Por Sebastián D. Penelli - Recorrer la
superficie de Vaca Muerta permite comprender la inmensidad del yacimiento y los
desafíos que tiene el sector de los hidrocarburos argentinos por delante. Son
kilómetros y kilómetros de aridez que sorprenden e ilusionan. A lo largo del
viaje, por autovías en construcción, asfaltos sin marcar y caminos de ripio, se
aprecia en absoluta soledad la enormidad de la roca madre, una formación
geológica de 30.000 km² y 5.000 metros de espesor, que cubre gran parte de
Neuquén, el sur de Mendoza, un franja del noroeste de Río Negro y un puñado de
hectáreas de La Pampa.
A la vera de las
rutas, en paralelo al andar, se observan cientos de carteles de “peligro y
precaución” clavados en la tierra, por donde se trazaron miles de km de
tuberías que transportan gran parte de la energía del
país: hoy Vaca Muerta aporta el 20% del petróleo y el 26% de gas nacional, con
un nivel de explotación del recurso de apenas 3,8%. “Todo es así. No hay mucho
más, pero aunque no se vea nada arriba, hay mucho debajo”, comenta el guía de
la travesía en la que estuvo Ámbito.
Cada persona que
allí trabaja lo hace bajo un sol ardiente, en atmósferas explosivas, con
jornadas de 12x3 o 21x5, soportando ráfagas a 40 km/h y con la boca seca por el
polvillo. Las herramientas son pesadas y su uso requiere máxima atención. Sin lentes
y con viento de frente no se ve nada. El paisaje es monótono: pequeños arbustos
verduscos, bardas a lo lejos, líneas de alta tensión que cruzan en todos los
sentidos y, de tanto en tanto, minicampamentos que rodean las torres de
perforación, plantas procesadoras, casas containers, inmensas piletas de agua,
cigüeñas o caños de 40 metros de alto que queman el gas tóxico desaprovechado,
con una lengua de fuego en la punta.
El 2019 fue uno de
los mejores años para Vaca Muerta. Desde el redescubrimiento en 2008 nunca tuvo
tanta perforación: 1.300 pozos shale en operación, de los cuales unos 850 son
horizontales. El director de Exploración, Explotación y Transporte de
Hidrocarburos de Neuquén, Alex Valdez, reconoce que el yacimiento se encuentra
en una competencia mundial. “El no convencional no es un solo pozo como era
antes Loma La Lata, que producía 500.000 m3 por día. El shale arranca en
200.000 m3 y quizás rápidamente cae y te queda en 50.000 m3. Hay que hacer
muchos pozos para poder llegar a tener mayor productividad a lo largo del
tiempo y es indispensable bajar los costos”, describió el ingeniero en diálogo
con Ámbito.
“Vaca Muerta es una
parte de la naturaleza que nos dieron para administrar y tenemos que hacerlo de
la mejor manera y sustentable”, subrayó el funcionario provincial.
La vida por un pozo
Los equipos
perforan 1.000 metros en vertical y hasta 3.500 en horizontal. Luego entra un
duco de acero sin costura de 30 cm de diámetro en la boca y de menos de 20 cm
en el otro extremo, se recubre con cemento (hormigón) para evitar derrame y
daño ambiental y se despachan elementos químicos (bombas) que detonan el ducto
y lo dejan como un colador. El paso siguiente es inyectar agua con arena: la
roca es poco permeable y la arena mantiene los orificios abiertos, por donde
escurre el líquido, el barro y el crudo. Se hidrata la piedra y el petróleo
empieza a brotar a contra presión natural. Sale solo, de cinco coloraciones
distintas, según la calidad del pozo. De Vaca Muerta aflora petróleo verde. El
proceso de perforación y completación lleva entre 30 o 40 días, depende de la
extensión de la bajada. Se va el equipo y queda el martillo o cigüeña, con un
control satelital a distancia. Desde Buenos Aires o Houston se miran las
pantallas y se deciden las maniobras de corrección.
El pozo debe
atravesar cuatro estados: permiso de exploración, proyección piloto, piloto en
curso y finalmente desarrollo continuo. Producir en Vaca Muerta es muy caro,
pero la eficiencia tecnológica y la asistencia de multinacionales lo abarataron.
Se empezó con un costo de u$s26 millones por pozo y hoy en promedio se calculan
u$s8 millones. Para ser competitivo no puede superar los u$s6 millones. El
riesgo es muy alto: puede dar o no dar. Más tecnología implica menos tiempo y
menos mano de obra (no menor cantidad empleados). Los equipos de perforación
radial walking rigs tienen un margen de error de solo un metro estando a cinco
kilómetros de distancia. Se manejan por joystick y se trasladan sin necesidad
de ser desmontados.
