Por Matías Ortega - Falta menos de un mes para
que el presidente electo Alberto Fernández tome las riendas del país, y
particularmente de una economía que viene de años muy difíciles. En casi
cualquier sector donde se ponga atención hay caída de la actividad acumulada
por varios meses, de las ventas, cierres de empresas, y reclamos urgentEl
cambio en el modelo económico es un hecho ya antes de que asuma el nuevo
gobierno. La empresas ya piensan el horizonte en base a lo que se presume: una
política orientada a reimpulsar el consumo. Sin embargo, saben que la situación
no es fácil y se preparan para que la crisis todavía las acompañe un tiempo
más.
Consumo masivo
Las empresas del
sector de consumo masivo, especialmente los alimentos, fueron las que más
sintieron el impacto de la inflación y como consecuencia de la caída de ventas.
Los informes privados indican por ejemplo que se redujo el consumo de carne,
lácteos, crecieron las opciones de segundas y terceras marcas, se despacharon
menores cantidades de productos o de envases más chicos. La compra mensual en
el supermercado pasó a ser más de oportunidad y del día a día.
Vicente Lourenzo,
consultor pyme, explica que con el nuevo gobierno “hay expectativa de que haya
una política que estimule un comercio interno mucho más activo, cosa que desde
que decidieron enfriar la economía hizo que ya llevemos 18 meses consecutivos
de caída de la actividad”.
“Un acuerdo de
precios y salarios sería totalmente positivo. Para así no seguir alimentando la
hoguera de la inflación y de la crisis de las empresas. Obviamente al
asalariado hay que pagarle más porque los sueldos están muy atrasados, por lo
que el alivio tendría que venir desde el Estado, bajando por ejemplo las cargas
patronales. Y que los sindicatos acepten que los salarios se recuperen de a
poco mientras se recuperan las ventas. Un acuerdo va a permitir a los distintos
actores ver cuál es su realidad y analizar entre todos una solución conjunta”,
sostiene. En cuanto a las prioridades, afirma que “fundamentalmente hay que
revitalizar el mercado interno, que hoy está muy debilitado”. “Hoy hay empresas
que están trabajando a pérdida porque el aumento de los costos fue mucho más
rápido que el teórico aumento de las ventas. Hay que mejorarle la ecuación a
las pymes, bajando costos y mejorando ventas”, analiza.
Pero advierte sobre
una situación que está ocurriendo en el sector en estos días de transición
hacia un nuevo modelo económico: “Siempre al generalizar se puede llegar a caer
en un error, pero lo que estoy viendo en algunas empresas de las que podemos
considerar son formadoras de precios, especialmente las dedicadas a alimentos y
bebidas, es que se ve cierto momento especulativo en algunas de ellas, con
aumentos que no están justificados en nada, porque están por encima de lo que
fue la última devaluación”.
Esa visión es
compartida por otros analistas del mercado que ven una actitud especulativa
ante la posibilidad de un congelamiento de precios. Así, los aumentos les
permitiría armar un “colchón”. Esto se percibe en determinados sectores como
alimentos y bebidas que están orientadas al consumo masivo. Eso no lo pueden
hacer en otros sectores menos sensibles al bolsillo, como por ejemplo en la
venta de zapatos e indumentaria.
Con respecto a esos
otros sectores, la situación es expectante. Hay un determinado sector pyme en
el que cayeron la actividad y las ventas fuertemente, se mantiene porque está
poniendo plata de sus reservas con la expectativa de que el modelo económico
cambie y permita generar un consumo interno mucho más activo.
En declaraciones
recientes a este medio, Yolanda Durán, la titular de la cámara empresarial
que nuclea a los supermercados chinos, planteó la necesidad de un acuerdo de
precios y específicamente en el sector de las commodities, como harina, aceite,
azúcar, entre otros, para que al menos el 50% de la producción sea destinada al
mercado local. En la Cámara Argentina de Comercio y Servicio (CAC) y en la
Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), abogan por una
estabilización de los precios, impulso a los planes de financiación para los
consumidores y baja de los intereses, impulsar el blanqueo de las operaciones y
que esto derive en beneficios impositivos para los comerciantes que lo cumplan,
y hasta la prórroga de la eliminación o baja de IVA para determinados productos
de la canasta básica.
Industria
El sector
industrial desde hace meses no encuentra piso a su caída. En septiembre bajó 5%
según el INDEC y acumula 17 meses en retroceso. Un dato demasiado negativo para
uno de las actividades clave para la economía del país.
