Por Claudio
Zlotnik - Nicolás Dujovne le está haciendo la puesta a punto a una
estrategia que, según cree el ministro, se convertirá en un verdadero golpe de
efecto en la City porteña y también en Wall Street. Así se lo transmitió a
algunos de sus colegas en el Gabinete nacional.
Se trata de un plan para emitir títulos de deuda
en pesos, con el objetivo de hacer un colchón con los dólares que vaya
desembolsando el FMI.
De hecho, el titular de Hacienda ya
analizó su estrategia con algunos bancos líderes,
a quienes necesitará para que el plan tenga éxito.
La idea pasa por desempolvar un
antiguo proyecto en el mundo de las finanzas: la formalización de los
"market makers" (hacedores de mercado), cuya
reglamentación se implementó a comienzos del gobierno de Mauricio Macri.
Los "hacedores de mercado"
tienen la obligación de asegurar la liquidez en elmercado secundario.
En este caso, de los bonos en moneda local que lance el Gobierno. También
deben salir a suavizar las fluctuaciones de los precios.
El plan de Dujovne luce atractivo desde el punto de vista de las finanzas del
país: emitir bonos de deuda
en pesos para cubrir los vencimientos del próximo año y, de esa manera,
guardarse los dólares que vayan ingresando con los desembolsos del FMI.
El funcionario
luce entusiasmado. Está confiado en que este plan derramará optimismo en el mercado local
y en Wall Street.
El
ministro supone que esta incursión se interpretará como el primer paso hacia la
regularización de los mercados. Hacia el regreso de la Argentina
al circuito de deuda voluntaria que se clausuró a comienzos de 2018, y así ya
no depender 100% del financiamiento del Fondo.
En los hechos,
este diagrama figura en el último acuerdo con el organismo. Y también forma
parte de las exigencias "de palabra" del staff del FMI hacia los
funcionarios argentinos.
Los resultados
iniciales del último plan de estabilización están rindiendo frutos. Esa
satisfacción fue reconocida por Dujovne en su último viaje a Nueva York. Y
también en los distintos encuentros que mantiene con las delegaciones de
inversores que lo visitan en su despacho.
Dujovne cree que, tras un año durísimo por la explosión y severidad de la crisis,
ha llegado el momento de asegurar ese ordenamiento. Además, que lo concretará
en sociedad con Guido Sandleris, su alter ego en el Banco Central.
Así como el
titular del BCRA tiene en sus manos el diseño de la curva para ir bajando las
tasas de interés, Dujovne prioriza el cumplimiento de las metas fiscales y la
recomposición del mercado de
la deuda.
"Es la primera vez en muchos años
que seremos capaces de prefinanciar los vencimientos del año siguiente", se
entusiasma el ministro cuando comparte el programa.
El dato no es
menor: los dólares prestados por el FMI cubrirán los vencimientos de la deuda
de lo que resta de este año y del 2019. Pero, de ahí en más, el esquema se
tranforma en una especie de "arreglate como puedas".
Los financistas
están muy atentos a esa situación.
Vencimientos encadenados
En concreto, los
desembolsos del FMI se compactan básicamente entre este año y el próximo:
- En 2018, u$s28.400 millones
- En 2019 (electoral), u$s22.800 millones
- En 2020 (nuevo gobierno), u$s5.900 millones (contra u$s20.700 millones a
pagar por vencimientos)
Los compromisos
de deuda se abultan para los años siguientes:
- En 2021, u$s21.900 milllones (sólo u$s6.500 millones son con el Fondo)
- En 2022, u$s35.300 millones
Está
claro que, por ahora, no hay ninguna fuente de dólares para esos años.
Precisamente, ese es el
panorama desolador que miran los financistas, que se preguntan de dónde
sacará el dinero la próxima administración. Nadie lo sabe. La incertidumbre es
total, y esta es la principal causa por la cual el riesgo país se quedó en
niveles elevados.
En
vista de ese escenario, Dujovne tomó la decisión de diseñar un plan para armar
un colchón. Por ahora modesto.
