Por Jorge
G. Herrera - Hace más de una década que los amantes brasileños del libre
comercio debaten la salida del bloque del Mercosur. Desde el advenimiento del
ahora presidente electo, Jair Bolsonaro, los ideales aperturistas volvieron a
florecer. Sin embargo, a pesar de la rica historia proteccionista, en los
últimos días surgieron señales en derredor del seno del equipo económico
triunfante que dan que pensar que algo se está gestando, en términos de la
promocionada apertura de la economía brasileña. Lo cual huelga señalar impactará
sobre el Mercosur y por ende en la industria argentina.
Es que comenzó a circular en medios periodísticos brasileños que el equipo de
transición está trabajando sobre tres proyectos para la liberalización del
comercio, las cuales tienen como común denominador la reducción, voluntaria y
unilateral (es decir, sin exigencia de contrapartidas) de los aranceles de
importación para diversos productos. Al parecer la idea que prima es que los
aranceles de todos los bienes importados se reduzcan en cuatro años, con
valores proporcionales a las tasas actuales. Sin duda, todos esperarían que la
voz de las poderosas gremiales empresarias, la Confederación Nacional de la
Industria (CNI, una especie de UIA nacional) y la Federación de las Industrias
del Estado de San Pablo (FIESP, la UIA paulista) se hicieran oír, a pesar que
tienen algunos intereses contrapuestos. Sin embargo, lo que más sorprende es
que la CNI admitiría estudiar el tema aunque preferiría una apertura vía
acuerdos comerciales.
Ahora bien "que la CNI acepte una apertura, es algo sorprendente porque
siempre ha sido proteccionista, que apoye propuestas de libre comercio es algo
fuera de lo común", señala el economista Juan Soldano Deheza, exjefe de
gabinete de la embajada argentina en Brasilia. Al respecto días atrás el
titular de la CNI, Robson Andrade le dijo al diario Estado de San Pablo:
"Estamos a favor de la apertura, siempre que sea por medio de acuerdos
internacionales".
De acuerdo a los trascendidos si prospera una reducción de los aranceles, sería
gradual, y de la mano de una reforma tributaria. Esto último apuntaría a
mejorar la competitividad y el clima de negocios. Con relación a las tres
propuestas sobre las que está trabajando el equipo de Bolsonaro, la más amplia
es la que coordina la economista y directora del Centro de Estudios de
Integración y Desarrollo (CINDES), Sandra Ríos, gestada por un equipo que se
conformó en 2015 entre los que se destacan técnicos de la talla del actual
presidente del Banco Central, Ilan Goldfajn. Esta iniciativa apunta a que los
aranceles de todos los bienes importados se reduzcan en cuatro años. Los
productos que actualmente se gravan entre un 20% y un 35%, como el caso de los
electrodomésticos, automóviles y confecciones textiles, pasarían al 15%.
Mientras que los que tienen un arancel del entre el 15% al como algunos bienes
de capital, pagarían el 10%. Los aranceles de entre el 5% al que alcanzan por
ejemplo a productos siderúrgicos caerían al 5% y, a cero en el caso de materias
primas. La hipótesis de máxima de esta propuesta es que alcance a todos los
productos. A partir de ahí comienza la pulseada con los lobbies sectoriales.
Cabe recordar que una rebaja unilateral de los aranceles es vetado por el
Mercosur.
Hay un segundo proyecto, elaborado por profesores de la Fundación Getúlio
Vargas (FGV), que propone comenzar el recorte arancelario por los bienes de
capital e informática, lo que podría hacerse dentro de las reglas del Mercosur.
También prevé la reducción arancelaria sobre los productos siderúrgicos. Los aranceles
se reducirían también gradualmente hasta llegar al 4% en 2021, en línea con el
promedio mundial. En la actualidad van del 8% al 35% para bienes de capital,
del 6% al 25% para informática y del 8% al 14% para el sector siderúrgico.
La tercer propuesta, pergeñada por la Secretaría de Asuntos Estratégicos del
gobierno Temer, impulsa un recorte al 4% hasta 2021, del arancel de importación
de bienes de capital, de informática y telecomunicaciones (no incluye
siderúrgicos). También defiende que Brasil proponga la reducción del Arancel
Externo Común (TEC) del Mercosur y la eliminación total de aranceles en el
comercio entre los países del Mercosur y la Alianza del Pacífico.
Si prospera alguna de estas iniciativas aperturistas implicaría cambiar el
acuerdo del Mercosur a una zona de libre comercio. Porque lo que hoy es una
unión aduanera (el Mercosur) con un arancel externo común pasaría a ser una
zona de libre comercio donde cada país fijaría los aranceles para los distintos
bienes importados.
Vale señalar que, de todos modos, esto debería pasar por el Congreso. Pero si
un país denuncia unilateralmente el tratado sale de la unión aduanera. Todo
esto denota que algo se está cocinando en este tema. En el caso de Argentina no
sería inocuo. Es más, sectores como el automotriz y autopartista, serían entre
los que más sufrirían. De modo que los acuerdos sectoriales se caerían.
Mientras que para Uruguay y Paraguay, que prefieren tratados bilaterales, no
sería tan grave.
El alineamiento de Bolsonaro con EE.UU., o sea, Trump, denota que se impulsará
algún cambio.
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