Por Juan Carlos de Pablo - Mauricio Macri y Alberto Fernández una vez se reunieron personalmente y
varias veces hablaron por teléfono. Pero nunca de economía, al menos en serio.
Porque no tuvieron necesidad. Esta es la principal noticia de las últimas
semanas.
La mala lectura de lo que estoy diciendo es que no existen problemas
económicos. La buena lectura es que, conocido el resultado de la elección, no
apareció ningún problema de los que requieren decisiones públicas perentorias.
John Maynard Keynes decía que no hay nada peor que un mal aguantable, agregando
que si las moscas fueran tan peligrosas como los leones hace siglos que
hubieran desaparecido.
Desde el punto de vista de las decisiones públicas la recesión es un mal
aguantable, las colas de varias cuadras frente a los bancos, como los asaltos a
los supermercados, son males inaguantables. ¿Seguirá esto así hasta el 10 de
diciembre próximo? No tengo cómo saberlo. Pero si esto sigue así, el presidente
electo no tiene por qué mostrar sus cartas hasta que asuma el cargo. En esa
fecha conoceremos a su ministro de Economía, quien tendrá que hablar como
titular de la cartera económica. Quiero decir, como alguien que -más allá del
diagnóstico que presente- debería decir qué piensa hacer, pero en concreto.
La política económica se plantea principalmente en el plano del cómo, no
en el plano del qué. Eficientizar la economía, promover el empleo productivo,
etcétera, son enunciados. La clave está en las medidas que se dispongan para
lograrlo.
El choque de relatos sobre cómo estará la economía el 10 de diciembre
próximo, entre el gobierno saliente y el entrante, no es tan importante como si
las nuevas autoridades aprecian que su desafío dejó de estar en el plano de los
debates para pasar al de la acción.
Insisto: si hasta el 10 de diciembre próximo no aparece ningún desafío
que obligue a Macri y a Fernández a trabajar de bomberos, recién entonces las
nuevas autoridades tendrán que mostrarnos a los argentinos que se han preparado
de manera conveniente. ¿Ocurrirá o no? No perdamos tiempo planteando preguntas
incontestables, que bastante tarea tenemos para ver cómo sobrevivir, en un
contexto macroeconómico pesado.
Última: si usted estuviera trabajando para formar parte del equipo
económico del próximo presidente, ¿hablaría hoy en público? Difícil. Ergo,
interprete buena parte de lo que se dice, con respecto a lo que piensan los
allegados al presidente Fernández, más como un ejercicio intelectual, o un
entretenimiento, que como pistas relevantes para la toma de decisiones.
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