Por Jaime
Rosemberg - CIUDAD DE MÉXICO.- El presidente electo, Alberto Fernández, dio a entender ayer que el cepo al dólar se mantendrá más allá del 10 de
diciembre, cuando asuma el gobierno. También ratificó que "revisará"
la dolarización de las tarifas de los servicios públicos, afirmó que las
empresas energéticas "deberán hacer un esfuerzo" y reiteró que la deuda
con el FMI "hay que cumplirla", pero "sin pedirle más
sacrificios a la gente".
"El 10 de
diciembre no es una fecha mágica", enfatizó. De esa forma, luego de más de
tres horas y media de reunión con el presidente mexicano, Andrés Manuel López
Obrador, Fernández delimitó las expectativas para sus primeros días de gobierno
durante una conferencia de prensa en el Palacio Nacional de México. Fernández
se mostró entusiasmado por la "comunión de ideas" que, expresó, lo
une con López Obrador.
"Lo que
Argentina vive en materia de dólares es lo que [Mauricio] Macri produjo en
materia de dólares, y el 10 de diciembre no es una fecha mágica",
sentenció Fernández, ante una pregunta de LA NACION en la conferencia de prensa
que siguió a la reunión y el almuerzo con López Obrador. "No es algo que
se resuelva con un cambio de gobierno", aclaró poco más tarde, ya algo
ofuscado por la reiteración de la pregunta, en relación con las restricciones
cambiarias. Y culpó al gobierno de Cambiemos, que según su visión "ha
dejado que migren de las arcas del [Banco] Central decenas de miles de millones
de dólares a destinos desconocidos. No se convirtieron en obras, en ahorro, en
pago de deuda, sino en fuga de divisas", afirmó, en un argumento utilizado
durante los debates presidenciales y con Macri a pocos pasos.
En relación con las
tarifas, el presidente electo apuntó de manera equitativa contra el Gobierno y
las empresas del sector energético. "Argentina, con la carencia de dólares
que tiene... no puede ser que siga con las tarifas dolarizadas cuando el resto
de la economía no lo está", sostuvo. Habló de "revisar" esas
tarifas y reiteró que "todos deberán hacer un esfuerzo. Todos y todas.
Todas lo digo por las energéticas", agregó con una amplia sonrisa.
En cuanto al
vínculo con el FMI, que considera prioritario, el presidente electo reiteró su
vocación de pago, pero con condiciones. Pidió entonces "comprensión",
porque "no podemos seguir ajustando", y arriesgó que "ningún
país se recupera a costa del deterioro social".
En ese punto, como
en otros tantos, Fernández elogió a su anfitrión, que no pudo participar de la
conferencia porque el protocolo no lo autoriza, según fuentes del gobierno de
México. "López Obrador tiene una mirada común sobre lo que hay que
hacer", dijo Fernández, y aseguró que "se comprometió a ayudar en la
Argentina en todo lo que necesite" desde su asiento en el organismo
internacional de crédito.
Fernández dejó en
suspenso un eventual viaje a los Estados Unidos, aunque destacó que con Donald
Trump había tenido un "muy buen diálogo" y expresó su esperanza de
que "nos comprenda". Sí destacó que recibió una invitación del
presidente chileno, Sebastián Piñera, y se mostró confiado en poder llegar al
convulsionado país trasandino "en los próximos días", para
"ayudar" a Chile. ¿Y la crisis humanitaria en Venezuela?
"Prácticamente no tocamos el tema", dijo Fernández, y agregó que
"ya se conoce" la posición moderada y de no intervención que
comparten ambos dirigentes. Fuentes de la cancillería mexicana afirmaron a LA
NACION que uno de los acuerdos alcanzados incluye evitar la
"venezolanización" de la agenda regional, emulando el "activismo
neutral y discreto de México en la materia".
"Estoy
empeñado en que América Latina vuelva a unificarse", se ilusionó, y hasta
expresó su deseo de que la Unasur, unión creada por el chavismo y actualmente
desarticulada, "funcione" en el futuro próximo. Puntual, y de inusual
traje y corbata, Alberto Fernández había llegado a mediodía al imponente
Palacio Nacional. La reunión duró mucho más de lo pensado: una hora y media de
encuentro, y dos horas de almuerzo, con la compañía del diputado Felipe Solá y
la economista Cecilia Todesca.
Fernández mencionó
como puntos de avance el sector automotor (aunque México quiere la liberación
del comercio y la Argentina impuso un sistema de cupos hasta 2022), el mercado
de carnes y "productos regionales", como los porotos negros que
producen provincias como Salta y Jujuy. "Argentina ofrece muchas
posibilidades de inversión", afirmó, en un discurso "vendedor" que
repetiría poco más tarde ante el empresario Carlos Slim y en la cena posterior
con otros poderosos hombres de empresa. Y reivindicó la creación del Grupo de
Puebla, de orientación progresista, aunque con un toque de pragmatismo.
"No hablamos de referencias ideológicas que enfrenten a nadie", dijo,
en otra muestra de distancia respecto de Nicolás Maduro y Cuba, de cara a lo
que vendrá.
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