Por Daniel Blanco Gómez
- El mercado tuvo que esperar
con paciencia desde el triunfo de Alberto Fernández en la elección
presidencial para conocer el gabinete y tras la asunción aguarda las señales
para comenzar a dar cuenta del plan económico para recuperar a la Argentina de
años de recesión y alta inflación. El mandatario realizó declaraciones a la
prensa y dejó entrever algunas de sus iniciativas más inmediatas. “Nos
estaremos ocupando de las medidas para los jubilados, los salarios más bajos, y
de los empleados públicos también”, aseguró.
En ese contexto, se
espera que el próximo gobierno tome la decisión de volcar cerca de $100.000
millones al mercado interno en los primeros meses de gestión para impulsar la
actividad económica. El plan apunta a beneficiar inicialmente a los
jubilados, trabajadores públicos y privados con salarios bajos y a
beneficiarios de planes sociales.
A esa estrategia
inicial se le suma un posible acuerdo de precios y la continuidad de beneficios
impositivos otorgados por Mauricio Macri en plena campaña electoral,
como la quita del IVA a los productos alimenticios de primera
necesidad. Además, se especula con la profundización de los planes Ahora
12 y Ahora 18. La clave para poder avanzar con estas medidas tendrá como base
una mayor expansión monetaria, un aumento de las retenciones al campo y un
incremento de impuestos como Bienes Personales y Ganancias.)
Economistas
consultados por Infobae ahondaron en las medidas que podría llevar a
cabo el nuevo gobierno para reactivar el consumo que, vale aclarar, cerraría el
2019 con una caída promedio mayor al 7% según proyectan. Asimismo,
alertaron sobre los principales riesgos de una expansión monetaria: aceleración
de la inflación (se espera hasta un 57% para 2019 y un 40% para 2020) y la
disparada de las brechas entre el dólar oficial, que hoy cotiza en torno a los
$63 y los dólares paralelos como el dólar libre, el contado con liquidación y
el dólar bolsa. Todo esto en un contexto donde rigen fuertes restricciones
cambiarias que solo habilitan la compra de hasta USD 200 mensuales para
personas físicas.
Para Elizabeth
Bacigalupo, economista de la consultora Abeceb, lo que posiblemente haga
el nuevo gobierno es tratar de darle un poco de oxígeno a la economía
reactivando el consumo, principalmente a través de aumentos a la jubilación
mínima y subas salariales a cuenta de paritarias. Pero más allá de las medidas
iniciales, consideró que la estrategia central es aprovechar la imposición de
las restricciones cambiarias para ir por una política monetaria más
laxa. “Eso significa menores tasas de interés en términos nominales y
reales y mayor expansión monetaria”, señaló.
Un posible
escenario, sostuvo, es el de una mayor emisión de pesos para financiar el
déficit fiscal primario y pagar un porcentaje de la deuda. “La
potencialidad de emisión es gigantesca. Hay algún margen para hacerlo dado que
existe el cepo y que no hay un dólar atrasado. Se podría imprimir 40%
interanual en el año sin que la inflación se dispare por encima del 40% como se
espera para 2020”, analizó.
Si bien opinó que
“la jugada es de poco terreno”, el gobierno de Alberto Fernández va a
aprovechar el margen para ir por un déficit primario más elevado que en 2019 y
que podría dar 1% en 2020. “Es una estrategia riesgosa porque no se debe
acelerar la inflación. Requiere que no se desestabilice la demanda de pesos y
la brecha entre los tipos de cambio. Eso puede salir bien en un escenario en el
que la gente no sabe qué hacer con los pesos y ante el cepo compre bienes”, destacó.
Y agregó que si no
se acumula retraso cambiario, la brecha no se dispara y esos pesos van al
consumo, puede haber una reactivación positiva, al tiempo que aclaró que se
trata de una medida que sirve solo para un período corto, ya que sostenerlo en
el tiempo implicaría el riesgo de un mayor déficit fiscal.
A su turno, el
economista Lorenzo Sigaut Gravina, director de la consultora
Ecolatina, afirmó que el gobierno empezaría en principio con una inyección
temporaria de gasto, una suma fija para jubilados, para los beneficiarios de
Asignación Universal por Hijo (AUH) y trabajadores públicos, con el objeto de
descomprimir la gran presión y demanda social que existe actualmente.
En línea con
Bacigalupo, consideró que será importante ver cómo se recupera parte de ese
gasto a través de los aumento de impuestos y retenciones al agro para evitar
que aumente el déficit.
“Esto se puede
financiar de esta manera sin expandir la base monetaria aunque de todas maneras
va a haber expansión monetaria. En la medida que la misma sea acotada no va a
haber problema. Si se pasan de rosca para financiar el déficit, termina
mal porque se disparan la inflación y las brechas. Hay que monitorear esto
pero la idea de un shock de ingresos con algún bono de única vez le pondría un
poco de calma a la sociedad y un piso al consumo”, aseguró Sigaut Gravina.
Afirmó que la plata
que pongan en los sectores de menor poder adquisitivo va a ir a consumo. Y
destacó que en la medida que sea en la dosis justa y acotada, no debería haber
demasiados problemas. “En el corto plazo se podría hacer si demasiado
riesgo. El problema sería excederse con la emisión monetaria por la inflación y
las brechas”, advirtió el economista.
En otro orden, un
informe de la consultora Economía y Regiones (E&R), que cuenta con el
economista Diego Giacomini entre sus directores, señaló que en un
escenario de repudio por el peso, “aplicar una política monetaria
expansiva es tirar un bidón de nafta al fuego de la caída de la demanda de
dinero, de la pérdida del poder adquisitivo del peso, del tipo de cambio y de
la inflación en el mediano plazo”.
Para el equipo de
E&R, poner dinero en el bolsillo de la gente sin bajar gasto público antes
e impuestos después en forma significativa y permanente, conlleva más emisión
monetaria y más impuesto inflacionario a futuro. Remarcó asimismo que el
problema es que, si el rebote es generado por una estimulación artificial del
consumo y se ahorra menos en el presente, indefectiblemente se consumirá menos
en el futuro.
“Con estos planes
heterodoxos focalizados en el corto plazo, hay que entender que la recesión y
la crisis son endógenas al rebote inicial. Se iniciará el ajuste. La demanda de
dinero caerá y tanto el dólar como la tasa de interés saltarán. En ese marco,
la recesión se profundizará aún más y terminaremos con menor nivel de
actividad, dólar más caro, mayor tasa y más inflación que antes del inicio del
plan económico”, concluyó el informe.
Los riesgos de este
plan de reactivación del consumo previstos para ser aplicados en los primeros
meses de gestión están sobre la mesa: aumento del déficit por fuerte emisión,
caída de la demanda de dinero aún con controles de cambio y la disparada de la
brecha entre los tipos de cambio. El desafío para Alberto Fernández y su
equipo será alinear las expectativas para que el país comienza a dejar atrás la
crisis.
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