Después de una
semana positiva inmediatamente después de las elecciones, las grandes
incógnitas sobre el futuro de la economía volvieron a impactar sobre los
activos argentinos. Ayer se vivió una jornada muy negativa aunque no hubo una
explicación puntual. Más bien se trato de varias razones simultáneas: la
falta de certeza sobre quiénes estarán en los puestos claves para el manejo de
la economía del próximo gobierno, el nulo avance vinculado con la renegociación
de la deuda y las señales algo confusas que dejó Alberto Fernández en
México podrían mencionarse como algunos de los motivos.
La caída del dólar
de la semana pasada pudo haber generado cierta confusión, dejando una señal de
optimismo tras el resultado electoral y la imposición de controles cambiarios
mucho más rígidos. Pero en realidad, el retroceso del dólar informal y del “Contado con Liquidación” obedeció
al millonario volumen que se había adquirido la semana anterior a los comicios,
cuando el Banco Central tuvo que vender una cifra récord de USD 2.700 millones
en una semana. Una porción menor de esos dólares tuvieron que ser luego
vendidos por los inversores para conseguir los pesos para efectuar
transacciones. Pero poco hubo allí de un cambio de expectativas reales.
Los bonos, en
cambio, nunca llegaron a mostrar un repunte claro. En realidad, siguen pendientes
de lo que pueda definirse en relación a una futura reestructuración de la
deuda. Los inversores siguen esperando quitas muy superiores a las que
transmite el próximo gobierno. En el entorno de Alberto Fernández sigue hablando de un canje “amigable”
y de volverse mucho más duros con el FMI en la futura renegociación.
pero hasta ahora no hubo nada concreto sobre la mesa, más allá del diálogo
telefónico del presidente electo con Donald Trump, el viernes a la noche.
La expectativa
incluso era que durante la transición se ganara tiempo avanzando con las
conversaciones con los acreedores. Pero hasta ahora no hubo contactos y ni
siquiera se sentaron a charlar del tema los equipos técnicos del actual
Gobierno y del entrante. Hay razones para apurar todo lo posible esas
negociaciones, ya que la Argentina enfrenta fuertes vencimientos. Sólo hasta
fin de año serán USD 1.500 millones de bonos en moneda dura, pero también
muchos vencimientos en pesos, en particular Lecap y el Bopomo (Bono de Política
Monetaria).
En la medida que
sigan pasando las semanas sin avances, será más difícil afrontar los
vencimientos de los primeros meses del año próximo. Una opción que circuló es
que el nuevo gobierno opte por avanzar rápido con un canje de deuda local, que
representa el 90% de los vencimientos de 2020, para después concentrarse con
más tiempo en los bonos internacionales.
Reperfilamiento de
la deuda pública
La falta total de
certezas sobre la deuda devolvió a los bonos a niveles mínimos, desde que
comenzó al crisis posterior a las PASO. A niveles cercanos a 2.300 puntos, el
mercado espera una quita del orden del 50% sobre el valor nominal, lo que
significaría una renegociación muy agresiva.
Tampoco se supo
mucho más del gabinete económico y existen pocos indicios sobre quién estará al
frente del Banco Central. Por el momento, el nombre que más suena para el
Ministerio de Economía es el de Matías Kulfas, pero sin confirmación. Las
expectativas de nombres más “ortodoxos” para el manejo de una economía en
situación crítica se fueron evaporando con el paso de las semanas. Y
aunque puede haber un margen para sorpresas, hasta ahora ninguno de los nombres
que circulan entusiasman a los inversores.
Tampoco se sabe
cuáles son los planes en materia fiscal. ¿Habrá equilibrio primario de las
cuentas públicas e año que viene? No está claro si se avanzará en esa dirección
con rapidez, un dato fundamental para saber cuál podría ser la propuesta de reestructuración
de la deuda.
Las acciones
argentinas que cotizan en Nueva York -vía ADR- sufrieron ayer caídas abruptas,
que oscilaron entre el 3% y 5%. Aunque la rueda también estuvo influída
por ventas de papeles brasileños, los precios continúan cerca del piso y no
muestran reacción significativa. La economía seguirá cayendo en los próximos
meses y algunos sectores estarán más afectados, como los bancos y las compañías
energéticas, que hoy tienen el mayor peso en los índices.
Alberto Fernández
no gozará de la “luna de miel” que tienen la mayoría de los presidentes ni bien
asumen. Al contrario, a medida que se acortan los tiempos para su llegada al
poder mayor será la presión de los inversores que quieren datos concretos sobre
lo que se viene.
Su paso por México
dejó pocas certezas sobre lo que se viene y al mismo tiempo mostró que al
futuro gobierno no le será sencillo manejar la agenda internacional a partir de
un posicionamiento muy diferente al de Mauricio Macri.
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