Por Pablo Wende - El cambio de
las metas monetarias que anunció el Banco Central esta semana sepultó
definitivamente el objetivo de "emisión cero" hasta fin de año. En
septiembre y octubre se anunció un incremento de 2,5% de la base monetaria,
pero no será nada al lado de lo que se viene en diciembre. Según
estimaciones que ya circulan entre analistas privados, la emisión de pesos
rondará los $300.000 millones para lo que resta del año. El 80% de esa
cifra corresponde al último mes del año.
En diciembre es
habitual que se produzca un salto en la cantidad de pesos porque aumenta
estacionalmente la demanda para pagos de medio aguinaldo, plus de vacaciones y
gastos por turismo. El año pasado el salto fue de 6% sólo en ese mes y la
decisión de no absorberlo posteriormente provocó un salto fuerte tanto de la
inflación como del tipo de cambio en marzo.
La gran incertidumbre
relacionada con la expansión monetaria que se avecina es hasta qué punto
provocará mayor presión sobre el tipo de cambio. Todo dependerá, en
definitiva de cuál sea la demanda de dinero que se registre. Si hay demasiados
pesos circulando que el público o las empresas no desean, la consecuencia es
que serán utilizados para comprar dólares. A fin de agosto, el propio
titular del Central, Guido Sandleris, había reconocido que no se cumpliría
la meta monetaria negociada con el FMI y ayer se anunció la expansión prevista
para la base en estos dos meses.
Los efectos del
paquete fiscal para la contención social
Existen varias
razones que harán "volar" la cantidad de pesos que circulan en el
mercado por la fuerte emisión que se avecina del Banco Central. Son los
siguientes:
Las distintas medidas
anunciadas desde las PASO tendrán un fuerte impacto fiscal, que se
estima en alrededor de $100.000 millones pero podría ser incluso mayor. No
se sabe con exactitud, sin embargo, porque nunca fue explicitado por el
Gobierno. Por otra parte, aquel objetivo de "déficit fiscal cero" ya
había entrado en zona de riesgo incluso antes de las elecciones primarias, aún
cuando el esfuerzo realizado por el Gobierno había sido significativo.
El uso de la famosa
"cláusula social" que estaba prevista en el acuerdo con el Fondo ya
adelantaba que el rojo de las cuentas primarias (antes del pago de intereses)
se ubicaría cerca de 0,5% del PBI, pero ahora terminará siendo mucho mayor. Sin
financiamiento en los mercados, la única opción es cubrir el bache con emisión
de pesos.
Ya desde fines de
agosto se suspendió el programa de venta de dólares diario por parte del
Tesoro. Eso le permitía al Gobierno utilizar una parte de los recursos que
había girado el FMI en el marco del acuerdo para el pago de obligaciones en
pesos. Sin esa opción disponible, el agujero de pesos para el Tesoro crece
significativamente, por lo que la única opción una vez más es cubrirlo con
pesos emitidos por el BCRA. La
posibilidad de salir a colocar deuda en pesos no está disponible,
luego del "reperfilamiento" de las Lecap y otros títulos similares.
En diciembre se
produce todos los años un gran salto en la cantidad de pesos en circulación ya
que tanto los individuos como las empresas demandan más dinero para pago de sueldos,
aguinaldos y vacaciones. Pero el peligro es que ese incremento estacional
de la base monetaria termina presionando más sobre el tipo de cambio a fin de
año.
Los vencimientos de
deuda en moneda local también representan una fuente de emisión de pesos. Una
prueba de fuego será el próximo lunes, cuando el Tesoro deba pagar $25.000
millones por el pago de intereses del Bopomo 2020. Como la deuda está casi
totalmente en manos de fondos de inversión internacionales, seguramente querrán
hacerse de dólares vía compra y venta de bonos, presionando sobre el mercado
"contado con liquidación".
El panorama se
complica todavía más por la cancelación de Leliq que están llevando adelante
sin prisa pero sin pausa los bancos. Esto obedece al retiro de depósitos
en moneda local por parte de ahorristas y empresas, aunque no se trata de
cifras muy significativas. Algunos bancos también están optando por achicar su
stock de Leliq ante el estancamiento de los préstamos en pesos y el temor a
quedar demasiado expuestos a activos del sector público. Para llevar adelante
dicha cancelación, el BCRA se ve obligado a emitir pesos lo que no sólo es
inflacionario, sino que nuevamente el gran peligro es presionar más al dólar.
El economista jefe
de Economía y Regiones, Diego Giacomini, estimó que "las
necesidades financieras hasta fin de año suman alrededor de USD 10.000
millones. De ese monto, la mitad son pesos, por lo que tenemos un peligro
muy significativo de una inflación creciente. Si no hay reformas de fondo por
parte del gobierno que asuma, es muy probable que la inflación de 2020 sea
incluso mayor que la de este año".
La consecuencia de
una expansión desmedida de pesos (por encima de lo que demanda el mercado) no
sólo generará un impacto sobre el dólar, sino que pondría en peligro el control
cambiario tal como está funcionando actualmente.
Para evitar que la
moneda sufra un salto brusco hacia fines de 2019, es posible que el nuevo
gobierno se vea obligado a endurecer todavía más los actuales controles
cambiarios, que hasta ahora fueron mucho más fuertes para las empresas que para
el público (que tiene un límite alto de compra de 10.000 dólares mensuales).
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