Por Carlos Lamiral - Los empresarios están
lejos de avalar una suba de salarios del 20% al estilo de lo que le propuso la
semana pasada Claudio Moroni, mencionado como futuro ministro de Trabajo, a los
principales dirigentes de la Confederación General del Trabajo (CGT). La Unión
Industrial Argentina (UIA), la Cámara de Comercio (CAC) y la Confederación
General Económica (CGE) manifestaron su desacuerdo con la medida.
La idea del posible
funcionario es iniciar la administración de Alberto Fernández desde el 10 de
diciembre con un fuerte aumento de sueldos, pero desde el punto de vista de las
empresas cae en el peor momento del año.
Las compañías
soportan una fuerte caída de las ventas, que se profundizó después de la
devaluación de agosto. Pero además tienen que enfrentar el pago de aguinaldos y
para muchas, las vacaciones de personal. En conclusión: diciembre no es un “mes
común” dicen las directivos, que tienen que conseguir más efectivo de lo habitual
para enfrentar los compromisos salariales. Para las pymes sería inviable
afrontar el mayor costo.
En la Unión
Industrial Argentina (UIA), que este jueves celebra su 25 Conferencia
Industrial con la visita del presidente saliente, Mauricio Macri, y del entrante,
Alberto Fernández, ni siquiera creen que sea cierto lo prometido por Moroni a
los sindicalistas. El encuentro de esa semana en Parque Norte les va a servir
para transmitirle su posición al próximo primer mandatario. Según indicó el
titular de la central fabril, Miguel Acevedo, el próximo titular de la cartera
laboral “no convocó” al sector patronal para analizar las posibilidades que
tiene el sector privado de afrontar un compromiso de ese tipo. La idea de
Moroni funcionaría como un “contracolchón” de precios, para enfrentar el
supuesto “colchón” que hicieron las empresas en estos meses para reforzarse
ante la idea de pasar a un acuerdo por 180 días de congelamiento de ambas
variables. José Urtubey, uno de los dirigentes de la entidad advirtió que
“hay muchas pymes que están luchando por subsistir y no tienen la posibilidad
de afrontar un bono ya que “la política industrial de este gobierno ha dejado
un entramado muy dañado”.
Para la Cámara de
Comercio (CAC), cuyo convenio abarca a 1 millón de empleados, no son las
mejores circunstancias para aplicar la iniciativa de Moroni. No obstante ya
tienen previsto un incremento de salarios, apenas unos días después de asumido
el próximo gobierno. “Firmamos una paritaria en abril pasado con una cláusula
de revisión en enero”, recordó Natalio Grinman, el secretario general de la
CAC, quien advirtió que “cualquier decisión unilateral no es buena” aunque no
descartó que “se pueda conversar y ver qué se puede hacer”.
En la
reflotada Confederación General Económica (CGE), entidad que suele
ponerse en marcha cuando asume un gobierno peronista, tampoco avalan la
idea de Moroni, pero no quiere aparecer como confabuladores contra la misma.
Así contraofertan “volcar los aportes patronales del medio aguinaldo y las
vacaciones para transformarlo en una recomposición salarial para los
trabajadores, refinanciando ese aporte a lo largo del año con el acompañamiento
del Estado”. Marcelo Fernández, titular de la Confederación General Empresaria
(CGERA) explicó que su propuesta “ya fue dialogada en conversaciones
preliminares con dirigentes de la CGT”. Sería una reedición del bono de $2000
que otorgó el gobierno en octubre y septiembre, luego de la devaluación de
agosto, cuyo financiamiento corrió por cuenta del Estado, aunque con otro
valor.
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