Desdolarizar la
economía y lograr un fuerte acuerdo social para alcanzar la
estabilidad. Esas son las dos principales propuestas del último informe de
la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), que orienta Mercedes Marcó del Pont, y que
analizó cuáles serían los principales problemas a resolver del gobierno electo
a partir del 10 de diciembre.
"Es necesario desplegar una estrategia
integral de desdolarización de la
economía como condición necesaria para avanzar en una fase sostenida de
crecimiento y estabilidad”, afirmó Del Pont; economista, investigadora y
académica enrolada en la corriente desarrollistas o estructuralista.
También, fue consltura del Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD), del Banco Mundial y
del Banco Interamericano de Desarrollo ( BID). Se ha desempeñado
como diputada nacional (2005–2008), y ha estado al frente del Banco de la
Nación Argentina (2008–2010) y del Banco Central de
la República Argentina (2010-2013) durante la presidencia de Cristina
Kirchner.
El trabajo realizado por la Fundación agrega
que "el abordaje
integral" de esta problemática debe ser parte de la agenda del
acuerdo o contrato social impulsado por el gobierno que asumirá
funciones a partir de diciembre”.
Al tener en cuenta y evaluar los objetivos del
acuerdo sectorial, el documento de la FIDE encabezada por Marcó del Pont sostiene que "el acuerdo social requiere
de un compromiso muy fuerte de la dirigencia sindical y empresarial en torno a
la prioridad de dar sustento al proceso de estabilización y recuperación del
crecimiento y el empleo".
Además, añade: "Es evidente que para que esos
objetivos sean alcanzados el pacto
social debe trascender un simple compromiso de precios y salarios”. Y
enfatiza que en esa mesa de discusión deben incorporarse otras cuestiones
vinculadas con el desempeño productivo, como la productividad y las condiciones
para la acumulación productiva.
En esta misma corriente, el informe no solo
enfatiza en la desdoalrización de la economía, sino que además alerta sobre la
persistencia de la fuga de capitales en septiembre y octubre, a partir de
la tardía y parcial decisión de establecer controles cambiarios.
“En septiembre la demanda neta para atesoramiento por parte del sector
privado ascendió a 3000 millones de dólares, valor que representa un 22% más que el promedio de los
ocho meses previos”, punto a resaltar del documento.
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