Por Juan
Bergelín - Si hay algo seguro respecto del futuro en este país es que el
próximo Gobierno deberá reestructurar la deuda pública. Más amigable o más dura, el mercado ya
descuenta que los bonos con legislación local en pesos y en dólares sufrirán un
cambio en las condiciones y da casi por seguro que buscarán patear los
vencimientos de los títulos con legislación neoyorquina.
Pero
lo que podría llegar a sorprender al mercado es que se vuelvan a reestructurar
las Lecaps, Lecer y Lelinks que ya habían sido "reperfiladas" por el
ministro Hernán Lacunza hace no más de dos meses.
La
idea cobra fuerza dentro del equipo económico que trabaja con Alberto
Fernández, e incluso hay quienes quieren presionar a Mauricio Macri para que
sea este Gobierno el que lleve adelante este re-reperfilamiento.
"El problema
de la deuda en pesos del Tesoro es que está toda concentrada en
el corto plazo y que en cada fecha de pago se dispara el contado con
liqui", destaca uno de los hombres cercanos al próximo presidente, cuyo
nombre suena firme para ocupar un cargo en el área económica. "No se
pueden pagar. No porque no esté la plata, porque podemos emitir pesos, pero no
queremos que siga metiendo presión al ‘contado con liqui’", agrega.
Los bonos que están bajo la lupa por la próxima
administración son las Lecaps, las Lelinks, las Lecer y algunos bonos en pesos con grandes vencimientos en el corto
plazo, como el Bono de Política Monetaria 2020 (TJ20).
Como antes del 10
de diciembre hay pagos de Lecaps reperfiladas y los intereses de algunos bonos en pesos, en el equipo de Alberto quieren que sea
Lacunza el encargado de volver a cambiar las condiciones de los títulos, aunque
saben que es poco probable que acepten. "Nosotros
se lo vamos a plantear, no perdemos nada. Si no lo hacen ellos lo vamos a tener
que hacer nosotros", sostienen.
Los números que le llevan a Lacunza
Con el reperfilamiento de las Lecaps, el Gobierno definió que en
cada vencimiento le pagaría el 100% a las personas humanas y el 15% a las
personas jurídicas, abonando el 25% en tres meses y el 60% restante a los seis
meses. Además, para las Lecaps que vencen a partir de 2020, directamente
extendieron el plazo por 3 meses.
Así, el 30 de
noviembre el Gobierno deberá abonar 320,92 millones de pesos por el 25% de las
Lecaps que vencieron en agosto, más otros $250 millones por el segundo pago de
las Lecer de agosto y otros u$s250 millones por Letes en dólares reperfiladas.
Antes, el 15 de noviembre tiene que liquidar unos 173 millones de pesos por el
15% inicial de las Lecap que vencen este mes.
El
otro vencimiento de letras que deberá afrontar Macri antes de que termine su
mandato es el de las Lelinks que vencieron en septiembre, y que el 4 de
diciembre pagará el equivalente a u$s259,03 millones (unos $15.000 millones)
por el 25% de la segunda cuota que impuso Lacunza.
En cuanto a
los bonos en pesos, sólo en lo que queda de noviembre,
Hacienda deberá pagar unos $25.721 millones, por el Bonte 2020, Bonar 2021 y
Boncer 2023 y el capital del Bono PGN 2021. El vencimiento más fuerte será el
próximo lunes, cuando acredite $16.360 millones en las cuentas de los tenedores
del Bonte 2020, toda una prueba para testear la reacción del "contado con
liqui", que por ahora parece anestesiado.
Con estos números,
con vencimientos en pesos por más de $32.000 millones, el equipo económico de
Alberto que llevará adelante la transición va a encarar la difícil tarea de
convencer a Lacunza de que "re-reperfile" la deuda, un costo político que saben que no va a querer pagar el
Gobierno actual. Los nombres que ya definió Fernández para llevar adelante esta
negociación son Matías Kulfas, Guillermo Nielsen, Cecilia Todesca, Miguel Pesce
y Mercedes Marcó del Pont.
Un objetivo mucho
más realista que convencer a Lacunza de defaultear dos veces en menos de cuatro
meses es tener en detalle quiénes son los tenedores de los títulos que piensan
reestructurar. Uno de los principales pedidos que hizo Alberto es no repetir
los errores que tuvo el actual ministro de Hacienda, que no tuvo en cuenta el
impacto del reperfilamiento sobre los Fondos Comunes de Inversión.
"Justamente
lo que no queremos es que vuelva a afectar la cadena de pagos. Por eso queremos
ver bien quiénes son los que tienen esas letras y ahí ver qué le podemos
ofrecer a cada uno, sin generar el descalabro que ellos hicieron", explican en el equipo económico de
Alberto.
Por eso mismo, los
economistas que integrarán el próximo gabinete todavía no tienen totalmente
definida la propuesta que van a hacer para canjear esas Letras, aunque tienen
en mente algunas ideas concretas.
