Por Claudio Zlotnik - En los próximos días, el triunvirato de la
CGT hará una fuerte ofensiva contra el Gobierno: reclamará
que se suspendan los despidos, por lo menos hasta fin de año.
Lo hará como respuesta a lo que los gremialistas consideran una pasividad de la
Casa Rosada frente a la crisis. Y en reacción a lo que, señalan, fue una
provocación del lado oficial: la convocatoria inconsulta a una cumbre con los
empresarios.
Los gremios más combativos -con Camioneros a la cabeza- vienen reclamando que
la cúpula de la CGT active un plan de lucha. Critican con suma dureza al
triunvirato (Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña) por su "buena
onda" con Mauricio Macri.
Por eso, en un contexto de tensión con la Casa Rosada, los tres líderes cegetistas deliberan si no vale la
pena plantear directamente una medida de fuerza.
Además de la relación con Macri, el triunvirato pondera la pelea de poder
interna, con un Hugo Moyano con una postura ahora mucho más firme en el plano
político y sindical, aunque atento a los vericuetos judiciales por las
denuncias hechas por el Gobierno.
Los triunviros de la CGT están seguros de que el llamado de Jorge Triaca para
compartir una mesa con funcionarios y empresarios tuvo una única razón: la
intención de firmar un documento de "esfuerzos mutuos" que establezca
que los gremios admiten cambios en las relaciones laborales.
"Nos llaman para que firmemos la flexibilización. Están locos. Que se
hagan cargo de la crisis. Que los empresarios, que son los poderosos en esta
relación, pongan el pecho a las balas", enfatiza indignado uno de los
líderes sindicales ante la consulta de iProfesional sobre la
convocatoria oficial.
El enojo de los gremialistas es porque entienden que el Ejecutivo los
"viene operando" a través de la prensa en lugar de encarar un
"acuerdo marco" para evitar una ola de suspensiones y despidos.
Justamente, alegan, "el Gobierno toma ese atajo político justo cuando
vemos que han aumentado los rajes".
En el análisis de los hombres de la CGT, el reclamo de una suspensión de los
despidos no es solamente una reivindicación de derechos.
Hoy, más todavía, es una cuestión política. Un golpe donde más le duele al
oficialismo ya que coloca en agenda pública un tema sensible y sobre el que
Macri ya pagó costos.
Fue hace dos años cuando vetó la ley de
"Emergencia Ocupacional" que prohibía las cesantías por 180 días e
imponía la doble indemnización, con excepción de trabajadores que
iniciaran sus tareas con posterioridad a la entrada en vigencia de la ley.
Era otra época. En mayo de 2016, Macri gobernaba desde hacía unos pocos meses y
su poder (incluso de persuasión) era más sólido. Hoy día, en medio de la crisis
y con empresas con planes de achicamiento, le costaría hacer más valer sus
convicciones, advierten los gremialistas.
La doble indemnización fue establecida en 2002 y estuvo vigente hasta 2007, si
bien el porcentaje de la segunda indemnización fue bajando con los años y
terminó siendo de tan sólo la mitad adicional a la original.
Eran otros tiempos. La economía salía
del infierno, con 25% de desempleo y más del 50% de pobreza. Se imponían
medidas para la recomposición del tejido social.
Se trataba de iniciativas que acompañaban otras -como la implementación del
plan Jefas y Jefes o directamente aumentos salariales por decreto- que
sirvieron para aplacar los efectos de la mayor crisis de la historia argentina.
La ley vetada por Macri hace dos años, de emergencia ocupacional, establecía la
prohibición de los despidos o suspensiones sin causa justa, tanto en el sector
privado como en el sector público.
La norma alcanzaba a todos los trabajadores, sin importar la modalidad
contractual.
"A nosotros no nos importa si sale por ley o por decreto. La emergencia
laboral existe. Tenemos una crisis y no podemos quedar como si no
existiera", afirma a iProfesional uno de los referentes de la
CGT.
Se lo escucha enojado. "Están jugando con
fuego. Exponen al Presidente de manera innecesaria", desliza. Se
refiere, claro, a la mano blanda con que la central obrera trata al
Ejecutivo.
En definitiva: los sindicalistas se sienten destratados por la Casa Rosada.
Por otro lado, y ya en un plano menos anecdótico, el triunvirato cegetista
siente la presión del sector sindical más duro. No sólo por el lado de la CTA,
una rama históricamente más combativa, ligada al kirchnerismo.
El agobio del triunviro viene por el lado de la familia Moyano. El hijo de
Hugo, Pablo, pugna por llegar a la jefatura de la central obrera junto con el
bancario Sergio Palazzo.
Su propuesta de una CGT más dura en los
reclamos por la crisis va ganando espacioa medida que perduran los
problemas económicos.
Despidos
El telón de fondo luce complicado. El escenario laboral empeoró en los
últimos meses y de ahí el enojo de los sindicalistas.
Sienten que el Gobierno los deja al
desamparo político a pesar de su acompañamiento en medio de la crisis.
Algunas cifras ilustran a la perfección el momento actual:
1.- Las cesantías y suspensiones del mes pasado duplicaron las de julio 2017
(6.588 casos contra 3.199)
2- Ocho de cada diez desplazados
trabajaban en la industria.
3.- Uno de cada cinco casos de pérdidas de empleo industrial en el último
trimestre correspondió a plantas o a talleres que directamente cerraron sus
puertas, de acuerdo con CEPA (Centro de Economía Política Argentina)
4.- Uno de los rubros con más cesantías
es el textil. Según la última edición del Semáforo de la Indumentaria
Argentina (de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria), se
destruyeron 3.761 puestos entre el cuarto trimestre 2017 y mismo período 2016
(8,1% del plantel total)
5.- De acuerdo con datos del ministerio de Trabajo, en los cuatro primeros
meses de este año se destruyó la friolera de 94.500 puestos en blanco. Aún
faltan datos de los últimos tres meses, pero todo indica ese guarismo se
incrementó y bastante.
6.- Otro dato oficial: según la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) del
Ministerio de Trabajo entre 3.000
compañías, los resultados muestran el peor nivel desde 2014: los
empresarios no piensan en otra cosa que no sea achicar costos
7.- El relevamiento de Trabajo revela que la mayoría prefiere esperar que se
estabilice la situación económico-financiera antes de contratar personal
Luis "Toto" Caputo sabe que esto es así: "Hoy día, lo más importante es garantizar la
estabilidad. En nada va a cambiar si el BCRA tiene la tasa en 45% o
50%, lo más importante para que una Pyme obtenga financiamiento es la
estabilidad".
"Si no garantizamos estabilidad no importa la tasa, a las Pymes no le van
a prestar. Si no hacemos las cosas bien los bancos no van a hacerlo",
agrega.
El Gobierno pulsea contra un mercado financiero alterado y en busca del tipo de
cambio de equilibrio. También pugna para que las expectativas internas mejoren,
tanto de empresarios como de consumidores.
Respecto de estos últimos, los últimos datos de varias consultoras que miden la
confianza muestran que se encuentra tan
baja como la del arco empresarial.
Sin confianza no hay chances de salir de la crisis, razonan los funcionarios.
Coinciden los gremialistas. Pero en la CGT se niegan a ser los únicos que se
ajusten a la nueva realidad.
Por eso desestimaron la repentina invitación de la Casa Rosada. Mientras
atienden la propia disputa de poder entre las cuatro paredes de Azopardo 802.
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