La inversión productiva no encuentra piso a la caída que viene
protagonizando de la mano del desplome del consumo interno, la inestabilidad
macroeconómica que no permite proyecciones certeras, las altas tasas de interés
que encarecen el acceso al financiamiento en un contexto de una ecuación de
rentabilidad bastante problemática y el parate de la construcción privada, que
dejó de traccionar. En octubre la caída fue de 16,3% interanual. Pero además la
variación intermensual libre de factores de estacionalidad demostró que el piso
aun no llegó ya que mostró un negativo de 2,3%.
Los datos surgen de la publicación del Indicador Mensual de Inversión
(IMI) que realiza todos los meses el Instituto de Trabajo y Economía de la
Fundación Germán Abdala (ITE-FGA). La dinámica de la inversión es similar a la
de la letra M: al repunte del 2015 eleccionario le siguió una caída en 2016,
luego un repunte en el también eleccionario 2017, con el protagonismo de la
construcción y la obra pública, y finalmente una caída muy pronunciada en 2018.
El informe del IMI afirmó: "En octubre la construcción tuvo una
caída de 6,4% interanual y al descenso de la obra privada, se suma al fuerte
ajuste de la obra pública". Además expresó que equipo durable de
producción, es decir la maquinaria, cayó 26,6% interanual. Y hacia adentro la
nacional contrajo 5,7% y la importada 36,6%.
Desde distintos sectores de la industria sostienen que con los niveles
de utilización de la capacidad instalada actuales, de 64,8%, difícilmente la
inversión se vaya a reactivar.
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