El Índice de
Producción Industrial Manufacturero (IPIM) acumula un retroceso del 7,8% en
tres trimestres de 2019. Ningún sector exhibe señales de recuperación. Entre
enero y septiembre los 16 bloques industriales relevados muestran caídas frente
al mismo período del año pasado cuando la crisis financiera y el programa de
austeridad ya estaban en marcha.
“No veo una
reactivación rápida y hay que tener conciencia de que no hay salidas mágicas”,
sostiene el dirigente fabril José Urtubey, una de las voces más autorizadas de
la Unión Industrial Argentina (UIA). Y agrega: “Hay una fuerte expectativa de
qué va a pasar con la política de financiamiento, especialmente en términos
productivos. Con el cepo está la tranquilidad de que los pesos que estén de más
no van a ir al dólar sino al consumo. Pero hoy el crédito está en un 30% para
sectores productivos y 70% para el consumo, yo creo que hay que invertir eso”.
Urtubey consideró
que “la contención de la política cambiaría es clave y tener una mirada
apuntada hacia el desarrollo”. Para eso, afirma, el sector industrial “está
dispuesto a sentarse a buscar acuerdos para los objetivos compartidos”.
Desde su mirada
asegura que “la industria luego de los 4 años de gobierno de Macri quedó como
tierra arrasada”. “Este año vamos a terminar con una caída que seguramente va a
estar cerca del 5%, y venimos arrastrando años de caídas del orden de los 8
puntos. Se perdieron más de 200.000 puestos de trabajo, tenemos más de 40% de
capacidad industrial ociosa, todos datos negativos”, analiza.
Para Urtubey, lo
primero que debe hacer el nuevo gobierno es estabilizar la cuestión cambiaría,
de lo financiero, mejorar el financiamiento, modificar la cuestión tributaria,
y también mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores. Insiste: “No
esperamos una recuperación rápida. Está muy dañado el aparato productivo, va a
costar, y más allá de la capacidad hay que ver el comportamiento de los
mercados”.
Respecto a la
posibilidad de un pacto de precios y salarios entre el gobierno entrante,
empresarios y sindicatos, que ponga un freno a las expectativas inflacionarias,
consideró que “en la medida en que no se quede solo en eso sino que vaya más
allá, que incluya también reducción tributaria, y se le dé estabilidad al
mercado interno, creo que puede funcionar”.
Campo
Otro sector
expectante es el campo. Clave para la economía, el agro tiene un pasado
reciente de conflicto con en el nuevo espacio de poder. En tiempos del
conflicto por la aplicación de retenciones móviles a las exportaciones, Alberto
Fernández era jefe de Gabinete de Cristina Fernández. Solo días después de que
el voto “no positivo” del por entonces vicepresidente Julio Cobos volteara esa
medida que combatió la Mesa de Enlace, conformada por las cuatro principales
entidades del campo, Fernández presentó su renuncia al Gobierno.
El entrante
mandatario, decidido a curar esas viejas heridas, ya se reunió con los
representantes del campo. A fines de agosto, luego de las PASO, recibió en sus
oficinas a los presidentes de las entidades agropecuarias: Daniel Pelegrina
(SRA), Dardo Chiesa (CRA), Carlos Iannizzotto (Coninagro), y Carlos Achetoni
(FAA). A ellos les prometió que no está enfocado “en políticas antiguas”.
Por su parte, los
representantes del agro le presentaron el documento con las
propuestas preparadas por el sector. El documento establece: “Propugnamos
dejar de lado la delegación de facultades en este tema, y que vuelva a ser el
Congreso quien establezca aranceles y derechos de exportación, tal como lo
indica la Constitución. Exigimos que se cumpla el final de estos tributos en
diciembre de 2020 como plazo máximo”. Los demás puntos se refieren a
empleo de calidad, infraestructura y transporte para el desarrollo local,
exportaciones, financiamiento productivo, economías regionales, innovación
tecnológica, producción sustentable y ambiente, emergencia y riesgo, agricultura
familiar, sistemas asociativos y cooperativismo, jóvenes y seguridad rural.
Ahora que el
resultado electoral ya está puesto, en el campo esperan señales de parte del
nuevo gobierno. Iannizzotto aseguró que eso permitirá que “se normalice todo lo
vinculado a la siembra y las liquidaciones”, porque “todo lo que esté vinculado
con la volatilidad va a demorar la venta de granos y ayudar a la especulación,
que es entendible”. “Si no hay señales todavía hacia dónde vamos todo esto se
va a ir demorando. Esperemos a ver qué va a pasar. Mientras no haya señales,
estamos todos viendo qué rumbo se va a tomar”, advirtió.
