Por Sofía Terrile -
Tres reservas netas del Banco Central. Un Mercado Libre. Ocho YPF. La cuenta de
la pérdida de
valor de las empresas argentinas que cotizan en Nueva York luego de las elecciones presidenciales
sorprende. El número fue tan grande -más específicamente, US$30.183 millones- que en el mundo bursátil se habla de una debacle. Además, se comparan
los guarismos de los papeles locales con los de un país en guerra, pese a que
en la Argentina, no hubo ningún evento demasiado disruptivo: solo triunfó el
Frente de Todos.
Entre el 9 de
agosto y el 1 de noviembre -es decir, antes de las PASO y después de
las elecciones generales- los papeles de empresas argentinas que cotizan
en Wall Street perdieron hasta un 71% de su capitalización bursátil, es decir, aquella medición que
indica cuánto vale una compañía según el número que le atribuye el mercado. Es
una cifra que se obtiene de multiplicar la cantidad de acciones que cotizan por
el valor de cada una.
Si se toma en
cuenta el valor total de 17 compañías locales que cotizan en Nueva York, la
pérdida fue del 40% (la capitalización pasó de US$75.757 millones a US$45.574 millones). Ninguna de esas firmas ganó. Las que
más "sufrieron" fueron algunas compañías energéticas y algunos
bancos.
BBVA fue la
compañía que más perdió en capitalización bursátil en el período electoral. Le
siguen Edenor y Banco Macro (ambas con un 70% de descenso), Grupo Financiero
Galicia (69%) y Central Puerto (65%).
LA NACION se comunicó con las cinco empresas que más perdieron en este período. Algunas
prefirieron no hacer comentarios. Fuentes de Edenor dijeron que la empresa está
"a la espera" de las nuevas pautas de generación y distribución de
energía, pero que seguirá "acompañando" para cubrir la demanda que se
generará en el verano.
Ariel Sbdar,
analista financiero y jefe de estrategia del Banco Industrial, explica más
sobre la dinámica de las acciones argentinas en Wall Street: "La Argentina
es un trade generalizado. Hay sectores que van a ganar o
perder más o menos en estos meses, pero una elección y un cambio de gobierno
son temas muy relevantes para la sociedad entera, lo que hace que todas las
empresas se vean afectadas".
A su juicio, no
hubo una "sobrerreacción" por parte de los inversores tras
las PASO -el lunes 12 de agosto, las acciones cayeron un 48% en dólares-
porque, dice, "posteriormente debería haber habido una corrección"
que no sucedió. "El mercado sigue igual: es un reacomodamiento de
precios", resalta.
Promesas de campaña
vs. realidad
En la actividad
bursátil, las expectativas pesan mucho. Cuando un inversor decide comprar una
acción, piensa en el futuro de esa empresa. Con esa premisa en mente, surgen
los precios de los papeles. Que tres bancos y dos empresas energéticas hayan
sido las que más perdieron después de las elecciones no es casualidad: fueron
los sectores que, según los comentarios de Alberto Fernández, podrían ver
perjudicada su actividad.
El presidente
electo habló, por un lado, de desdolarizar
las tarifas, lo que significaría una reducción de los márgenes de
las firmas de energía, que tienen gran parte de sus insumos en moneda
estadounidense. Por el otro, mencionó la posibilidad de dejar de pagar los intereses de las Letras de Liquidez (Leliq)
para aumentar las pensiones a los jubilados -algo técnicamente dudoso-, lo que
complicaría el negocio de las entidades financieras que utilizan esa
herramienta para mejorar sus balances.
Por lo que se
conoció en los discursos de campaña, Matías Rajnerman, economista jefe de
Ecolatina, apunta que las energéticas perderían el camino de recomposición de
la tasa de ganancia que siguieron con la política económica de Cambiemos.
"Tal vez no aumenten tanto los subsidios por restricciones fiscales, por
lo que la rentabilidad caería y el valor de las acciones también",
sostiene.
No obstante, en
cuestiones de energía hay un doble discurso, apunta Marina Dal Poggetto,
directora de la consultora Eco Go. "Hablaron de desdolarizar las tarifas,
pero en simultáneo Vaca Muerta tendrá un rol
importante. Por ahora no hay una hoja de ruta. Si las más dañadas son las
energéticas y los bancos tiene más que ver con la incertidumbre respecto del
funcionamiento de la Argentina", resume.
El problema,
además, es el péndulo, dice la economista. Las energéticas y los bancos,
apunta, fueron sectores "favorecidos" durante el gobierno de
Cambiemos. "En este modelo, los precios básicos cambiaron
significativamente: uno fueron las tarifas de servicios públicos. Por otro
lado, pasamos de un esquema de controles cambiarios y tasas de interés
negativas a uno de libre movilidad de capitales y tasas altas".
Las empresas
argentinas, ¿de remate?
En este momento,
la capitalización bursátil de YPF es de poco más de
US$3700 millones. Dal Poggetto recuerda que, en la expropiación de 2012, el
gobierno de Cristina Kirchner pagó unos US$5000 millones por poco más de la
mitad. "Esto demuestra que en el flujo futuro que se tiene en cuenta al
momento de adquirir un acción, no se sabe adónde va a ir el nivel de
actividad", describe la economista.
Otro dato que
grafica cómo se achicó la capitalización bursátil de las compañías argentinas
es que si se suman los cuatro bancos locales que
cotizan en la bolsa de Nueva York, su valor total llega a unos US$5500
millones, dice Sbdar. "Esa cifra es menor al valor de Peloton, una
compañía estadounidense que vende bicicletas fijas -resalta-. Está barato en
términos absolutos".
En la misma línea,
apunta que las compañías de servicios públicos que
hoy valen poco más de US$4000 millones llegaron a unos US$28.000 millones en
enero de 2018, pero en 2012 esa cifra estaba cercana a los US$800 millones.
"Hoy no sabemos si estamos regalados", dice Sbdar.
Entre tanta
incertidumbre, la única certeza que se puede leer de los vaivenes de la
capitalización bursátil de las empresas locales es que el término
"pendular" queda chico si solo se utiliza para describir a la
política económica.
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