Por Jorge Herrera - La corrida cambiaria parece, por ahora, encapsulada
en el ánimo de los grandes inversores, locales e internacionales. Desde
que comenzó la "turbulencia" cambiaria que implicó ya una pérdida de
reservas de casi u$s11.000 millones y el pedido de auxilio al Fondo Monetario,
la evolución de los depósitos privados pareció mantenerse al margen de los
acontecimientos. Ello se refleja en las estadísticas oficiales que dan cuenta
que las colocaciones privadas crecen, en promedio mensual, a una velocidad del
26% interanual. O sea, en torno a los últimos datos de la inflación. Por un
lado, se observa que los depósitos en pesos en mayo, cuando recrudecía la
corrida, crecieron un 28% interanual mientras que las colocaciones en dólares
(expresadas en pesos por el BCRA) lo hicieron al 66%. En cuanto a junio, a lo
largo de la primera quincena los datos oficiales permiten estimar un crecimiento
del 26% interanual de los depósitos en pesos y del 78% por el lado de los
nominados en dólares. Estas tasas de crecimiento implicarían una variación en
términos absolutos de $23.000 millones por el lado de los nominados en pesos y
de más de $42.600 millones entre los nominados en dólares. En tal sentido, se
destaca la performance de los depósitos a plazo fijo no ajustables por CER/UVA
que en mayo implicaron un crecimiento promedio mensual de $25.300 millones,
mientras los ajustables lo hicieron en $2.000 millones. Solo los depósitos en
caja de ahorro acusaron cierto impacto, más allá de la estacionalidad de las
cuentas sueldo.
Pero lo importante que hay que destacar es que, por el momento, no se observa
ningún traspaso significativo de depósitos, tanto entre distintas colocaciones
(como por ejemplo de depósitos a la vista y cajas de ahorro a plazos fijos o
viceversa) ni entre monedas, es decir, de pesos a dólares. Hubo claro algunos
ajustes, sobre todo, en los argendólares.
Es un tema clave ya que en la medida que mantengan encapsulada la corrida al
mercado cambiario y no se traslade a los depósitos (o sea, sobre los bancos)
tanto el daño como la resolución de la crisis seguirá acotada. Claro que todo
esto se da en un contexto en que la demanda de dinero muestra signos de
agotamiento, con caída en el crecimiento del agregado M2 y en menor medida en
el M3 (incluye plazos fijos). Si bien las tasas de interés ofrecidas a los
ahorristas se adaptaron en forma amarreta, a la nueva realidad de la tasa de
referencia del 40% anual, esto tampoco actuó como un señuelo para retener o
captar nuevos depósitos. Las expectativas inflacionarias y las devaluatorias
saltaron y con ellas los cálculos de los ahorristas. Nadie quiere quedar
expuesto a un dólar más alto. Pero tampoco se ve, por ahora, una tradicional
estampida de antílopes. Esto no deja de ser una buena noticia, sobre todo, por
la vulnerabilidad macro.
|