Por Mara
Laudonia - Argentina tiene chances de lograr negociar un nuevo acuerdo con el
Fondo Monetario Internacional más flexible en cuanto a exigencias de política
económica, ya que Estados Unidos se muestra predispuesto a respaldar un nuevo
pacto, más allá del cruce reciente por la situación en Bolivia y la región.
En cambio, juega en
contra en el directorio la posición de Alemania, indicaron fuentes del mercado
financiero que siguen de cerca las negociaciones.
El equipo económico
de Alberto Fernández avanza con los contactos con los organismos e inversores e
incorpora al economista Federico Furiase.
Los bancos de
inversión y analistas de Wall Street comenzaron a sondear en Washington
seriamente la posibilidad de que la Argentina logre renegociar el acuerdo con
el FMI más flexible, y al respecto se encontraron con favorable predisposición por
parte del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, según los
resultados de los encuentros plasmados en reportes públicos y en conversaciones
privadas.
En
cambio, advirtieron resistencias por parte de la representación europea y en
particular de Alemania, si
bien las especulaciones son que Alemania no alcanzaría a torcer la decisión del
directorio a favor de un nuevo pacto, y de un pronto desembolso del saldo de
u$s5.400 millones pendiente, "aggiornando" un nuevo contrato y con
nuevas condiciones para ayudar a estabilizar la economía argentina.
La buena
predisposición que Donald Trump tuvo con el gobierno macrista, "se
mantendría, al menos en un nivel que le permitirá a la Argentina negociar un
nuevo acuerdo, aun si se plantea un escenario de cambios en las políticas
económicas como en las tarifas. No es esta la posición de Alemania, pero el peso de Estados Unidos terminaría inclinando
la balanza de la votación", explicó a iProfesional un
director de un fondo de Wall Street con contactos al más alto nivel en el
Fondo.
Por otro lado,
considera que "el FMI está muy expuesto con la Argentina con casi 50% de su
cartera, y lo peor que podría pasarle es que se les diga que no hay plata para
pagarle", agregó el directivo, también asesor financiero de gobiernos de
la región.
Lo cierto es que en
el mercado se descuenta que haya un cambio de actitud de parte del Fondo, con
una mayor dosis de pragmatismo. "Alberto Fernández habló en campaña de
desdolarizar las tarifas y si bien no especificó cómo será el nuevo plan
económico, lo cierto es que el FMI tiene claro que como está hoy la situación no se
puede seguir, y debe darle aire al país para proponer sus políticas y reactivar
la economía y que elija en dónde realizar el inevitable ajuste del gasto, y no
ensañarse con tarifas o subsidios porque, por lo visto hasta ahora, esta receta
no funcionó", expresó la fuente.
En dicha senda de
pragmatismo y realismo, recuerda que Donald Trump -que está buscando su
reelección y se encuentra abocado a otros asuntos como el acuerdo comercial con
China, para luego meterse de lleno en la campaña-, no quiere mayores problemas
de los que tiene con la región. Y que, en consecuencia, se mostraría
predispuesto a acompañar la realización de un pronto acuerdo, luego de que haya
pasado el filtro del staff del organismo.
"El cruce
reciente por la situación en Bolivia no debería ser un obstáculo, más allá de
las declaraciones de Alberto Fernández sobre la posición de Estados Unidos;
esperemos que Fernández no tire mucho de la soga y no lleve la pelea a un
tema personal con Trump, porque ahí sí es difícil predecir cómo actuará
el presidente de Estados Unidos", agregó.
Nielsen, por una solución rápida
Un análisis
publicado por el equipo de research de la consultora estadounidense Bulltick,
firmado por la economista jefe, Kathryn Rooney Vera, reveló que mantuvo
"reuniones en Washington" con un clima expectante para un nuevo
arreglo de deuda, al tiempo que dio detalles de la charla y el encuentro con Guillermo Nielsen durante su exposición en la Universidad de Miami,
en la que el argentino coincidió con el titular del hemisferio occidental del
Fondo, Alejandro Werner.
"La
idea de la Argentina es resolver esto lo más rápido posible; se trata de un
problema de solvencia y no de liquidez; y, a diferencia de la reestructuración
anterior, no hay bonistas pequeños, y los fondos se muestran más predispuestos
a resolver el problema porque están expuestos con Argentina", expresó en
un informe que hizo público en su cuenta de Twitter y que curiosamente luego
eliminó.
En términos menos
políticos y más técnicos, la Argentina y el FMI navegan en el mismo barco, si bien la pelea es por
ver quién se impone como capitán y logra torcer el timón para capear la
tormenta.
La nueva gestión
peronista arranca con el desafío de llevar adelante una exitosa
reestructuración de deuda en medio de una crisis económica y financiera. Por
otro lado, el Fondo tiene todo para perder si Argentina no logra volver a la
senda del crecimiento económico ya que tiene invertido el 47% de su cartera de
préstamos total con el mundo, que alcanza los 93.200 millones de dólares,
repartidos en 21 programas vigentes.
Por esa razón,
desde el FMI lanzaron mensajes de que "es prioridad" y de que
"están dispuestos a dialogar" desde ahora cuando Alberto Fernández lo
considere. Desde el lado argentino también mostraron predisposición al diálogo
y comenzaron tras la definición electoral, con los contactos informales y el
encuentro entre Werner y Nielsen en Miami.
Para
Wall Street y el mundo financiero, y para los organismos como el FMI como el
Banco Mundial, quedó la firme sensación de que Nielsen será quien conducirá la reestructuración de la deuda
argentina y que muy probablemente sea también el futuro ministro de Economía.
En algunos de los
encuentros, Nielsen acudió acompañado de Cecilia Todesca, quien
perfila para ser asesora económica en Presidencia, pero también del economista
director de la consultora EcoGo con master en la Di Tella, Federico Furiase,
quien sería su mano derecha en Finanzas o Hacienda.
Como primera
impresión, hubo "un acercamiento positivo entre Nielsen y los organismos, aunque se percibió un clima de
tensión al inicio", resumieron testigos de las diferentes reuniones.
Y señalaron que ya
sea por la personalidad de Nielsen, o por el recuerdo de las viejas negociaciones "a
cara de perro" con los organismos, o por el prejuicio de un nuevo gobierno
kirchnerista, las conversaciones informales con los organismos "comenzaron
tensas, pero se suavizaron inmediatamente", a medida de que los
interlocutores fueron comprobando que, mal que les pese, deben llevar el mismo
buque a flote.
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