Por Claudio
Zlotnik - La decisión política ya está tomada: Alberto Fernández subirá el
nivel de las retenciones que paga el campo al momento de
exportar. La idea es aplicar ajustes en
las cuatro principales producciones agropecuarias: soja, trigo, maíz y girasol. En los próximos días
quedará definido el nuevo cuadro de derechos a la exportación.
El presidente
electo le ordenó al equipo de técnicos que lo acompañan sacar cuentas y afinar
los números. La intención es diseñar un esquema sustentable, que no signifique
un perjuicio notorio para los productores. ¿Cuánto? "Algo lógico, que no
pueda ser catalogado de confiscatorio", definen desde el grupo que está
trabajando en la cuestión.
Desde el entorno de
Alberto F. aseguran que el futuro jefe de Estado no tiene ninguna duda sobre la
estrategia a adoptar con el "campo" pero que, a la vez, admite preocupación por la reacción que pudieran
tener la dirigencia del sector y los productores, una vez que se conozcan las
nuevas imposiciones.
Si no hay cambios
de último minuto, la idea es transmitirle la novedad a la dirigencia del agro
en los próximos días, una vez que se termine la evaluación técnica.
Alberto F. no
quiere iniciar la gestión con una crisis con el sector del agro, similar a la
que él mismo vivió -en su rol de jefe de Gabinete- durante aquel año 2008 en
que los productores salieron a cortar rutas. Fue el inicio de la
"grieta". Y el primer cimbronazo político del gobierno de Cristina
Kirchner.
Por eso mismo,
habrá una estrategia política coordinada. El aumento de las retenciones no
será una medida aislada. Se encuadrará en una serie de iniciativas que van
desde el envío al Congreso de un proyecto para volver a declarar la Emergencia
Económica al lanzamiento formal del "Programa contra el Hambre", que
requeriría de unos $40.000 millones anuales.
Al mismo tiempo,
Fernández no quiere desentenderse de un objetivo de equilibrio fiscal, en medio
de la renegociación de la deuda pública tanto con los acreedores privados como
con el Fondo Monetario.
También
habrá gestos concretos hacia los productores agropecuarios. El más notorio, el
compromiso de mantener un tipo de cambio competitivo, como el actual. Algo que no será fácil sostener en un
contexto de inflación elevada.
Detalles del nuevo
esquema
Hay algunas
definiciones ya tomadas sobre la inminente alza de las retenciones a los cuatro
productos agropecuarios (soja, trigo, maíz y
girasol). Para empezar, desaparecerá el monto fijo de $4 que rige ahora.
El
Estado cobrará, directamente, un porcentaje sobre el valor de la exportación.
Sin importar el precio de la tonelada de soja. Es decir, no habrá lo que se denomina
"retenciones móviles",
el esquema que provocó la crisis de hace una década.
Tampoco
habría diferencias en lo que se le cobra a un pequeño productor y a uno mediano
o grande. O según la distancia entre el campo y el puerto.
Sin embargo, sobre
este punto, el próximo Gobierno estaría dispuesto a escuchar propuestas que le
acerquen las organizaciones del sector.
Hay una
determinación a mostrarse bien distintos de lo que fue el traumático gobierno
de CFK. Traumático no solamente para los chacareros sino -también- para el
propio Alberto F., que terminó afuera de aquella administración y enemistado
con Cristina Kirchner.
El propio
presidente electo ya dio señales de lo que vendrá durante el último fin de
semana. En un reportaje con Página/12, dijo: "En la Argentina que viene
todos tenemos que hacer un esfuerzo. Lo tendrá que hacer el sector del
petróleo, el minero y el del campo. Todos los que producen tendrán que hacer un
esfuerzo".
Y agregó: "Me
encantaría no cobrar retenciones, pero le hubieran dicho a Macri, que me va a dejar
5 o 6 puntos de déficit fiscal. Díganme cómo quieren que tenga déficit cero sin
mejorar mis ingresos. Una parte lo voy a mejorar haciendo crecer la economía,
pero en un primer momento van a tener que hacer un aporte todos".
La
decisión de elevar las retenciones traerá, seguramente, debates entre la
dirigencia del sector. Pero creen que también alguna polémica interna.
Sin ir más lejos,
el diputado Agustín Rossi se pronunció públicamente a favor de mantener las
retenciones a la soja pero quitárselas a los demás productos. La de Rossi
no es cualquier voz: fue quien lideró, en el Congreso, la defensa de la
Resolución 125 en 2008. Y quien, trascendió, ocupará el Ministerio de Defensa a
partir del 10 de diciembre.
El campo, a la defensiva
Desde la Sociedad
Rural ya se adelantaron las críticas. "Insistir con las retenciones sería
contraproducente: generaría una caída de la producción, de la actividad y del
empleo por deterioro de la exportación. Esta situación no se resuelve con un
aumento de la presión impositiva, ya de por sí, insoportable", advirtió la
Sociedad Rural (SRA), a través de un comunicado.
También hubo, en
los últimos días, duras advertencias por parte de la Sociedad Rural de San
Pedro, uno de los enclaves más importantes en la producción agropecuaria.
Sobre la
posibilidad de un aumento de las retenciones, esa
organización sacó un comunicado donde dan cuenta del nivel de alerta: "Creemos que estas herramientas que ya probaron
su ineficacia, no pueden regresar sin una reacción contundente de nuestro
sector".
Distintos
consultores ligados al sector del agro ya sacan cuentas sobre las eventuales
pérdidas de rentabilidad que les provocaría un cambio en el nivel de las retenciones.
Hernán Fernández
Martínez, ingeniero agrónomo, analista y consultor, calculó cuánto dejarían de
percibir los productores por la venta de sus granos a los exportadores y a la
industria, de llegar a aplicarse un nivel de alícuotas similar a las que
estaban vigentes durante el último tramo del gobierno kirchnerista.
En el caso del
trigo, recibirían u$s45 menos por tonelada (-21%), para el maíz serían u$s23
menos (-18%), mientras que en el caso de la soja estarían
u$s20 por debajo (-8%).
Ante
este panorama, sucede lo lógico: los productores están acelerando las
liquidaciones de productos, con el claro objetivo de adelantarse a la medida
que los perjudicará.
De acuerdo con los
últimos datos oficiales de la Secretaría de Agricultura, los productores llevan
adelantadas -a través de los registros de esa dependencia- exportaciones por
unos u$s6.600 millones de la próxima campaña.
Un informe de la
Bolsa de Comercio de Rosario difundido recientemente reveló que las compras
anticipadas de maíz de la próxima campaña fueron récord: 13 millones de
toneladas. Se trata de un volumen que triplica lo sucedido en las últimas tres
campañas. El maíz recién se levantará entre mayo y julio del próximo año.
No
es la primera vez que se dan este tipo de "corridas" por parte de los
productores. Lo lógico, ante la
incertidumbre, sería clausurar el registro para anticipar ventas. Algo
improbable en un cambio de gobierno de distinto color político.
A esta altura,
Alberto F. todavía no definió si mantendrá la actual estructura de Ministerio
de Agricultura o si, como hizo en un momento Mauricio Macri, volverá a degradar
esa dependencia a una secretaría, que a su vez dependa del Ministerio de la
Producción.
Según los
trascendidos, a Producción iría el economista Matías Kulfas. En tanto,
Agricultura sería manejada por Gabriel Delgado, quien ya estuvo en esa misma
área hacia el final del mandato de Cristina, y que tiene una buena llegada al
sector.
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