Para 2019, las cuentas son así:
- Los vencimientos
por deuda suman $377.000 millones y u$s24.200 millones, incluyendo los
compromisos por los bonos (Global 19; Bonar 24; las Letes y el Repo con los bancos).
- Por el lado de
los ingresos, el FMI desembolsará u$s22.800 millones, a los que se sumarán
u$s6.000 millones de organismos internacionales y un saldo de este año por
otros u$s5.400 millones
- Pasando en limpio: para 2019 al Gobierno le "sobran" u$s10.000
millones entre lo que enviará el FMI y los vencimientos en "moneda
dura".
Esos u$s10.000 millones podrían ser vendidos en
el mercado y
así pagar los pasivos en pesos.
Pero (y
aquí aparece el plan Dujovne), la idea es salir al circuito con títulos en
pesos y guardarse aquel sobrante "verde" para cuando haya que
afrontar vencimientos de 2020, por ejemplo.
Para "largarse" al mercado sin
que se vuelva una pesadilla, el programa contempla la formación de "market
makers", comentado más arriba.
Es lo que ya se negocia con algunos bancos líderes.
Y el secretario de Finanzas, Santiago Bausili, ya sondeó la opinión de bancos de
inversión referentes en Wall Street.
Armando el menú
El diagrama
cuenta con el respaldo del FMI, cuyo staff viene insistiendo en la necesidad de
que Argentina retorne cuanto antes al mercado de
crédito voluntario.
Todavía no están seleccionados los activos en
pesos que formarán parte del menú. Lo que sí existe es el objetivo de estirar
los plazos; y por eso se piensan lanzar títulos atados a la
inflación.
Entre las
alternativas que se explorarán figuran los papeles de entre seis meses a un año
de plazo. ¿A qué tasa de interés? En la City creen que podrían rendir el equivalente a
Badlar más un rango de entre 3 y 5 puntos. El último
viernes, la Badlar (rendimiento de los plazos fijos superiores al millón de
pesos) ascendía al 52% anual.
Es decir, los nuevos bonos en moneda local
deberían ofrecer (a valores de hoy) entre 55% y 57% anual. Nada mal
en relación con la previsión de inflación minorista para los próximos 12 meses,
que asciende al 30% según el último relevamiento del Banco Central entre las
consultoras de la City porteña (REM).
Semejante
rendimiento le permitiría al Gobierno a reeditar algo de "carry
trade" pero con títulos de más largo alcance y emitidos bajo el paraguas
de los "market makers", que deben asegurar la liquidez y sostener los
precios de esos bonos.
El lógico riesgo
que se corre con este esquema radica es el "crowding out". Es decir,
el desplazamiento de crédito que podría dirigirse hacia el sector privado.
En el Gobierno
quitan dramatismo, con un argumento que suena lógico: "El peor escenario
es que no salgamos al mercado.
Que nos quedemos quietos dependiendo del FMI. Todos sabemos -el mercado y
nosotros- de que esa estrategia tiene patas cortas", dice la fuente.
En el Palacio de Hacienda están
convencidos de que se trata de dar el primer paso hacia una normalización
financiera. Que llevará tiempo pero que, con el dólar en calma
y la tasa de interés de referencia con tendencia a la baja, se abre la chance
de abrir el juego a los bancos y
fondos de inversión.
La señal es
fuerte: la última gran emisión en pesos causó un gran quebranto a los
financistas. A mediados de mayo, el fondo Templeton adquirió u$s2.250 millones
en Botes (Bonos de Tesorería).
Por su
exposición a los bonos argentinos en moneda local, reportó pérdidas por
u$s1.250 millones. Había comprado títulos atraído por un buen rendimiento pero
la devaluación lo dejó fuera de combate.
¿Tendrá la
revancha ahora? Obviamente, se desconoce si ese fondo de inversión participará
de las próximas licitaciones. Lo que sí se sabe es que la apuesta, por lo menos
del Gobierno es que esta vez el plan salga bien. Ya no hay Plan B que pueda
servir como alternativa.
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