Un equipo perfora
las 24 horas, los 365 días del año. Por cada escarbado se necesitan entre 100 y
150 trabajadores. El servicio de completación lo hace generalmente otra
contratista. La jornada laboral en el pozo arranca a las 7 de la mañana con una
reunión de pase de turno y seguridad. La seguridad es garantía de calidad: en
Vaca Muerta rige tolerancia cero a las drogas, los medicamentos sin
autorización, el alcohol y a partir del próximo año a las gaseosas con azúcar.
“Hay que estar bien descansando, el tiempo no para”.
Fueron necesarias
grandes obras de infraestructura, principalmente para abastecer de energía y
telecomunicaciones. Estos desarrollos permiten contar con datos para operar con
precisión y señal de celular, fundamental para mantener a los trabajadores comunicados.
Del pozo llega barro, agua, gas y crudo. La planta de separación hace su
trabajo. Un solo pozo necesita 880 viajes de camiones con 35.000 litros de agua
cada uno. Por eso se construyeron grandes piletas en sectores estratégicos,
cerca de las torres. Con el tendido de acueductos y mangueras flexibles se bajó
a 800 camiones.
Las empresas
aseguran que el volumen de líquido tomado para Vaca Muerta no incide
en el caudal de los ríos neuquinos. Toda el agua del río Neuquén se pierde en
Bahía Blanca y va al mar. En comparación, dicen que el petróleo utiliza el 2%
del agua que usan las frutas del Alto Valle. El avance tecnológico permitió
tratar el agua del fracking, potabilizarla y volver a inyectarla. En Vaca
Muerta se logró un nivel de 3% de devolución del agua utilizada (flowback)
frente al 30% o 40% de Permian, en Texas.
La arena que se
utiliza en la cuenca neuquina en buena medida es importada de China, Estados
Unidos y Brasil. Chubut hace un gran aporte. Se mueven 50.000 camiones por año
y para 2023 se necesitarán el doble. En los últimos meses Entre Ríos comenzó a
aportar miles de toneladas, unos 300 convoy por día. YPF sueña con tener
“nuestra propia arena”. Una empresa nacional diseñó un arenoducto de 220 km de
largo, que costaría la mitad que un ferrocarril. Chelforó, en Río Negro, sería
el punto de descarga de los camiones, y desde allí, la arena viajaría con agua
directo a Vaca Muerta. Otro proyecto es incrementar el uso de la arena química
de laboratorio. Los productores coinciden que reducir el costo del flete mejora
ampliamente la competitividad. “Si no mejoraba la efectividad y se bajaba el
costo de un pozo, muchos acá hacían las valijas y se iban”, confesó un
directivo de una compañía extranjera líder en shale.
Hoy un pozo de no
convencional produce la misma energía que 350 molinos de aerogeneración de
escala industrial. “Es verdad que el pozo de gas o petróleo se agota, el otro
no, pero 1 megawatts de capacidad instalada de aerogeneración cuesta u$s1
millón y 1 mega solar son u$s600.000, un costo por encima de lo que se genera
con los hidrocarburos”, recalcó.
La incertidumbre
contagiosa
La tasa de
declinación de la producción no convencional es del 70% en un año. Es como la
minería, hay que invertir todo el tiempo para tener resultados y se para
automáticamente cuando deja de ser rentable. Limitar el incentivo a la
producción de shale gas, congelar los precios del crudo y los combustibles,
restringir la compra de dólares y frenar el giro de divisas al exterior fueron
decisiones que golpearon de lleno al suculento negocio de los hidrocarburos
sobre el cierre del 2019. “Algunas empresas pararon la actividad, pero si
los precios continúan ajustándose, y creo que el próximo Gobierno lo hará un
poquito, se vuelven a activar los equipos suspendidos”, expresó Diego Gerold,
uno de los analistas más consultados por empresarios del Clúster Vaca Muerta.
Fuentes gremiales
cuentan en la actualidad 13 equipos de fracking levantados, con más de 2.000
trabajadores cesanteados. Los sindicatos están en alerta por temor a una oleada
de despidos. Unas 150 empresas de las 850 compañías de servicios
complementarios asociadas en el Centro Pyme-Adeneu admitieron atraso de pagos
por la pesificación de contratos, a pesar de haber facturado $5.300 en un solo
año, un inesperado récord histórico.
