Por Fernando Meaños - Las dos
herramientas tradicionales de ahorro para los argentinos se volvieron adversas.
El control de cambios permite acceder a solamente USD 200 por mes, mientras que
los plazos fijos vieron caer sus tasas más de 10 puntos en el último mes. Las
pocas opciones que ofrece el mercado son el dólar paralelo o bien instrumentos financieros
con una carga de riesgo elevada, como los bonos reperfilados. Este escenario
puede dar una buena bienvenida al gobierno de Alberto Fernández: los
analistas prevén que todos los pesos sin destino en los bancos puedan
destinarse al consumo de autos o electrodomésticos.
“El ahorrista quedó
acorralado por el combo de política monetaria y cambiaria. La tasa real es
negativa y es probable que en el tiempo eso se acentúe. El plazo fijo deja
de ser tentador, salvo que se inicie una etapa de estabilidad cambiaria que
haga que la tasa sea atractiva en dólares. Pero el tipo de cambio actual
es competitivo pero alejado de sus máximos históricos”, explicó el
analista Gustavo Ber.
Para aquellos que
hoy quieren salir del plazo fijo, según Ber, esa encrucijada solo tiene dos
salidas: la dolarización o el consumo. Una alternativa para cierto nivel de
ahorristas es “entrar en las brechas”, apuntando a las diferencias entre el
dólar mayorista y otras cotizaciones. Todavía, las brechas no se ampliaron
demasiado, por lo que todavía es momento de ingresar. “El dólar MEP puede sonar
razonable y barato para un pequeño ahorrista, con una brecha del 20%. En el
caso del ‘contado con liqui’, la brecha crece al 30%, pero requiere de una
cuenta en el exterior, un broker y la decisión de sacar los dólares del país,
no es para cualquier ahorrista”, apuntó Ber. La diferencia con el dólar
paralelo todavía no despega: es menor al 5%.
Las tasas de
interés para plazos fijos minoristas promedian el 45%. Por el mismo depósito,
hace un mes un banco podía llegara a pagar casi el 60%. El Banco Central
estableció un piso de 63% para la tasa de referencia a comienzos de mes, el
cual fue alcanzado rápidamente. La tasa real negativa, es decir, que pierde
frente a la inflación, desalienta a los ahorristas. “Hay un objetivo de bajar
las tasas, en coincidencia con lo que ya pidió Alberto Fernández, por lo que no
descartaría que el piso de 63% sea perforado”, señaló Gustavo Neffa,
director de Research for Traders, quien pone un ficha en los bonos en dólares.
Algunos, como el Discount o el Centenario, pagan su cupón antes de fin de año.
Para Neffa, se
viene “una expulsión de pesos” del sistema financiero: “Muchos pequeños
inversores van a apuntar a opciones fuera del mercado, como automóviles 0 km.
Esto va a ayudar a reactivar gran parte del consumo reprimido en los últimos
años. Es el modelo que llevó adelante el kirchnerismo en 2014 y 2015 y es
probable que vuelva con el próximo gobierno. Ayuda a reactivar en el corto
plazo, pero hacia el largo no es sostenible”-
En el mismo
sentido, Ber augura que durante el próximo gobierno la Argentina vaya hacia “un
sistema que induce al mayor consumo, tanto de bienes durables como
semidurables. Se va a privilegiar el financiamiento productivo, con las tasas
subsidiadas, para hacer caer las tasas tanto activas como pasivas. Está claro
que la expansión monetaria no es positiva para el control de la inflación. Pero
hay que ser justo: en el corto plazo, la mayor emisión no va trasladarse
por completo a los precios, porque existe una demanda de dinero surgida de
tanto tiempo de depresión económica."
Bajo el argumento
de que la inflación, aún siendo alta, no tiene perspectivas de subir, los
analistas ven factible que el Banco Central siga impulsando la baja de tasas.
“Pueden caer algo más, de manera gradual y escalonada, y el nivel de 63% podría
ubicarse en 58 o 60%”, apuntó Ber.
Guillermo Barbero,
analista de First Capital Group, coincide en ese diagnóstico de tasas a la
baja. Y advierte que todavía hay demasiados interrogantes para el inversor: “No
hay alternativas sencillas en el corto plazo. Hay pocas precisiones, aún para
las empresas que no quieren perder el valor de sus excedentes. Los bonos, hasta
que no se sepa quién va a estar a cargo de la negociación, son una apuesta
especulativa de muy alto riesgo”.
Para el ahorrista
de a pie, Barbero destaca la posibilidad de hacer plazos fijos por vía
electrónica en un banco en el que no se es cliente: “Es sencillo de chequear y
ayuda a conseguir una tasa mejor. El ahorrista un poco más sofisticado que
quiere mantenerse en pesos puede apuntar a los fideicomisos financieros, que
ofrecen una tasa superior al plazo fijo con un nivel de riesgo similar y
devuelven el capital y los intereses en 3 o 6 cuotas".
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