Por Alejandro Colle - El FMI aprobó un
aumento del límite de la posición de cambio a futuro que mantiene el Banco
Central y a partir de septiembre pasará de u$s1.000 millones a u$s3.600
millones. La medida está incluida en el texto de la 4ta revisión del
programa stand by distribuido ayer, en el que se aprueba la
performance de la economía argentina, pero al mismo tiempo se marcan los
riesgos que enfrenta el país para poder cumplir en tiempo y forma con sus
compromisos externos.
El
incremento del tope para los futuros que mantiene abiertos el BCRA aumenta
sustancialmente el poder de fuego para hacer frente a cualquier desorden en los
mercados. Se estima que la posición abierta del Central es comprada por unos
u$s3.500 millones y se concentra mayormente en los meses de agosto y
septiembre.
Con la
autorización concedida por el board del FMI, ahora el BCRA
tiene capacidad para intervenir con esos u$s3.500 millones, más otro tanto en
operaciones de venta que quedarían abiertas y se mantienen dentro del nuevo
límite.
El FMI
aprobó el desembolso equivalente a u$s5.400 millones y señaló que la Argentina
está en condiciones de hacer frente a sus obligaciones. Sin embargo, enfatizó
la necesidad de conseguir un 75% de renovación de los vencimientos de corto
plazo y, al mismo tiempo, conseguir una extensión en el maturity de
los nuevos títulos. Concretamente, renovar más de lo que vence y a plazos más
largos.
Entre los
riesgos que remarcó el FMI para el programa, sobresalen “las altas necesidades
de financiamiento”. Advierte en este punto que “si baja la confianza se
incrementarán los spreads” y advierte que “habrá dificultades para
financiar las cuentas fiscales”.
A renglón
seguido, puntualiza que eso puede conducir a “un cambio en la preferencia de
los inversores por los activos en pesos” y “generar presiones en el tipo de
cambio”, lo que a su vez tendría “impacto en la dinámica de la deuda”. Remarca
la necesidad de generar reservas de efectivo para amortiguar los riesgos de una
pérdida de confianza.
Aclara que
en porcentaje del PBI, la deuda pasó de 58% en 2017 a 86% en 2018. Y aunque de
un total de u$s334.000 millones, el 42% es intra sector público no financiero,
el 76% está denominada en moneda extranjera. También llama la atención respecto
a que las Letras del Tesoro en manos del sector privado ya equivalen a
u$s23.000 millones y que el 42% son letras en dólares.
A estos
riesgos relativos a la deuda y las necesidades de financiamiento, el Fondo suma
otro factor de inestabilidad para los próximos meses. El riesgo “se verá
exacerbado por la incertidumbre política”, a pesar de que desde la oposición se
haya asegurado que apoyarán el programa vigente.
En este sentido,
a modo de sugerencia, el FMI puntualiza que “será muy importante mantener una
comunicación clara y expresar el firme compromiso en el plan del Gobierno”,
elementos que juzga como “claves para mantener la confianza de los mercados y
el apoyo de la sociedad”.
De cara al
futuro, el organismo multilateral de crédito enfatiza que, si bien se avanzó
con la reforma impositiva de 2017, y el Pacto Fiscal redujo la carga impositiva
sobre las empresas, aún quedan por desmantelar y corregir varios elementos en la
estructura tributaria de la Argentina. “Es necesaria una reforma holística del
sistema tributario para reducir las distorsiones y mejorar la eficiencia” de la
economía.
Concretamente,
el texto de la 4ta revisión se refiere, con nombre y apellido, a los que
considera los principales impuestos distorsivos: a Débitos y Créditos bancarios
(impuesto al cheque), a los impuestos al comercio exterior (retenciones) y al
impuesto que grava el salario de los trabajadores. En este terreno sugiere,
como alternativa para neutralizar la pérdida de recursos que significaría
eliminar esos tributos, “ampliar el alcance del impuesto a las Ganancias
personales, eliminar las excepciones y las alícuotas reducidas del Impuesto al
Valor Agregado (IVA) y aumentar los ingresos de los impuestos al consumo”.
El objetivo
del FMI es que la Argentina vuelva a encender los motores del crecimiento. Para
este año redujo su pronóstico a una caída de 1,3% en el PBI. Y para 2020
recortó la estimación a 1,1%, cuando en el proyecto de Presupuesto se estima un
crecimiento del 3,5%. En el caso de la inflación, el organismo elevó a 40% su
pronóstico a diciembre próximo y para el 2020 calcula un 32,1%, mientras que el
gobierno estimó 26%.
El trabajo
elaborado por la misión encabezada por el economista italiano Roberto
Cardarelli, considera que el país puede volver a crecer a través de la
reducción de la carga fiscal a empresas, sobre todo en lo que se refiere a
inversiones en el área de energía, el desmantelamiento de los obstáculos al
comercio exterior y la negociación de más acuerdos bilaterales de libre
comercio.
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