Por Luis Beldi - Las medidas de retenciones e impuestos que lanzó
el fin de semana el Gobierno, no son definitivas. Falta la segunda parte,
la negociación.
Con el campo se quiere evitar que la sangre llegue al río. Por eso
podría haber reuniones donde se explicará que en el mercado oficial hay un
Banco Central parado y que maneja el precio de compra de los dólares. En otras
palabras, que podría haber una mejora del precio de la divisa para buscar
equilibrio en la nueva carga fiscal y, de paso, licuar los pasivos del
BCRA.
“De la Rúa empezó su gestión con un impuestazo y la economía nunca
creció porque el consumo cayó”, le advirtieron al Gobierno. Hubo economistas,
poco antes de la asunción, que sabían de esta idea, pero expresaron que no
estaban de acuerdo porque podían neutralizar la reactivación del consumo que
tanto buscan. Otros, más optimistas, opinaron, que las retenciones, si no
hay devaluación, no se trasladarían a precios.
El campo hace cuentas. La soja en el 2000 cotizaba a USD 200 por
tonelada y las retenciones eran casi inexistentes porque las había eliminado Carlos
Menem y solo se aplicaba un 3,5% a las semillas de soja.
Desde aquel momento hasta el presente, la inflación en Estados Unidos
fue de 53%, es decir que el precio de la soja en el mercado de Chicago, superó
a la inflación ya que cotiza a 333 dólares. Pero el tema es que con la suba de
las retenciones ese precio para los exportadores locales cae a 233 dólares y
está por debajo de lo que históricamente valía cuando comenzó el siglo y China
y la India aún no habían asomado al mundo. Hay que recordar que pocos años
después, en 2007, la soja llegó a USD 600 por tonelada y las retenciones estaban
en 35% y no pudieron ser aumentadas, por la movilización del campo.
Lo cierto es que el Gobierno remonta sus cálculos a la era Macri y
dice que los gravámenes tienen el mismo peso que cuando el anterior presidente
los impuso y que por la suba del dólar de casi ciento por ciento, quedaron
desactualizadas. En ese lapso, los costos del gasoil y otros insumos también le
subieron al agro, sin hablar de las tasas de interés activas que hicieron que
se financiaran en cada siembra a 70% anual.
Pero más allá, de que la discusión no está terminada, el poder lo tiene
el Banco Central porque es el que fija el valor del dólar en el mercado de
cambios donde, por las restricciones, no rige la ley de oferta y demanda. Esta
carta podría ser decisiva porque la entidad podría comenzar un camino en el que
fije un precio de compra que anime a exportadores a liquidar lo que les queda.
Es una de la opciones que sobre la mesa.
Otra de las revelaciones que tuvo el bautizado “impuestazo”, si se
incluye el que se va a aplicar a los viajes al exterior, al resto de las
materias primas y a las exportaciones en general, es que el ministro Martín
Guzmán, parece haber tenido poca participación en los detalles. Su rol está
enfocado, afirma desde el Gobierno, a la negociación de la deuda.
Por eso en su equilibrada conferencia de prensa del jueves, jamás
mencionó la palabra retención y su discurso lució lógico para el mercado.
De hecho, Mauricio Macri hizo un llamado al exterior a un
personaje importante que conoce a Guzmán y le preguntó por las calidades
técnicas del nuevo ministro de Economía. El ex presidente está cargado de
ansiedad porque sabe del valor de la economía en la gestión. La respuesta no le
aclaró mucho. Del otro lado del celular su interlocutor, que tiene un buen
conocimiento de Guzmán, lo definió como “un romántico de la economía” pero que
no sabía cómo podía desenvolverse en la práctica. Eso sí, elogió su solvencia
académica.
Los inversores y operadores, no recibieron bien las medidas. Alberto
Fernández sabía que el humor no iba a ser el mismo que el que había regido
hasta el viernes. A partir de este movimiento, algunos adelantaron que las
instrucciones para los negociadores de la deuda es que sean lo más agresivo
posible. Conseguir suspensión de pago de intereses –algo de posibilidad remota–
es la hipótesis de máxima.
Esta será una semana clave porque las negociaciones con empresas
industriales y del agro, serán fundamentales. Muchas compañías ya
advierten que no tomarán gente a partir de la doble indemnización y se llegará
a la mesa de negociaciones con un ánimo distinto al que imaginaban porque no
fueron consultados con estas medidas. Dos de las más grandes empresas
agropecuarias están en cesación de pagos.
La volatilidad de la plaza, será una constante y la luna de miel del
dólar y el riesgo país, de la semana pasada, asoma como un recuerdo.
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