Por Pablo León - La Cámpora tiene dos
jefes: Máximo Carlos Kirchner y Eduardo “Wado”
De Pedro. El primero será el jefe del bloque de Diputados del
“Frente de Todos” y el otro, ministro del Interior de Alberto
Fernández. En la estructura de la agrupación del kirchnerismo el
orden sigue con Andrés
“Cuervo” Larroque y Mayra Mendoza: el primero volverá a la
Cámara de Diputados (donde será mano derecha de Máximo) y la mujer, ganó la
intendencia de Quilmes.
El otro miembro de la conducción es Mariano Recalde,
quien resultó electo senador nacional por CABA y estará muy cerca de Cristina Kirchner en los próximos 4 años en los que la ex
jefa de Estado oficiará de titular del Senado. Luego aparecen Luana Volnovich,
diputada de estrecha confianza de Máximo y especialista en temas previsionales,
que recalará -casi con seguridad- en el PAMI. También hay que contar a Virginia García,
hermana de la ex esposa de Máximo y que CFK tiene a su lado, desde
diciembre de 2017, y que ocupará un rol importante en el Senado que viene.
Esos nombres, más el de Anabel Fernández
Sagasti (podría ser la presidenta provisional del
Senado) conforman el primer y segundo cordón de poder de La Cámpora, que
ya dejó de ser una agrupación juvenil. Y en eso, precisamente, justifican los
lugares que están consiguiendo en la administración de Alberto Fernández, en el copamiento de la Cámara alta y en
algunos casilleros del Gabinete de Axel Kicillof, algo que aún sigue siendo un
enigma.
La intención camporista es la de ubicar en el Gabinete
bonaerense a Fernanda
Raverta, en Desarrollo Social; la dirigente viene de
perder la elección a intendente en Mar del Plata. También suenan Santiago Carreras (saliente
senador provincial que jugó en Boca junto a Víctor Santa María) y Horacio
Pietragalla, en Derechos Humanos. La idea de que otro referente de ese grupo,
como Rodrigo
"Rodra" Rodríguez recale junto a Kicillof asoma,
hoy, difícil.
“Somos parte activa del crecimiento
generacional del peronismo, eso se ve en los compañeros que
asumirán roles clave en los futuros gobiernos nacional y bonaerense. Y
también, en los intendentes que logramos”, asegura un hombre que participa del
armado camporista desde la primera hora y que ha formado parte de los elencos
cristinistas en el Estado.
Esa llegada de
Máximo a la Jefatura del bloque de diputados nacionales, la de Wado a un
ministerio clave como el de Interior o la consecución de intendencias como la
de Quilmes, Luján o Santa Rosa (La Pampa) es
vista como una especie de “coronación”, en la acepción de “llegar al final o a
la culminación de una cosa, de manera satisfactoria o
brillante”. En La Cámpora prefieren ese sentido al otro que da la Real Academia
Española, que es la de “poner a alguien una corona en la cabeza como signo de
soberanía, especialmente a un emperador, rey o reina en el inicio de su
reinado”.
En el debe,
además de la derrota de Raverta, habrá que contar las caídas de Sagasti para la
gobernación de Mendoza y la de Juan Debandi, en Tres de Febrero ante
Diego Valenzuela (PRO), luego de que el Frente de Todos ganara las PASO por 10
puntos. Aunque no se la considera pura, la agrupación también apoyaba a
Florencia Saintout, un caso similar al de Debandi: con varios precandidatos
había prevalecido en las primarias, pero luego perdieron en el mano a mano en
la general.
Doble comando
La Cámpora seguirá operando en
dos planos: uno superestructural, con los altos cargos
conseguidos, y otro
territorial, donde “Cuervo” Larroque tiene presencia y
mando. El trabajo en villas como la 31, la 20 de Lugano, el Bajo Flores (con el
obispo Carrara) o la 21-24 de Barracas, donde encuentran en el padre Toto de
Vedia otro referente de los llamados “curas villeros”, con los que los jóvenes
K mantienen afinado el armado.
Lo súper
estructural lo mantendrán en la Provincia cuando Kicillof defina su elenco
ministerial y probablemente con Federico
Otermín, hombre de Martín Insaurralde quien, desde Lomas de
Zamora, asoma como posible titular de la Legislatura bonaerense. Para
lo territorial en suelo bonaerense asoman también Iván Villagrán -electo
intendente de Carmen de Areco- y dos jóvenes ascendentes: Daniela Vilar
(también de Lomas) y Florencia Lampreabe (de Hurlingham), ambas politólogas.
Este team y estos lugares son el
inicio de una carrera: la del regreso del peronismo al poder -después de una
experiencia de un mandato de la fuerza comandada por Mauricio Macri- y también del inicio del camino hacia
2023, donde Máximo Kirchner y los suyos tienen sus apetencias reales, cuando se
defina otro turno presidencial. Todos y todas ellos
tendrán, obviamente, cuatro años más de vida política pero también, casi 1.500
días más de ejercicio burocrático y de ejercicio del poder. Nada desdeñable
para una organización que nació desde el poder, con Néstor Carlos Kirchner en
el manejo de la estructura del Estado.
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