Por Juan Gasalla - Al trazar algunas perspectivas económicas para 2020,
recobra protagonismo el agro y las manufacturas del sector como fuente
genuina de divisas para afrontar las enormes restricciones financieras que
deparan los próximos meses.
Otra vez la producción de granos y los derivados industriales tendrán un
rol central para la actividad, por varios motivos.
1) Uno es el aporte de dólares por exportaciones dado el superávit
sectorial por encima de los USD 20.000 millones anuales. Esas divisas son
fundamentales para un eventual repago de la deuda pública, habida
cuenta de la falta de crédito para financiar el déficit del Gobierno estimado
en torno al 1% del PBI en el resultado primario y del 4% cuando se contabilizan
los vencimientos, es decir, el déficit financiero.
“Son fundamentales los dólares que el agro liquide y algo de incentivo
habría que dar al sector para liquidar más rápido”, apuntó Amílcar
Collante, economista de CESUR (Centro de Estudios Económicos del Sur).
“Observamos ya que en noviembre se anticiparon las ventas, fueron unos
USD 1.700 millones más que en el mismo mes del año pasado, pero no puede
afirmarse que en enero y febrero haya tanta liquidación. Dependerá de los
incentivos y ahí estará el juego de la alícuota de la retenciones –se
habla de un 35% para el complejo sojero- o si la carga fiscal es muy alta y
contraproducente”, dijo Collante a Infobae.
Entre enero y octubre de este año, la Argentina exportó un total de USD
53.848 millones: un 36% de ese monto (USD 19.310,5 millones) lo
aportaron las ventas del agro. Además, las proyecciones de saldo comercial
cifran el superávit en USD 15.000 millones para 2019 y
en USD 17.000 millones para 2020, producto de
las ventas del agro.
2) Por otra parte, ya considerando la posibilidad de un nuevo
incremento de los derechos de exportación con la administración de Alberto
Fernández, el agro gana espacio como sostén fiscal. En los últimos
meses, junto con el aumento de exportaciones del agro, creció la recaudación en
concepto de retenciones y, al mismo tiempo, aumentó la participación de este
ítem en el total de los ingresos a las arcas públicas. Desde ya, el objetivo de
alcanzar superávit fiscal primario por primera vez desde 2011 dependerá de esta
contribución.
“Respecto a la liquidación de
mercadería para el próximo año, ya es récord la venta anticipada, por el miedo
a una suba de la retenciones. Sin embargo, que el ritmo de liquidación se
sostenga dependerá mucho de cuáles sean las reglas de juego con las que deberá
trabajar el productor”, expresó Ruben Ullúa, analista técnico de mercados.
Un informe del IERAL de la Fundación Mediterránea detalló que
“en noviembre, los derechos de exportación aumentaron su significación
como proporción del consolidado de recursos de la Administración Nacional y de
la Seguridad Social, pasando a representar el 17,1% del total", y un
“15,3% para el bimestre octubre-noviembre”, cuando en el tercer trimestre esa
participación había sido de 11,8 por ciento. En contraste con “la recaudación
impositiva asociada al mercado interno registró en noviembre una caída en
términos reales de 2,6% interanual, confirmando la desaceleración observada en
octubre”.
Amílcar Collante señaló que “en el tema fiscal, aunque se suban
bastante las retenciones, habría que ver cuál es el nivel al que el nuevo
gobierno lleva el gasto, con un eventual plus para jubilaciones, Asignación
Universal por Hijo y la tarjeta alimentaria”.
“Las retenciones podrían aportar cerca de 0,8% del PBI, no mucho más
porque ya no están los precios internacionales de antes. Con esto no se cierra
el frente fiscal, pero ayuda en el corto plazo, aunque a mediano plazo el efecto
podría diluirse. En el pasado, cuando hubo cepo se terminaron cayendo las
exportaciones aún con precios altos. Por eso hay que trabajar por el
lado del gasto público. No espero superávit fiscal para 2020 y 2021”,
puntualizó Collante.
3) En tercer lugar, con un control de cambios tan rígido como el
dispuesto por el gobierno de Mauricio Macri a partir del 28 de octubre, el
ingreso de agrodólares también equilibra el tipo de cambio y frena una
aceleración inflacionaria. A la vez, le permite al Banco Central sumar
reservas, con destino al pago de deuda, frente al virtual default de corto
plazo o “reperfilamiento” que impone como prioridad la renegociación con los
acreedores y con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Desde mi lectura, el nuevo Gobierno no debería incrementar
retenciones. Por el contrario, debería estimular al productor con mayores
beneficios impositivos y de financiación. Ha quedado demostrado que si al campo
les das beneficios, el campo te responde con más producción y eso es lo que necesita
justamente el país. Por lo tanto, considero que incrementar retenciones sería
una muy mala señal e iría a contramano de la necesidad del país”, explicó Ruben
Ullúa a Infobae.
