Finalmente la
tercer misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) correspondiente al 2019,
llegará a Buenos Aires el domingo, y comenzará las fiscalizaciones de las
cuentas públicas argentinas desde el lunes. Nuevamente será el italiano Roberto
Cardarelli el jefe de los enviados, con el jamaiquino Trevor
Alleine (representante del Fondo en el país) como escudero.
Se
tratará el quinto viaje que los hombres y mujeres de Washington realicen al
país con la meta de controlar la marcha del stand by firmado
en junio del año pasado y remasterizado en septiembre del 2018. Y, por lejos,
será la más importante de todos los viajes al país. En esta misión el
Gobierno se jugará la posibilidad de recibir el tercer desembolso del año por
unos u$s5.600 millones; dinero que le servirá a Mauricio Macri para
terminar su gestión sin haber caído en default.
Luego,
quedarán sólo unos u$s1.000 millones en diciembre para completar el programa. Además,
si se repiten los resultados de las elecciones PASO, la misión que comenzará el
lunes su tarea fiscalizadora, sería la última que negociará únicamente con el
gobierno de Mauricio Macri. El próximo viaje se concretaría en noviembre,
ya con el ganador de octubre sobre la mesa. Igualmente se sabe que los
visitantes pedirán en algún momento de su gira un encuentro con los
representantes económicos que responden a Alberto Fernández, para comenzar
a tender puentes directos. Desde el búnker albertista se confirmaba ayer que,
de pedirse, el encuentro se concretará; pero sólo con la finalidad de
intercambiar visiones y números sobre la marcha de la economía. Pero que no
habrá ningún avance negociador entre las partes.
El
criterio que el principal grupo opositor mantendrá con los enviados de
Washington será que únicamente Mauricio Macri y su equipo económico,
son los habilitados para discutir metas fiscales y medidas concretas; al menos
hasta que haya un presidente electo en octubre. Hasta ese momento, sólo podrá
haber encuentros diplomáticos y de buenas costumbres entre Cardarelli y su
gente y los delegados del vencedor de las PASO. De hecho ya hubo un primer
contacto. El complicado 12 de agosto, el día en que se derrumbaron los mercados
argentinos, desde Washington llamó el director gerente para el Hemisfério
Occidental, Alejandro Werner, para hablar con Matías Kulfas, el
delegado que en ese momento nombró Alberto Fernández para
intercambiar saludos con el mexicano.
Lo
más importante de la misión que llega el domingo, será la aceptación por parte
de los visitantes de los números del primer semestre del año. Según la visión
del ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, los datos de la primera mitad del
2019 muestran un superávit primario de 0,3% del PBI, llegando a los 36.000
millones de pesos. Esto es, más que lo que se había firmado con el organismo
para este período. El problema, es que el Fondo siempre tomará también como
importantes las proyecciones futuras; las que complican seriamente el panorama
del país. Sucede que el FMI tiene en cuenta seriamente la evolución de la
inflación y de la recaudación impositiva; la que desde este mes comenzaría a
mostrar un gap casi irrecuperable para el tercer trimestre del año. Y que, en
consecuencia, empezarían a desdibujarse los resultados primarios positivos.
Tampoco
se cumplirían las metas de alza en los precios, como tampoco la promesa de
cerrar el año con un leve crecimiento de la economía. Para el caso que
Cardarelli se estanque en estas variables incumplidas, se espera que para la
que probablemente sea la última misión del FMI en el país, exista un llamado
telefónico salvador del Presidente al principal aportante del organismo; el
jefe de Estado norteamericano Donald Trump.
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