Por Mariano Cuparo Ortiz - La magnitud
de una potencial reactivación económica durante el 2020 dependerá en forma
directa de qué tan buena sea la renegociación de la deuda que logre el
Gobierno. Sólo mirando vencimientos de capital e intereses con privados y en
dólares, el año que viene se
enfrentan salidas por US$21.000 millones, según los cálculos de
Ecolatina. Eso exige un superávit externo lo más abultado posible y, por ende,
un dólar bien apreciado en términos relativos.
Esas necesidades
contradicen a las de los ingresos en pesos, como el salario, que vienen
golpeados y precisan una recuperación real para impulsar al consumo y al PBI. Y
es que, más allá de que la negociación salarial irá por carriles independientes
a los de la renegociación con los acreedores, para mejorar en términos reales
precisa que la devaluación sea lo menor posible. La contradicción podrá ser
parcialmente zanjada en la medida en que la renegociación sea exitosa y
alivie las necesidades de dólares
generadas por la deuda.
El director del
CEPA, Hernán Letcher afirmó a BAE Negocios que "definitivamente
hay una dependencia" de lo que ocurra entre el salario y la dinámica
cambiaria. Y sostuvo: "Las negociaciones con acreedores y con asalariados
van a ser independientes. Pero el
impacto de las variaciones del tipo de cambio va a tener impacto inflacionario. Por
lo tanto golpea en el salario real. Con el cepo actual eso se relaciona más con
la brecha con el dólar paralelo y con cuánto los precios lo siguen. Si la
brecha es muy grande, puede que sí".
Para Letcher la
renegociación será la clave: "El
objetivo debería ser descomprimir la presión fiscal. Tenés el 21% de tu
gasto dedicado a intereses. Así no se puede crecer. Postergar los vencimientos
de intereses podría facilitar el crecimiento económico dando margen, por
ejemplo, para la mejora de jubilaciones".
Desde Ecolatina
destacaron: "Para que el ingreso de divisas comerciales se acerque a los
US$21.000 millones será necesario
tener un tipo de cambio real competitivo. La única forma de evitar
un nuevo atraso cambiario es que la devaluación acompañe a la inflación. Y dado
que el dólar es determinante de la inflación, esto eliminaría la posibilidad de
una desaceleración sensible de precios. La recuperación del salario no depende
sólo de las paritarias sino de la inflación".
Los complicados
números cerrarían con una renegociación exitosa, tal como agregó la consultora:
"Si se descarta la posibilidad de hacer roll over con privados, la
alternativa será reestructurar los pagos, lo que relajaría las necesidades de
superávit comercial, es decir de ganar competitividad cambiaria, y permitiría
atenuar la pérdida de salario real. Además recortaría las exigencias del sendero fiscal, permitiendo un ajuste
paulatino".
Un informe de Iaraf
también hizo referencia a la contradicción: "La imperiosa necesidad de reactivar
la economía genera presión a aumentar el déficit fiscal. Este conflicto de
objetivos es claro".
El economista de la
Universidad de Avellaneda (Undav), Sergio Chouza, coincidió en que efectivamente la clave será evitar la
apreciación cambiaria: "La primera parte del año se puede cubrir
bien con reservas y un levísimo superávit de balanza de pagos, o una posición
neutra. El desafío para eso es evitar las apreciaciones excesivas de la moneda,
cerrar algún que otro grifo que puede quedar abierto. Como el turismo al
exterior. Eso tiene que cambiar, no se puede continuar con semejante patrón.
Algo funciona mal y hay que desincentivarlo".
Este año el superávit comercial llegaría a totalizar
los US$15.000 millones. En cambio, un informe que publicará hoy la Undav
mostrará que los servicios están en un rojo de más US$4.000 millones, el
cuádruple respecto a los niveles del 2011, con un tipo de cambio real
multilateral similar.
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