Según datos de la
firma NCS Multistage, las etapas de fractura cayeron 40% en octubre
pasado, al bajar de 508 en septiembre a 310. Las cifras de noviembre siguen en
rojo. En agosto habían sido 676. La caía no implica un descenso de la
producción, sino todo lo contrario. “El gas bajó por una cuestión de
demanda. El petróleo continúa con un crecimiento fuerte interanual, del orden
del 45%”, explicó Gerold. Pasado el invierno no se justifica seguir perforando
porque hay un alto nivel de excedente de gas. “No tenemos a quién venderle
hasta el próximo invierno, no es rentable perforar, por eso también desde
agosto se pararon varios equipos”, agregó el consultor.
Un economista que
estudió en detalle el impacto económico de Vaca Muerta alertó: “Con
precios a los productores iguales a los internacionales y con una tasa de
descuento del 15%, la roca es tan buena que se vuelve totalmente competitivo.
Si la tasa sube al 25% y baja el precio al productor, esto se vuelve inviable”.
¿A cuánto se fue la tasa en noviembre?, preguntó este cronista. A 35%,
respondió el especialista.
Un reciente informe
del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas elaborado por el economista
Claudio Lozano y el investigador en geopolítica de la energía Gustavo Lahoud estimó
que las petroleras capturan una renta extraordinaria de u$s6.400 millones al
año solo por la explotación petrolera (sin contar el gas), al tiempo que
percibieron en el período 2008-2019 subsidios por u$s23.980 millones.
Lozano y Lahoud
proponen replantear el rol estratégico de YPF y una auditoría integral del
esquema de concesiones y cambiar la razón societaria de la petrolera de mayoría
estatal, para transformarla en una nueva empresa pública, con participación de
diversos sectores. “El rol de YPF en Vaca Muerta, como ya se consideró, debe
ser el del garante de una explotación limitada, vinculada al objetivo del
autoabastecimiento seguro, confiable y asequible para la comunidad nacional,
con fuertes regulaciones ambientales y bajo nuevas condiciones de trabajo que
nos saquen del esquema flexibilizador vigente desde 2017”, remarcaron.
En este contexto,
las compañías extranjeras comenzaron a replantear sus planes para 2020. La
preocupación es qué pasará con el cepo cambiario, la inflación, el permiso para
girar utilidades y la presión impositiva durante el nuevo Gobierno. “Procurar
que los productores subsidien a los que consumidores es imposible. No lo van a
hacer obligatoriamente, y si los obligan, no van a invertir”, sentenció Gerold.
Reportes sectoriales
hablan de inversiones por cifras siderales: apuntan que en Vaca Muerta ya se
llevan invertidos casi u$s40.000 millones por todo concepto. “La
incertidumbre sobre cómo va a seguir el cumplimiento de las reglas de inversión
hace que los proyectos nuevos, que se iban a incrementar, sí están suspendidos
o cancelados hasta que haya claridad. Los productores enfrentan una falta de
información muy importante”, agregó Gerold.
Un profundo estudio
de Accenture y GiGa revela que Vaca Muerta tiene suficiente tracción para
agregar un 0,5% al crecimiento anual del PBI y crear 22.000 puestos de trabajo
cada año por las próximas dos décadas. “Pensar que Vaca Muerta pueda actuar
como un motor autosustentable del crecimiento económico en Argentina (como el
Silicon Valley) es un error. Las experiencias de crecimiento a largo plazo que
se basan solamente en la extracción de recursos siempre han resultado
insostenibles”, alertó la consultora que lidera Sergio Kaufman. “Una historia
de éxito requeriría que los beneficios económicos perduren más allá del período
inicial de alta actividad y una planificación y coordinación cuidadosamente
integradas desde el principio, con perspectivas probadas respecto a qué podría
sostenerse a largo plazo”, añadió.
Accenture estimó
para el 2035 una contribución promedio anual al PBI de entre u$s62.200 millones
y u$s67.800 millones. Esta supuesta contribución es equiparable a 4,2
exportaciones de soja, el 20% de la deuda externa argentina y 17 veces la
capitalización bursátil de YPF. Desde las PASO y tras el congelamiento de
precios de Mauricio Macri, los papeles de la petrolera de bandera en nueva York
perdieron valor a un promedio de u$s180 millones por día hasta recalar en
u$s3.300 millones.
