Por Daniel Sticco - La
aceleración de la inflación es muy rápida, pero la desaceleración se proyecta
muy lenta. Al menos ese es el consenso de los economistas de 61 de consultoras,
bancos y universidades que mensualmente le comunican sus pronósticos al Banco
Central, aunque rara vez se verifica “asistencia perfecta”, en general se
ubican en poco más de 50, pero en tiempos de incertidumbre como el actual,
porque se desconocen los lineamientos de la política de ingresos a partir del
10 de diciembre, se redujo a 45, igual que en el mes previo.
Una vez más, los
números más buscados fueron los de las estimaciones de inflación, tanto para
conocer precisiones sobre cómo habría terminado octubre, en torno a 4,2% en la
mediana (la variación que excluye la estimaciones extremas) y 4,4% en el
promedio simple (el Indec dará a conocer su medición el 14 de noviembre),
como principalmente para los meses siguientes.
Noviembre parece
“cantado” que volverá a arrojar un nivel mensual alto por los ajustes que el
Gobierno comenzó a autorizar en los sectores donde mantiene regulaciones
discrecionales como el 5% de las naftas; entre 6% y 8% los biocombustibles, 4%
en prepagas; recarga y abonos de celulares entre 11% y 22%; alimentos en un
rango de 12% a 14%, por el fin del acuerdo de Precios Esenciales, entre otros.
El REM anticipó
4,1%, antes de conocer esos aumentos, porque sus estimaciones fueron informados
con anterioridad, entre el 29 y 31 de octubre. De ahí que no sorprendería que
resulte levemente mayor, todo dependerá de la movilidad del tipo de cambio y de
los productos estacionales condicionados por las condiciones climáticas.
Factores inerciales
y algo más
Pero hacia
adelante, el ejercicio se torna más complejo, principalmente porque aún el
presidente electo, Alberto Fernández, no definió su equipo económico, y menos
aún las pautas que guiarán su política de ingresos desde que asuma el 10 de
diciembre.
Sin embargo, pese a
que la actividad agregada se mantiene claramente en la senda recesiva,
con mayor intensidad en este cuarto trimestre (1,4%) respecto de los 3 meses
previos (0,6%), en ambos casos respecto del período inmediato anterior, el
consenso de los economistas mantuvo la práctica de informar al Banco Central
sus proyecciones de inflación para el semestre entrante mes a mes, y también
para los próximos 2 años.
Las expectativas
mantienen un rango de inflación en torno a 4% hasta el primer mes de 2020; y a
partir de ahí proyectan una desaceleración moderada, pero sin descender del 3%.
Semejante continuidad de altas tasas de suba del Índice de Precios al
Consumidor no se registra desde 2002, cuando la economía fue afectada por la
peor combinación de acontecimientos domésticos: default, devaluación,
pesificación de ahorros y corralito bancario.
Y pese a que el
gobierno saliente comenzó a liberar precios de bienes y servicios regulados, en
las proyecciones del consenso del mercado se observa la perspectiva de
mayores incrementos en el promedio de precios no afectados por esa
circunstancia, ni por la estacionalidad, al menos hasta febrero próximo.
El escenario de
precios puede cambiar singularmente si el nuevo gobierno logra sellar como
primera política un Pacto Social con empresarios y sindicalistas, además
de los gremios estatales.
Sin embargo, eso no
podrá leerse como el camino del éxito contra la inflación, porque la
erradicación efectiva de la inflación requerirá principalmente de políticas
monetaria, fiscal y cambiaria consistentes y sustentables en largo tiempo con
ese objetivo, junto a un rápido acuerdo con el FMI para que destrabe el desembolso
pendiente de USD 5.400 millones, claves para comenzar a reconstruir la
confianza de los mercados y reactivar la producción y el comercio.
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