Collante recordó que con la continuidad del control de cambios
"a mediano plazo los dólares se pueden ir por otro lado. En esta
última etapa del año vimos a un dólar controlado con el cepo, es de
esperar que en inicio del nuevo Gobierno se busque fogonear el consumo
interno”.
"Va a ser difícil que en 2020 el salario real le termine ganando a
la inflación, pero con cierta estabilidad cambiaria puede haber un ‘pseudo
veranito’ para la economía y que podría empalmarse con un segundo
trimestre que va a contar con el impulso estacional del agro. Mientras exista
la restricción cambiaria no será sustentable este incentivo a la actividad,
pero en el corto plazo puede ofrecer algún resultado”, evaluó Collante.
Un estudio de Invecq Consultora Económica advirtió que “no
puede esperarse mucho más que lo que se tiene hoy de las retenciones. En los
últimos veinte años, el récord de recaudación por derechos de exportación se
registró en el año 2008. En aquel momento, el gravamen a las exportaciones
generó recursos a las arcas públicas por un equivalente al 3,1% del PBI. Desde
ahí empezó a caer en importancia, hasta llegar al 2015 con el 1,3% del PBI de
recaudación”.
“El mínimo se registró en 2017, cuando se habían eliminado por
completo las retenciones a todos los productos y las alícuotas que afectan a la
soja y sus derivados estaban en 30%. En aquel año el impuesto a la exportación
aportó recursos por el 0,6% del PBI. Con el esquema actual, este año
cerrará con una recaudación de 1,6% del PBI, un valor muy similar al del año
2013”, continuó el análisis de Invecq.
“Pensar que un incremento de alícuotas, concentrado principalmente en
los productos del agro, puede volver a generar recursos por cerca de 3 puntos
del PBI es equivocado. Las condiciones de precios internacionales y de
tipo de cambio real son muy diferentes a las de aquel período”, completó.
La producción agrícola de la Argentina también depende de factores
imponderables y por este condicionamiento, el resto de las proyecciones
pueden naufragar. El factor climático, que por inundaciones, sequía o
granizo puede comprometer la producción, y el devenir de las cotizaciones
internacionales de soja, trigo, maíz y derivados industriales (harinas,
aceites, residuos) exceden los pronósticos.
“En lo que respecta a cosecha, las estimaciones que se hacen actualmente
son propicias, con una mayor inclinación del productor hacia la siembra de
soja, decisión que estuvo bastante influenciada por el resultado de las PASO”,
refirió Ruben Ullúa. Cabe recordar que en la última campaña 2018/2019, que
concluyó en julio pasado, la cosecha de granos logró un récord histórico de 147
millones de toneladas.
“En lo que respecta a precios,
soy optimista para el próximo año. Considero que actualmente los precios
han ingresado en una meseta, quienes tienen soja para vender no están
dispuestos a venderla a cualquier precio y ello la coloca en zona de
piso. Sin embargo falta el estímulo de la compra y el ingreso del
especulativo a estos mercados para que el precio suba, siendo ello la limitante
actual”, acotó el analista. “Aún así, mis expectativas son favorables hacia
adelante para con el precio de estos commodities en el mercado
de Chicago y obviamente ello se trasladará luego a la plaza local”, puntualizó
Ullúa.
Desde Invecq Consultora Económica subrayaron que “los precios
internacionales se encuentran hoy un 50% por debajo de los récords",
alcanzados entre 2008 y 2012, cuando "las retenciones se convirtieron en
una importante fuente de recaudación”.
“Es cierto que el salto cambiario de mediados del año pasado incrementó
el precio en pesos recibido por los productores. Sin embargo, ese efecto
cambiario visto en términos históricos no es comparable con la situación
2002-2008, cuando el tipo de cambio real era significativamente mayor al
actual”, explicó el informe de Invecq. “Dado que el programa del nuevo Gobierno
incluye un control fuerte sobre el mercado de cambios, en los próximos meses se
volverá a atrasar el dólar, deteriorando el poder adquisitivo del ingreso de
los productores”, consideró.
Según cálculos de la Bolsa de Cereales de Córdoba, de aplicarse las
retenciones de 15% al maíz, 20% al trigo y 35% a la soja, gran parte de la
campaña 2019/2020 “pasaría a tener un rendimiento negativo, ya que esto se da
bajo un contexto en el que los precios de los granos se encuentran
relativamente bajos”, con las menores cotizaciones desde 2007 para soja y maíz;
desde 2009 para el trigo, y desde 2006 para el aceite de soja.
Los analistas de la Bolsa de Córdoba añadieron que "esta caída en
rentabilidad impactaría negativamente en el área sembrada y la producción; conduciendo
en el largo plazo a una menor aplicación de tecnología y a una
descapitalización del sector más importante para la generación de divisas del
país”.
|