Por Jorge Herrera - Aún restando computar las
últimas tres jornadas de noviembre la expansión de la base monetaria muestra un
aumento de casi 17%. Es que según los datos oficiales el BCRA ya convalidó una
emisión de dinero por $276.337 millones, llevando el stock total a $1,663
billones. Al buscar “responsables” de esta emisión vale señalar que el 47% de
la inyección de pesos corresponde
a la compra neta de divisas por parte del BCRA. Sin embargo, en este lapso, el
ente monetario apenas logró recomponer su posición de reservas netas. Dado que
si bien le compró al sector privado u$s2.175 millones, el stock total sólo
subió u$s478 millones, a u$s43.739 millones. Ocurre que simultáneamente hasta
el 26 del mes pasado el BCRA registró pérdida de reservas por pagos a
Organismos Internacionales por u$s608 millones, más otros u$s742 millones por
pagos de deuda del Tesoro. Además el drenaje, si bien mucho menor, de los
argendólares (depósitos privados
en dólares) implicó una caída de reservas por u$s252 millones vía el efectivo
mínimo depositado en el BCRA más otros u$s94 millones por conceptos varios. De
modo que el BCRA solo pudo mantener el 22% de los dólares comprados en el
mercado cambiario.
El resto de la emisión de pesos está vinculada en un 32,2%
con la cancelación de Pases ($62.295 millones) y de Leliq ($26.749 millones);
un 15,7% con el pago, precisamente, de intereses de Pases y Leliq; más otro
14,5% por Adelantos Transitorios a la Tesorería ($40.000 millones).
Por lo tanto, en
resumen hubo un 47% por compra de dólares, otro casi 48% por cancelación de
deuda del BCRA y pago de intereses y cerca de 15% de asistencia al Tesoro, lo
que fue apenas compensado por Otras Operaciones con el Sector Público que
implicaron una absorción de $25.288 millones (más de un 9% de la expansión
total).
Semanas atrás este
diario había advertido sobre la aceleración en el ritmo de acción de la
“maquinita” de emitir, donde sólo en la primera quincena la base se había
expandido en un 13%. Todo ello en medio de declaraciones de representantes del
próximo Gobierno sobre el espacio que había para emitir sin peligro de efecto
inflacionario y estimando todo lo que le resta emitir al Tesoro para cerrar el
año. Se sabe que en la última parte del año. Porque se sabe que la mayor parte
del déficit fiscal del año se da en la última parte de este (pago de sueldos y
aguinaldos y demás gastos corrientes). O sea, entre las necesidades de
financiamiento del Tesoro y las necesidades de liquidez del sector privado, a
nadie iba a agarrar por sorpresa que el BCRA se aprestara a una fuerte
expansión. Ahora bien, también vale señalar que la expansión de base está
vinculada con un aumento de los encajes bancarios ante una nueva normativa.
Esto es lo que crece, más de 37% en el mes. Porque la circulación monetaria, es
decir, los billetes y monedas en poder del público y de los bancos apenas crece
0,4%. O sea, sigue la caída de la demanda real de dinero por parte del sector
privado.
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