Real
Estate
Los últimos años,
en especial 2019, han sido particularmente difíciles para el sector
inmobiliario. El mercado de compra-venta de inmuebles está cerrando estos doce
meses como los peores de los que se tenga registro. Esto debido a un cóctel
explosivo: la devaluación que disparó los precios en dólares, la pérdida de
poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores, y la falta de crédito
hipotecario, que prácticamente se pulverizó cuando la imparable inflación hizo
casi imposible para la mayoría de los tomadores de préstamos UVA hacer frente a
la cuota.
Pero si estos tres
factores no fueran suficientes, Mauricio Macri deja la presidencia con otro
legado que le pega duro al sector: el súper cepo cambiario. Con la compra de
dólares restringida, el mercado inmobiliario quedó aún más complicado. ¿Podrá
Alberto Fernández salir rápidamente del cepo? Al unísono, el coro de
economistas más consultados coinciden en que no.
Otro tema es bajar
las tasas de interés para reactivar el crédito. El actual Gobierno lo intentó,
pero cada vez que lo hizo el dólar se disparó. El nuevo equipo económico tendrá
ese desafío y la misión, tal como abogó el propio Fernández, de que el grueso
de los fondos destinados a préstamos estén orientados hacia el sector
productivo.
Cuando a principios
de noviembre el INDEC informó que la industria de la construcción registró en
septiembre una caída del 8,5% en comparación con igual mes del año anterior, y
un acumulado en el año de -8%, se concretaron 13 meses consecutivos de
retracción.
Ahora también
espera que la política económica reactive el sector. Se trata de un rubro que
fue pujante incluso en los primeros años del macrismo, pero que luego con la
caída de la actividad y con el ajuste en obra pública que hizo el Gobierno en
pos de bajar el gasto público se apagó. Ahora aguardan una reactivación, que
sin embargo no se percibe inmediata.
Indumentaria
Alicia Hernández,
gerenta general de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria,
expresó que “el presidente electo está hablando de recuperar el consumo
recuperando salarios, que no creo que sean masivos, pero que van a impulsar las
ventas. Creemos que la macroeconomía tiene que cambiar, con una orientación
hacia el consumo”.
En ese sentido,
consideró que “lo que está faltando en este momento es capital de trabajo
a tasas posibles. De nuestro lado tenemos que trabajar en competitividad, en
incorporar tecnología, porque la verdad que después de estos cuatro años que
han sido tan duro, aún en las empresas de punta ha quedado retrasada porque
nadie invierte cuando tiene el 40% de la capacidad ociosa”. “En estos
cuatro años hay muchas empresas que cerraron y muchas otras han pedido la
convocatoria de acreedores para poder financiarse. Lo cierto es que nadie va a
una convocatoria, aun en estos términos, con estas tasas de interés porque la
convocatoria no es gratis”, puso Hernández en contraste, aunque indicó que
algunas cuestiones están teniendo en las últimas semanas un impacto positivo:
“El control de cambios está favoreciendo la fabricación local, además la
incertidumbre que genera cuál va a ser el valor del dólar está disminuyendo las
importaciones. Y por otro lado bajó la compra en el exterior por lo alto que
está el dólar. Eso, más los planes de financiamiento, está favoreciendo este
momento del sector”.
Sobre la
potencialidad del sector, la titular de la CIAI considera que con una política
adecuada el sector podría para 2030 aportar ingreso de divisas por hasta
u$s1.000 millones al año. Hoy ese número es de solo u$s23 millones. “No en lo
que es masivo, porque eso lo tiene el sudeste asiático, pero si en productos de
series cortas y fundamentalmente en la región. Para eso se necesitan certezas y
un tipo de cambio estables. Otra cosa es atacar la informalidad, que en nuestro
sector es muy alta”.
Turismo
Asimismo, Aldo
Elías, presidente de la Cámara Argentina de Turismo (CAT), señaló
que “estamos expectantes de que el nuevo gobierno profundice las cosas
buenas que en materia turística se hicieron estos años y que reposicionaron a
la Argentina como país receptivo”. Asegura que a pesar del contexto
adverso de la economía en general, el turismo ha mostrado resultados aceptables
durante estos cuatro años y que incluso se ha avanzado positivamente en algunas
cuestiones como la eliminación de visados y la ampliación de la conectividad
del país. Ambas cosas, a su entender, deben profundizarse. Otra medida que
destaca, y que considera debería aplicarse también para los turistas
nacionales, es la devolución del IVA.
“Esperamos que por
fin algún gobierno preste atención a lo poco competitivo que es la Argentina,
de no ser por las devaluaciones, y que ahora se aproveche la aportunidad y se
trabaje por ejemplo en la presión impositiva”, concluyó.
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