Desde esta sección,
quince días atrás, se había advertido que el lunes 12 comenzaba otro mercado.
Plagado de turbulencias. Claro que, como todo el mundo, no se esperaba
semejante sobrerreacción ante la sorpresa de las PASO. Pero ya con el daño
hecho se potenciaron las dudas e interrogantes sobre lo que viene, tanto en
materia política como económica. Hoy, pese a la temporada de liquidación
de activos financieros, no se ven aglomeraciones de oportunistas comprando
barato. Es más, se percibe más interés por salir que por entrar. Todo en “stand-by”.
Menos la diáspora en argendólares. Por lo pronto, resurgen tibiamente algunos
eventos en pos de buscar pistas. En paralelo el frente externo sigue en jaque,
con nuevos condimentos como la crisis italiana. Ya se conocieron las minutas de
la Fed con distintas lecturas sobre los próximos pasos en septiembre. Hoy los
ojos están puestos en Jackson Hole con menú completo: Powell y Draghi. En el
interín un grande, de verdad, sufre fuerte pérdidas. Vamos por parte. La
plaza cambiaria, anestesiada en los $58, escucha el silencio de los tambores, a
la espera que el clarín llame a la próxima carga. Mientras tanto las reservas
(en el ojo de la tormenta) siguen drenando. Desde las PASO cayeron u$s7.900,5
millones. Más allá de las primeras ventas netas del BCRA, las pérdidas se
atribuyen a la salida leve, pero sostenida, de los argendólares y a las Letes
no renovadas, además de pagos del Sector Público. Al respecto, para los que aún
debaten si el dólar está caro o barato, ayer el IIF destacó que este nuevo
“sudden stop” había llevado al tipo de cambio a terreno de subvaluación.
Advierte que semejante devaluación tendrá un duro impacto en la economía,
abortando toda recuperación en el segundo semestre (estiman una caída del 2,5%
del PBI este año). Claro que como contrapartida de la contracción
económica habrá un ajuste más rápido en la cuenta corriente, “con el peso ahora
subvaluado significativamente por primera vez en nuestro modelo de valor razonable”,
dice el IIF. “Nuestro modelo muestra que el impacto acumulativo de la
depreciación pasada (2018) ahora es tan grande que, incluso ajustando por una
brecha de producción sustancial, la cuenta corriente subyacente es positiva.
Esto está por encima de nuestra estimación para la posición de equilibrio de
Argentina (un pequeño déficit), lo que significa que el peso ahora está
subvaluado significativamente un 10%”. Es lo que piensa el IIF, veremos que
cree el mercado.
Una cofradía de
hombres del mercado almorzaba en un reducto de Recoleta comentando la buena
exposición que brindó el economista de Arriazu, Fernando Marengo, en el
desayuno del IAEF organizado por Delta en el Palacio Duhau, sobre la
situación económica. Infaltable, el “escocés” (conocido gestor local con
fuertes alianzas internacionales), tras su regreso de su tradicional tour por
las islas británicas destacó el alto nivel de renovación en los depósitos
(privados) en pesos del orden del 90%, aunque reconoció la caída de los
depósitos en dólares. Al viernes pasado, desde las PASO, ya se fueron
u$s1.944 millones (según el BCRA). Mientras que los plazos fijos en pesos
apenas cayeron $15.212 millones en los no ajustables y $999 millones en los
ajustables. Allí otro colega aportó el nuevo dato de la fuga: en julio,
según el balance cambiario del BCRA, el atesoramiento se elevó a u$s2.951
millones. Creció 119% frente al mes anterior y cayó 12% contra un año atrás. En
lo que va del año la “fuga” de capitales vía atesoramiento suma ya u$s13.832
millones (es casi 31% menos que en siete meses del 2018, de plena corrida).
Volviendo a la info que siempre lleva el “escocés” a estos encuentros vale repetir
una lectura externa que compartió: si hay reestructuración de deuda muy
amigable con alargamiento de plazos y apenas una mínima baja de cupón, los
bonos pueden estar más abajo ¿Por qué? Cuando las calificadoras anuncien eso
como default, hay muchos fondos internacionales obligados a vender. Otro
comensal pensó en voz alta el impacto que tendrá la reciente debacle en el tema
de mercado emergente-fronterizo. Veremos.
En otro almuerzo un
grupo de economistas, muchos exrugbiers, que hoy compartirán una cena con Los
Pumas (la Cena Anual a beneficio de la Fundación de la UAR, en el Hipódromo de
San Isidro organizada para despedir al plantel que participará del Mundial de
Japón donde siempre abundan los premios y las sorpresas) festejaban que el
mercado de futuros del dólar había acomodado las tasas (bajaron las tasas
largas mucho) quedando la curva entre 75% y 85%, arbitrada con las Leliq pero
muy desarbitrada con las Lecap que pagan más del doble. “Hoy ese arbitraje
da una tasa del 80% en dólares si se supone que se pagan las Lecap totalmente”,
explicó un comensal. Hablando de riesgos, hubo consenso en que hay
preocupación por los vencimientos de Lecap y Lecer. El próximo martes hay
licitación y vence el equivalente a u$s1.230 millones en manos privadas (en septiembre
vencen u$s3.207 millones). Lo que no gustó nada al mercado, menos a los fondos
comunes, fue la orden que dio la Superintendencia de Seguros para que las
aseguradoras inviertan solo en el Fondep para financiar a las pymes a tasa
Badlar, dejando de invertir en fondos cerrados y de infraestructura. Cuando el
agua llega al cuello, vale todo y se olvidan los modales. En fin, pese a la
sequía de eventos y visitas, hoy habrá una que puede generar rebotes. Se trata
de la III Conferencia sobre el mercado de bonos argentinos organizada por los
rusos de CBonds Congress, será en el Emperador y a salón lleno. Otro tema
que llegó a los postres fue el caso Templeton. Es que con un mercado de
deuda con rentabilidades negativas, curva de tasas invertida, y demás yerbas,
se quemaron los manuales y se encendieron las pérdidas. Es el caso de Michael
Hasenstab, que gestiona u$s115.000 millones en Franklin Templeton,
incluyendo su famoso fondo Templeton Global Bond Fund. Aunque suene
contraintuitivo, esto es bueno para los fondos tradicionales de renta fija: ya
que el precio de los bonos se mueve al revés que su rentabilidad y por ende si
es negativa los precios suben y los fondos con bonos en cartera ganan.
Siguiendo la lógica, Hasenstab (esperaba una suba de tasas) se puso corto
(bajista) en bonos del Tesoro de EE.UU. vía swaps (un derivado que se usa para
especular sobre el nivel futuro de las tasas). Esta posición era pequeña cuando
la abrió hace dos años, pero no la siguió ampliando en ese período. Así la de
Franklin Templeton es la mayor apuesta contra la deuda de EE.UU. de todos los
fondos de inversión. El fondo ya sufrió pérdidas del 4,8% en julio, y ahora le
falta computar la debacle argentina de agosto, porque incorporó deuda
emergente, sobre todo, criolla.
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