Con
bajo perfil y sin hacer mucho ruido el Ministerio de la Producción ha ido
adoptando a lo largo del año algunas medidas que procuraron ser un dique de
contención para las importaciones. Se trata de una serie de exigencias técnicas
y etiquetados que tienen que cumplir los productos elaborados en el territorio
nacional y los importados. Tales medidas no pueden ser cuestionadas a nivel de
la Organización Mundial del Comercio (OMC) por algún país afectado, porque se
exigen tanto a los bienes locales como a los extranjeros. Tal vez, la
diferencia se pueda notar en el celo que las autoridades de Comercio puedan
poner en hacerlas cumplir a las empresas locales, y a los importadores.
Los sectores involucrados son la producción de algunos bienes de aluminio, los
eléctricos, calzado, muebles y colectores solares. Desde enero las autoridades
han aplicado ocho resoluciones que en el comercio internacional se las denomina
paraarancelarias.
El pasado 12 de setiembre se emitió la Resolución 3/2018 sobre calidad de tubos
de aluminio sin costura, que se usan para la elaboración de envases. El 30 de
agosto, se emitió una norma de igual tenor para colectores solares y sistemas
solares compactos, en la que se indica que las empresas deben ajustarse a
determinadas normas de calidad.
El 16 de agosto los beneficiados fueron los fabricantes locales de muebles de
tableros planos, a quienes se les comenzó a exigir normas de etiquetados. La
producción artesanal quedó excluida.
Un día antes se emitió la 484/2018 sobre mobiliario en general, donde se
determina nuevas exigencias de calidad e información a los consumidores, y se
excluyen productos que se usan para el transporte, y en la elaboración de
escaleras.
El 10 de agosto fue el turno de la industria del calzado, uno de los sectores
que fue más afectado por las importaciones desde Brasil, mientras que el 15 de
mayo se aplicaron nuevos requisitos a fabricantes e importadores de cubiertas y
cámaras para bicicletas.
En marzo se aplicaron medidas para barras y perfiles de aluminio y para
productos eléctricos de baja tensión como veladores, enchufes y cables, que se
producen localmente, pero que enfrentan fuerte competencia desde China.
En los primeros siete meses de este año las importaciones sumaron u$s41,072
millones con un incremento del 11,3%, aunque devaluación por medio, ese
incremento ha sido desparejo. En enero subieron 32,1% interanual, mientras que
en junio solo 2,2%. Inclusive, en junio habían descendido 7,5% interanual.
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