Por Caetano Mohorade - Luego de avanzar con la
imposición del cepo hard,
el Gobierno logró estabilizar artificialmente el mercado cambiario, con el fin
de preservar hasta el 10 de diciembre las reservas internacionales del Banco
Central, para así realizar la transición de la manera más ordenada posible. En
este proceso, el Banco Central redujo el piso de la tasa de interés de
referencia del 68% al 63%, volviendo así a los niveles alcanzados previo a las
PASO, lo que permitió que el rendimiento de las Leliq se redujera hasta el
63,209%, de acuerdo con el cierre del viernes. El problema que ve ahora el
gobierno es que no ocurrió lo mismo con el costo de financiarse a través de los
bancos. Luego de las PASO, el BCRA se vio obligado
a convalidar una fuerte suba en la tasa de las Leliq para contener las
presiones cambiarias y la inercia inflacionaria. En este proceso, el
rendimiento de referencia de la economía llegó a ubicarse en 86%, lo que tuvo
como consecuencia un fuerte encarecimiento en el costo de los créditos para el
consumo, que volvieron a superar cómodamente el 100% del costo financiero
total, ubicándose entre 130% y llegando a alcanzar los 200% en algunos casos.
El planteo del
oficialismo ahora es que, a pesar de que la tasa de las Leliq ha retomado el
sendero descendente frente a los máximos alcanzados en los primeros días de
septiembre, la de los créditos se ha mantenido en niveles sumamente elevados,
lo que lleva a que los agentes de la economía deban pensar dos veces antes de
tomar un crédito a través de las instituciones financieras. Y considera
fundamental que las tasas de los créditos se acoplen a la baja reciente que ha
experimentado el retorno de las Leliq. Lo cierto es que, en ambos casos,
las tasas de interés son insostenibles para que el país logre regresar a la
senda de crecimiento. Pero para ello, es necesario que finalmente se logre
contener a la inflación, para que la misma regrese a niveles anuales de un
dígito, algo que no se ha registrado en la economía argentina en la última
década. Esta será una de las principales tareas para el gobierno entrante,
y ha sido una de las principales deudas del saliente. Pero además, tras el buen
dinamismo que experimentó en 2016 y 2017, el crédito ha registrado una
tendencia descendente desde mediados de 2018, con el comienzo de la crisis
cambiarias. verificando constantemente caídas en términos reales. Es que las
elevadas tasas de interés, sumado al contexto recesivo de la economía, no
supieron generar el entorno para que los agentes busquen acceder al
financiamiento a través de los créditos. El planteo del oficialismo va un poco
más allá de estas cuestiones. Más allá de la inviabilidad del sistema actual,
el pedido es que la tasa de los créditos baje en proporción a lo que lo ha
hecho la de política monetaria.
|