Canje por bonos, una de las opciones
Una de esas ideas,
apuntando más a las empresas y con la premisa de no afectar la cadena de pagos,
es la de ofrecer bonos que tengan liquidez para que puedan hacerse de
dólares en el mercado de capitales. En ese sentido, no está claro aún si
ampliarán la emisión de un bono vigente o entregarán uno nuevo, con alguna
medida que le garantice cierta liquidez.
Saben en el entorno
de Alberto que muchas empresas se quedaron con los títulos en su poder para
cobrar las dos cuotas que les prometió Lacunza, antes que venderlos a precio de
remate en el mercado. "Era un instrumento que usaban mucho las empresas
para hacer rendir su caja diaria. No queremos que vuelva a impactar en la
cadena de pagos", insisten en el equipo económico de Fernández.
Esos más de 32.000
millones de pesos que vencen antes del 10 de diciembre son sólo la carta que
usarán para que Lacunza vuelva a reperfilar la deuda. Sin embargo, lo que preocupa en las oficinas de la
calle México son los vencimientos que deberán enfrentar en los primeros meses
de gestión.
"En
febrero ya empieza a pagarse el 60% de las primeras Letras reperfiladas, que se
suman al 25% de las que ya están en la segunda cuota y al 15 que hay que abonar
por las letras que vencen en ese mismo mes", razonan en el entorno de
Alberto. De hecho, en febrero
el próximo ministro de Hacienda deberá pagar $871,43 millones por el 60% de las
Lecaps que vencieron en agosto, más otros $327,67 millones por la segunda cuota
de las letras que vencen en noviembre, más los $206,3 millones por el pago
inicial de las Lecaps de febrero.
A eso hay que
sumarle unos 850 millones de Letes en dólares más el equivalente en pesos de
otros u$s259 millones por las Lelinks.
Esa misma suma es
la que hacen en el mercado y es lo que explica el rendimiento del orden del
150% que ofrecen hoy las Lecaps que vencen en febrero, casi descontando una
reestructuración. "El mercado descuenta que van a reestructurar todos
los bonos, salvo los que entraron al canje de 2005 y 2010. Con las
Lecaps siempre hay dudas, pero no está incorporado en precio de todas las
series", explican en el mercado.
Otra
de las preocupaciones pasa por el pago de los intereses del bono TJ20, que el
próximo gobierno deberá afrontar el 21 de diciembre y por el cual va a
desembolsar cerca de $22.800 millones. Este título, que está en mayor medida en manos de los gestores de fondos
BlackRock y Templeton, es otro de los que analizan incluir en un eventual canje
o reestructuración, para evitar una nueva presión sobre el "contado con
liqui".
Los pasos legales
Para reestructurar
estos bonos, al igual que todos los que fueron emitidos con
legislación local, los pasos legales parecen sencillos a simple vista. Como
fueron creados por una resolución del Ministerio de Economía, con una nueva
resolución basta para realizar la operación. La negociación con los acreedores,
de todos modos, es un trabajo fino que deberán hacer para evitar un impacto negativo
en el mercado.
En este mismo grupo
se incluyen títulos muy demandados, como el Bonar 20 (AO20) o Bonar 24 (AY24),
que se descuenta que también serán reestructurados, aunque no tienen la misma
urgencia que los que vencen en los primeros meses del mandato. "Los bonos locales son los más simples y los más urgentes de
resolver", resumen en el entorno de Alberto.
Los únicos con
legislación local que no pueden ser reestructurados por una simple resolución
con los surgieron de los canjes de 2005 y 2010, como el Discount o el Par.
Estos, si bien no tiene una cláusula de acción colectiva, fueron creados por
una ley y requieren de una nueva ley para ser canjeados o reestructurados, lo
que hace que queden fuera de cualquier canje.
Para
los títulos emitidos con legislación de Nueva York, en tanto, en el equipo de
Alberto saben que van a tener que negociar con los nuevos términos con los
fondos internacionales, aunque la salida más probable es un reperfilamiento, es decir, patear vencimientos pero mantener
las condiciones iniciales.
Los cálculos que
hacen en las oficinas de la calle México es que el año que viene vencen bonos en pesos por el equivalente a entre u$s12.000
millones y u$s13.000 millones. El problema más importante no pasa hoy por no
tener los pesos ya que podrían recurrir a la emisión, pese al impacto negativo
que genera -"no somos ortodoxos, pero sabemos que tiene un efecto en
precios", reconocen-, sino más bien por la presión que podría meter sobre
las distintas cotizaciones de dólar.
El éxito de esta
reestructuración dependerá en gran parte del programa económico del próximo
Gobierno y de la consistencia fiscal y monetaria que quiera aplicar. Será
además la carta de presentación de Alberto con los mercados, y lo que marcará
la relación con los fondos de inversión extranjeros.
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