Por Pablo Wende
- El dólar subió ayer otro escalón en el arranque de la semana, a pesar de que
el contexto internacional se tranquilizó respecto a lo que había sido el cierre
del viernes. Pese a que durante toda la jornada operó en baja, finalmente
cerró con una suba de casi 20 centavos, a $ 43. No alcanzó que el Central
mantuviera firme la tasa de interés, que quedó rozando el 67%.
Las tasas tan altas generan cada vez más "ruido" entre los
inversores y también generan más controversias políticas. ¿Cuál es el objetivo
de mantenerlas tan altas si el tipo de cambio no acusa recibo? En otro momento,
mantener estos valores impulsaban el dólar a la baja, como pasó a partir de
octubre pasado. Pero ahora la sensación es que el antídoto contra la presión
cambiaria ya no tiene el mismo efecto.
Por ahora, el BCRA no consigue que ese aumento de los rendimientos de
Leliq se traslade a la tasa de plazo fijo. Por lo tanto, son los bancos los que
se quedan con la diferencia. Y como las entidades mantienen mucha liquidez
excedente, no tienen mayor apuro en trasladarle el aumento a los ahorristas. Por
lo tanto, ese canal de transmisión de la tasa de interés perdió efectividad, al
menos por ahora.
Todo esto sucede mientras se espera que la liquidación de los dólares de
la cosecha empiece a presionar a la baja al tipo de cambio. La semana que
viene llegará la "hora de la verdad", porque es a partir de la
primera semana de abril cuando históricamente crecen las liquidaciones de la
cosecha. Teniendo en cuenta que se espera un récord en el caso del maíz y
un excelente volumen para la soja, se espera que esa mayor oferta provoque una
caída del tipo de cambio.
Sin embargo, aún está por verse hasta dónde llegará la liquidación de
los granos y si en realidad los productores prefieren mantenerlo en silobolsas,
a la espera que se clarifique el panorama político. Muchos podrían especular,
incluso, con un aumento del dólar a medida que se acerquen las elecciones. Y
aprovechar para liquidar con un tipo de cambio más conveniente.
Este escenario de elevadas tasas de interés y un dólar muy firme están
en línea con lo sucedido con el riesgo país, que siguió aumentando hasta llegar
ayer a los 770 puntos básicos. Este indicador que vuelve a acercarse a los
800 puntos es el síntoma más claro de la falta de confianza de los inversores
en relación al panorama tanto político como económico de la Argentina.
Ayer los bonos volvieron a mostrar una fuerte debilidad, con
pérdidas que fueron del 0,5% hasta 1,5% para los títulos más largos. A
pesar de que los títulos ya rinden alrededor de 13%, son muchos más los
vendedores que los compradores. Lo único que podría cambiar este clima negativo
es que el dólar vuelva a operar en baja y habilite compras del Banco Central.
Pero este escenario, aún factible, ya no luce tan seguro como se especulaba
sólo hace un par de semanas.
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