Negocios paralelos
En OETEC creen
que suponer exportaciones por u$s20.000 millones para 2022 y u$s40.000 millones
para 2025 carece de todo sustento técnico. Prefieren los números más realistas:
para 2021 podrían ser u$s5.000 millones en crudo y gas. Pero lo que el
Observatorio se plantea es qué hacer con Vaca Muerta: ¿una segunda Pampa Húmeda
hidrocarburífera o una revolución industrial?
Los académicos de
OETEC dan señales con un ejemplo: las exportaciones de gas con valor agregado
brillan por su ausencia cuando la venta al extranjero de urea y metanol triplica
el valor de venta del GNL. Las ventas al exterior de estos productos a
partir de 2023 podrían aportar en el corto plazo entre u$s3.000 y u$s4.000
millones adicionales por año a las de crudo y gas natural, con la ventaja de
haber implicado inversiones en plantas de metanol, urea, propileno y
polipropileno, multiplicando empleo local (cerca de 50.000 nuevos puestos de
trabajo), desarrollando la industria de la construcción, la industria
metalúrgica y fomentando las capacidades científicas y tecnológicas nacionales.
Sin embargo, para
desarrollar la industria petroquímica hacen falta más inversiones. Y esta es
otras de las explicaciones del freno en Vaca Muerta: la falta de
financiamiento. Semanas atrás el Gobierno de Cambiemos postergó por segunda vez
la licitación para construir un nuevo gasoducto de 40 millones de m3 diarios y
dejó la responsabilidad a la administración de Alberto Fernández. Esta obra
demandaría u$s800 millones, pero generaría excelentes ingresos, porque sería el
primer paso para la construcción de la ansiada planta de licuefacción en Bahía
Blanca. La incursión de los bitrenes por las carreteras argentinas y la
reactivación de un ramal ferroviario para los no convencionales también son
desafíos pendientes.
En la gobernación
neuquina lo tienen en cuenta. “El gran desafío es cómo llegar a la demanda de
gas, ya sea local o para exportar, saber dónde está. Si se instala una planta
le falta el caño troncal. Otro desafío es aplicar tecnología para llevarlo del
yacimiento con isotanques por ruta a la central mendocina de Anchoris, donde se
transforma en GNL. Los aviones podrían tener una autonomía de 1.000 km con GNL.
Y lo mismo con el GNC, otro producto para explotar”, expresó el director
provincial de Hidrocarburos.
Un desarrollo
sustentable de Vaca Muerta permitirá abastecer el mercado interno de gas
natural y combustibles (nafta, gasoil, GNC), tener excedentes exportables
permanentemente, ingreso de dólares genuinos, incremento de la recaudación
impositiva y las regalías (Nación, provincias, municipios), generación de obras
de infraestructura, creación de miles de puestos de trabajo y crecimiento
demográfico y prosperidad en las ciudades aledañas a la roca.
El “desierto”
neuquino va quedando atrás y la fugaz recorrida por el yacimiento llega a su fin.
Estar en el llano permitió conocer de cerca la realidad y los problemas de una
industria prometedora. Al pasar, surgen otras ideas, como crear un Fondo
Anticíclico como se hizo en Noruega para que no falten inversiones en momentos
de escasez de divisas o crisis económica. Otros piden auxilio del Congreso.
Un influyente
ejecutivo que pidió reserva de identidad para esta nota consideró que
una “ley de blindaje” aportaría un tratamiento especial en materia de
precios y giro de divisas. Pero una pregunta queda en el aire: “¿por qué a este
sector y no a otros?”.
Para el
veterano Valdez, funcionario de carrera del gobierno neuquino a punto de
retirarse, los “vaivenes” del país hacen necesarios los blindajes. “Tenemos
impactos que nos pueden frenar. Es un lugar que está probado que hay recursos,
pero hay otros yacimientos en el mundo y hay que dar seguridad jurídica porque
si no las inversiones se van. Esto se maneja buena parte en dólares y todo el
material viene de afuera. Para que esto siga potenciándose, tenemos que hacer
algunos desarrollos normativos, de infraestructura y de personal”.
Para Gerold,
no es necesaria. “No me convence que una ley blinde un sector, cuando no
se cumplen las reglas normales. Los gobiernos deben comprender que hay que
cumplir con las reglas”. Su receta para el desarrollo sostenible es
respetar la ley vigente. “Con la intervención de precios en el crudo y el
decreto 566 se rompió el cumplimiento y en gas no se sabe si hay libertad de
contratación, y es en dólares. Acá lo que hay que hacer es recuperar la
confianza”, concluyó.
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