Por Carlos Burgueño - Alberto Fernández le
ordenará a su equipo económico que durante lo que duren las negociaciones fast
track con los acreedores (las que deberán cerrarse antes de abril), se cumpla
con todos los vencimientos de deuda. En otras palabras, el próximo
Gobierno evitará el default hasta que se llegue a un acuerdo con los tenedores
de deuda privada local e internacional, junto con el Fondo Monetario
Internacional (FMI). La
decisión se tomó durante el fin de semana pasado, tiempo en el que el próximo
jefe de Estado se dedicó a analizar la estructura de los próximos vencimientos
de deuda, cruzándolo con el dinero disponible para hacer frente a los pagos,
descartando que no estarán disponibles los u$s5.400 millones correspondientes
al tercer desembolso comprometido en el stand by firmado en septiembre de 2018
con el FMI.Según las sumas y restas del próximo oficialismo, las existencias
como reservas disponibles, sumado a las compras de dólares que está ejecutando
el Banco Central desde la aplicación del cepo hard, más unos u$s1.000 millones
que aún quedan del desembolso anterior del organismo financiero internacional;
alcanzarían para cumplir con todos los compromisos existentes hasta marzo.
Además, consideran en el albertismo que si se cumple con los vencimientos en
tiempo y forma, sería una carta de presentación más seria en el momento de
renegociar la deuda, descartando así un escenario similar al de 2005, cuando el
país estaba en default y había que reconstruir la confianza en la capacidad de
pago de la Argentina.
Según los números
analizados el fin de semana, el BCRA que maneja Guido Sandleris ya habría
superado ayer los u$s2.000 millones en compras de divisas, según el ritmo
aplicado por la entidad desde la vigencia del cepo hard del 28 de octubre
pasado. Si se tiene en cuenta que las reservas netas se ubican en los u$s12.000
millones, y se suman los u$s1.000 provenientes del FMI, el total del dinero
disponible para el pago de deuda que recibirá Alberto Fernández al momento del
asumir llegará a los 15.000 millones de piso. Por su parte, los vencimientos
acumulados hasta marzo suman unos u$s7.651 millones, una cifra alta pero que
supera levemente el 50% de los vencimientos del período. Reconocen cerca del
presidente electo que el ritmo de compras actual por parte de la entidad ayuda
y mucho a la posibilidad de recuperar los dólares de libre disponibilidad. “Eso
está muy bien”, reflexionó el próximo presidente el fin de semana al conocer
las cifras alcanzadas por el BCRA. Se supone, además, que habrá una aceleración
en la liquidación de exportadores en los próximos días, en parte por los
temores generados por las medidas que pueda tomar el próximo Gobierno de
encarecimiento de la presión tributaria para este sector. Con este panorama,
confían en el “albertismo”, estarían los dólares disponibles para cumplir con
todos los vencimientos de deuda acumulados hasta marzo del año próximo,
incluyendo un pago en diciembre de unos u$s600 millones de la liquidación de
intereses del legendario bono a 100 años, una obra de Luis Caputo de la que
particularmente el próximo Gobierno hará uso para criticar la política
financiera de la gestión de Mauricio Macri.
El problema de los
vencimientos es la aceleración que comienza en abril y se profundiza en mayo.
Según el cronograma oficial, en el cuarto mes de 2020 vencen unos u$s2.890
millones, con lo que de demorarse el acuerdo con los acreedores, aún habría
dinero disponible en las reservas para cumplir con los pagos
comprometidos. El inconveniente es que para esa época se habrían utilizado
casi el 75% de las reservas, y el dinero disponible en el BCRA habrá ingresado
en zona roja. Muchos dentro del albertismo afirman que si se llegara a ese
momento, se debería utilizar el teléfono directo con Beijing, para que se pueda
habilitar el uso de los u$s20.000 millones provenientes del swap con China y
que, por ahora, están vedados para el cumplimiento de vencimientos de deuda.
Afirman en el albertismo que una llamada oportuna podría destrabar el permiso
oriental, aunque sea para completar los pagos de abril..
El problema serio
comienza en mayo. En ese mes se acumulan vencimientos por u$s5.610 millones,
con lo que la suma se tornaría en impagable. El cronograma de los primeros
cinco meses de 2020 es aterrador: la suma alcanza los u$s16.151 millones, un
número imposible de afrontar con el nivel actual de reservas. Mucho menos sin
el auxilio del FMI, al que, igualmente, no se quiere reclamar. La hipótesis de
máxima es negociar un acuerdo con el organismo para el pago de la deuda ya
liquidada, sin que se libere el resto del dinero que aún podría reclamar
argentina dentro del stand by acordado.
Antes que esto, y
tal como adelantó este diario, al albertismo tiene pensado un acuerdo fast
track con los acreedores. Esto es, abrir inmediatamente las negociaciones en
diciembre, trabajar a destajo tanto con los privados como con el organismo
financiero internacional; y para abril de 2020 tener todos los contratos
firmados.
La intención del
oficialismo ante la oferta a los acreedores sigue siendo la misma que hace un
mes: cuatro años de plazo sin pagos pero sin quita, acelerando las
negociaciones con los privados para luego presionar al FMI para que avale lo
firmado con los principales acreedores financieros. En el caso del organismo
financiero internacional, y tal como aseguró este diario, no hay problemas en
que continúe firme el apoyo político directo del Gobierno de Donald Trump.
“Todo bien con Trump”, señaló a este diario una alta fuente del “albertismo”,
asegurando que, según la visión del próximo presidente, los ruidos provocados
por la situación en Bolivia no generaron alteraciones en la estrategia para el
tratamiento futuro de la deuda externa del país y, especialmente, en el apoyo
que Trump prometió ante el FMI. Las fuentes locales aseguran que desde la administración
Trump se entendió que las declaraciones del próximo presidente sobre el aval
del norteamericano al golpe y el nuevo Gobierno boliviano “son cuestiones de
soberanía con las que aprenderemos a convivir”, insistiendo además en que “no
influyen en el apoyo de Trump al país ante el FMI”. La principal defensora del
acuerdo entre el FMI y la Argentina era Christine Lagarde, quien ya no está en
el organismo y dejó su puesto a la búlgara Kristalina
Georgieva, la que aún no emitió opinión (al menos pública y
oficialmente) sobre el futuro de la relación con el país. Ante la ausencia de
Lagarde y la indefinición de Georgieva, el responsable máximo del crédito y su
caída es Werner, ya que el número dos del Fondo, el norteamericano David
Lipton, siempre fue crítico de las flexibilidades que se le iban aprobando al
país.
|