Por Juan Pablo
Marino - El dato inflación de marzo
del 4,7% mensual, mucho peor al esperado por el consenso de los
analistas alteró - una vez más - la dinámica de la política monetaria y
cambiaria, junto con la expectativa de devaluación del peso, a partir de las
medidas lanzadas el martes pasado por el Banco Central.
Frente a nuevo derrape del IPC, que marcó un alza
anual del 54,7%, nuevo máximo desde enero de 1992, el Comité de Política
Monetaria (COPOM) de la autoridad monetaria salió a “ajustar” la parada con el
congelamiento del piso y del techo de la Zona de No Intervención (ZNI) en $
39,75 y en $ 51,45, respectivamente, hasta fin de año. Además, dispuso que
si el tipo de cambio perforara el límite inferior de la ZNI se abstendrá de
comprar dólares hasta el 30 de junio (o sea que desaparece el “piso de la
banda”).
En la rueda posterior al anuncio, el dólar reaccionó a la baja,
perforando nuevamente los $ 43 en el segmento minorista, y los $ 42 en la plaza
mayorista. Por el contrario, el riesgo país acentuó su tendencia alcista hasta
tocar nuevos máximos en la era Macri (jueves pasado).
Es por esto que las nuevas medidas adoptadas por el BCRA, complementadas
con un paquete de anuncios del Gobierno, entre los que se destaca el
congelamiento de precios en artículos clave de la canasta alimentaria y en
algunos servicios públicos, abrieron algunos interrogantes en el mercado
respecto a la eficacia de la política monetaria para contener los precios y, la
vez, ponerle un techo al tipo de cambio.
José Echagüe, Estratega de Consultatio, opina que “para que el nuevo
techo de la zona de no intervención sea creíble es necesario que la inflación
se modere en los próximos meses de manera tal de no presionar tanto al tipo de
cambio y no forzarlo a cruzar demasiado pronto dicho nivel”.
En ese sentido, sostiene que si bien en abril tanto las subastas del
Tesoro (de hasta u$s 60 millones diarios) como la liquidación de agro dólares,
pueden sostener la calma cambiaria, la “inercia inflacionaria podría seguir
pesando, frente a las paritarias, en un contexto en el que el Gobierno ya no
tiene tanta capacidad para moderar expectativas, ni tampoco le conviene hacerlo
desde un punto de vista político”.
Claro que la incertidumbre política también juega un papel clave, con
encuestas y elecciones provinciales, de cara a la fecha que mira todo el
mercado: mediados de junio cuando se definen los frentes y los candidatos.
Con la expectativa de una inflación en torno al 3,5% para abril, el
analista ubica la proyección de alza de precios de todo 2019, "levemente
por encima del 40%”. Teniendo en cuenta esa estimación, Echagüe cree que el
techo de la nueva banda se cruzaría recién a mediados de octubre
aproximadamente. “De esta manera, el BCRA fortalecería el sesgo contractivo de
la política monetaria durante un mes y medio, previo a un potencial balotaje”.
Por su parte, Nery Persichini, gerente de inversiones de GMA Capital
sostiene que “todas las medidas del BCRA endurecen aún más su postura
monetaria. El objetivo oficial es abatir la inflación, aunque la meta tácita es
ponerle un techo al tipo de cambio, el principal mecanismo de transmisión a
precios en la economía argentina”.
Por un lado, resalta Persichini, la imposibilidad de comprar dólares
hasta el fin del segundo trimestre “elimina cualquier posibilidad de emisión de
pesos incluso cuando haya un aumento en la demanda”, mientras que el
congelamiento de la banda superior “permite al BCRA anclar un poco mejor
las expectativas de depreciación, especialmente después de agosto, cuando se
espera que haya menor oferta de dólares desde el campo y una mayor demanda de
dolarización de cara a las elecciones”.
En este marco, bien vale remarcar que el límite superior de la ZNI no es
un valor a defender con todas las reservas por la autoridad monetaria, sino
que representa un nivel que activa la regla de venta de hasta u$s 150
millones diarios que permite aspirar más pesos de la plaza y reducir la base
monetaria.
En el medio, los especialistas subrayan que la velocidad con la que el
tipo de cambio alcance el límite superior será crucial en vistas de que hoy
existe una brecha de más de 20%. “Un ritmo lento y paulatino hasta junio es el
escenario ideal para el Gobierno en tanto la estabilidad del dólar mejora la
imagen del oficialismo de cara a las elecciones y la inflación se desacelera”,
expresa el gerente de GMA Capital.
Sin embargo, advierte que “si la cotización de la divisa llegara
rápidamente a $ 51,45, los resultados serían negativos tanto por el impacto
inflacionario como por una mayor dolarización de carteras”.
En tanto, según expertos de Delphos Investment, “las medidas (del
BCRA) son positivas para darle mayores chances de calma cambiaria a un Gobierno
que viene sufriendo en las encuestas de la mano de la economía y la trepada del
dólar. Abren la posibilidad a una ganancia de grados de libertad aún mayor
pre-elecciones del oficialismo. Sin embargo, los bonistas podrían mirar con
recelo ya que potencialmente puede implicar una mayor pérdida de reservas”, en
caso de que el el tipo de cambio cruce antes de tiempo el techo de la ZNI.
Al mismo tiempo, en Delphos creen que las medidas “carecen de la
potencia necesaria para contener un eventual shock cambiario y parecen haber
sido pensadas para el contexto de corrida de semanas atrás”. “La demora se
habría producido ante la necesidad de coordinar la acción con el FMI”, cuentan.
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