se había impuesto) y a la desconfianza de buena parte del
"ala política" terminó por eyectarlo del cargo.
El ahora ex titular del Central reconoció en su carta de
renuncia dirigida al Presidente que su credibilidad se había deteriorado notablemente.
La respuesta de Macri no tardó en llegar: designó en su lugar al
hombre más respetado por el mercado financiero, con la clara finalidad de que el BCRA
recupere la confianza perdida.
En rigor de verdad, Luis "Toto" Caputo no es un banquero central. Nunca lo fue. El
ex Deutsche Bank es 100% trader.
Se hizo de un nombre intachable en el mercado a partir de su notable habilidad para elegir qué
activo comprar o vender y el momento ideal para hacerlo.
"Pokerear" a los inversores que estaban del otro
lado del mostrador es lo que mejor sabe hacer.
El talento de Caputo es indiscutido en este campo pero, para el Presidente, su nombre representa más que eso: es la última
carta que tiene para recuperar la confianza perdida.
El ahora titular del Banco Central es un viejo conocido en los circuitos
financieros internacionales.
Hasta hace poco pudo conseguirle a Macri los dólares que este último necesita para pagar el
gradualismo fiscal. Antes de eso, fue clave en la resolución del juicio por la
deuda.
Por su eficiencia, Caputo es considerado el "Messi" del equipo
económico.
Es el primo-hermano del mejor amigo del jefe de Estado, Nicolás Caputo, todos con pasado en el colegio Cardenal Newman.
Tras el desplazamiento de Sturzenegger, se cree que el mercado tomará positivamente el ascenso de
"Toto".
"Al menos, podrá ayudar para estabilizar al dólar y detener la
sangría que estamos viendo con los bonos afuera", señala a iProfesional el
ejecutivo el ejecutivo de una boutique financiero que opera en el exterior.
Este directivo está convencido de que, en momentos de alta turbulencia,"cualquier
cambio es mejor al hecho de no reaccionar y quedar como estábamos".
En el mercado se cree que el dólar abrirá menos presionado y
que habrá un repunte de los bonos. Pero que sólo se ganará tiempo, tan solo
eso.
En otras palabras, que habrá que dejar pasar un largo período antes de
poder determinar si el Gobierno pudo finalmente revertir la desconfianza
inversora.
Hasta que eso ocurra, la palabra volatilidad aparecerá varias veces en
cualquier informe financiero. En este sentido, este jueves hubo un fuerte
desplome de los títulos públicos en Nueva York, de hasta un 4,60%.
Como si esto fuese poco, se dispararon los seguros
"anti-default" contra la Argentina, a 410 puntos. En la jerga financiera se los
conocen como Credit Default Swap (CDS) y les permiten a los inversores cubrirse
ante incumplimientos.
En el terreno de los bonos, el mayor derrape lo tuvo el Bonar 2025.
Se trata de un título en dólares bajo legislación argentina.
Su desplome, del 4,66%, fue seguido por el del Global 2048 (ley Nueva York), cuya baja fue del 3,68%.
El clima de incertidumbre llevó a que los títulos albicelestes tengan
que pagar tasas de hasta casi 9% para poder seducir a
inversores.
En tanto, el llamado "bono del siglo" (a 100 años) pasó a
rendir 8,90% y su precio quedó muy cerca de perforar los u$s80 por
cada lámina de 100.
El riesgo país acompañó obviamente el derrape de la deuda argentina: trepó a 539 unidades, cifra que significó un alza
del 6,30% en apenas un día.
¿Cómo piensa Caputo?
El ahora número uno del Banco Central fue uno de los que convenció a Macri de que había que pedirle plata al FMI. "Hay que tenerle respeto a los mercados", suele
pregonar "Toto".
Ejemplo de ello fue su propia reacción al detectar que el clima
internacional se estaba complicado para la Argentina: en enero consiguió u$s9.000 millones de
financiamiento. Es decir, antes de que subieran las tasas en los Estados
Unidos.
Más acá en el tiempo, hizo una jugada magistral cuando emitió
bonos en pesos por el equivalente a u$s3.000 millones en forma casi
directa a Templeton.
Fue a mediados del mes pasado cuando, en plena disparada del
dólar, Caputo organizó esa emisión para mostrar que el país
tenía acceso al crédito.
"Conseguir financiamiento en el peor día de los mercados globales
es un voto de confianza para el presidente Macri y la economía", dijo Caputo, mostrando que
tiene la camiseta bien puesta.
El ex Finanzas es más proclive a tener una visión de mercado. Es decir, es partidario de que si el dólar está atrasado
hay que dejarlo correr. Cree que no es conveniente que se atrase.
Claro que estos postulados se pondrán a prueba cuando esté sentado en el
directorio y tenga que manejar la abundante mesa de dinero oficial.
No obstante, sabe que al Tesoro le sirve un tipo de cambio competitivo en este nuevo esquema en el
que deberá vender los dólares del Fondo para pagar el gasto público.
Será clave con quiénes se termine juntando Caputo, luego de la salida de
del directorio de Sturzenegger.
La mesa chica desaparece (Demian Reidel, Mariano Flores
Vidal y Agustín Collazo) y el único sobreviviente es Lucas Llach,
que seguirá como vice.
Se especulaba con el reingreso de Vladimir Werning, un ex JP Morgan, quien quedó afuera en el rearmado de la Jefatura de
Gabinete pero que tiene buenos lazos con Quintana y Lopetegui.
Otro que suena es Pedro Lacoste, ex Central que estuvo con Alfonso
Prat Gay en Hacienda.
La lista también incluiría a otros ex banqueros de inversión, hombres de
confianza de Caputo en este barco en el medio la tormenta.
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