Por Juan Strasnoy Peyre - Desde el endurecimiento del control
de cambios, se detuvo el fuerte
drenaje de plazos fijos en pesos y su stock inició un incipiente rebote,
a pesar de que la tasa que pagan retrocedió hasta ubicarse por debajo de la
inflación. Tras una caída del 9,8% durante los casi dos meses de cepo light, la
tendencia se revirtió y en las primeras ocho ruedas de vigencia de supercepo
recuperó una tercera parte de lo perdido.
Las restricciones cambiarias en modo "hard" implementadas tras
la derrota electoral del Gobierno sirvieron
para desactivar la dinámica explosiva de la fuga de divisas del país,
que amenazaba con vaciar las reservas del Banco Central. El detonante fue la
necesidad de cortar con la huida de ahorristas minoristas en pesos hacia el
dólar, que el control suave no impedía, ya que permitía adquirir hasta
US$10.000 por mes a las personas físicas, y que forzó al BCRA a quemar unos
US$7.500 millones en intervenciones cambiarias. Así, las dos primeras semanas
del nuevo esquema le permitieron a la entidad comprar más de US$1.000 millones.
Entre el 1° de septiembre y el viernes previo a las presidenciales, el
stock de depósitos a plazo en pesos perdió $117.727 millones, casi el 10% del
total. Como el cepo light impedía la dolarización para atesoramiento de las
empresas, el grueso de la sangría
se concentró en los depositantes minoristas (de menos de $1
millón), que retiraron $73.653 millones.
El abrupto ajuste del tope de compra a US$200 mensuales interrumpió el drenaje y habilitó una
recuperación. Desde ese momento y hasta el 7 de noviembre (último
dato disponible), el stock creció $39.724 millones, poco más de un tercio de lo
perdido.
En este caso, mientras que los depósitos minoristas, muy dolarizados en
los meses anteriores, permanecieron prácticamente estables, fueron los mayoristas los que
explicaron casi la totalidad de la recuperación, con una suba de $38.105
millones.
"Se cortó la posibilidad de dolarizarse al tipo de cambio oficial
porque US$200 al mes es nada. Y quizás muchos de los que están en pesos
consideran caros los dólares alternativos. También en esos plazos fijos hay mucha gente que no entra en el dólar MEP y
el contado con liqui porque no conoce la operatoria, que es más compleja",
explicó el analista financiero Christian Buteler.
Aunque advirtió que aún no puede hablarse de una nueva tendencia:
"Si se acelera la inflación o si hay medidas que asustan al mercado, probablemente muchos puedan irse al
dólar blue y se dé un salto que aún no está ocurriendo. Si esto es
el puntapié para una recuperación mayor, dependerá de cómo siga comportándose
la demanda de dinero y de cómo impacten las medidas del nuevo presidente, de
las que todavía sabemos poco".
Este rebote de los plazos fijos coincide con el proceso de baja de tasas
que encaró el Central una vez detenida la corrida al dólar por el supercepo y
en el marco del progresivo desarme del stock de Leliq.
Un depósito minorista en pesos por hasta 59 días pagaba 57,38% anual al
final de septiembre, lo que implicó un rendimiento mensual del 4,8% durante
octubre, superior a la inflación estimada para ese mes (de 4,4%, según el
promedio de los analistas consultados por el BCRA). La tasa anual de este
instrumento acompañó el retroceso del tipo de interés de las Leliq y ayer se
ubicaba en 46%. Esto significa que quien suscribe o renueva un plazo fijo ahora
recibirá al cabo de un mes 3,8%, es decir, perderá con una inflación de noviembre que se proyecta aún mayor a la de
octubre.
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