Por Mariano Cuparo Ortiz - El aumento en las
retenciones a las exportaciones anunciadas por el
Gobierno, otro en bienes personales y una buena renegociación que postergue los
intereses de la deuda externa liberaría recursos por
$735.000 millones en 2020. Esa generación de ingresos
facilitaría a una política fiscal que busque la recuperación del consumo y por
ende de la actividad económica.
El cálculo pertenece al director del CEPA, Hernán Letcher, quien
ante la consulta de BAE Negocios detalló:
"Creo que el Gobierno piensa reactivar liberando recursos a partir de tres
variables: liberar intereses de deuda, una suba de bienes personales y otra de
las retenciones. Por medio de las retenciones, para 2020, se puede estar
hablando de $250.000 millones; de bienes personales otros $85.000 millones. Lo
que liberen los intereses depende de la renegociación que se haga, pero puede
totalizar $400.000 millones".
Y completó con una referencia: "Un aumento extra y generalizado de
las jubilaciones de 20% implicaría una inyección de $250.000
millones al consumo. Eso quiere decir que con $735.000 millones se puede hacer
bastante. De esa forma, el Gobierno no haría ajuste, no tendría que emitir como
principal fuente de financiamiento y aumentaría los recursos".
Ahí
el quid de la cuestión. En su primera conferencia de prensa, el ministro de
Economía, Martín Guzmán,
dejó algunas dudas. Si bien desde hace años sus declaraciones apuntaban a que
el gasto público y
la emisión, ya en
el cargo señaló que no hay margen para una
política fiscal expansiva ni para imprimir billetes que la
financien. La prioridad en la estabilización generó buenas reacciones en la
ortodoxia y algunas preguntas en la heterodoxia.
La coyuntura es compleja. Guzmán encabezará la renegociación de la deuda
externa. Los acreedores con los que se sentará son, en general,
ortodoxos y suelen reclamar ajuste fiscal. Y el consenso tanto en el Gobierno
como entre los analistas es que una negociación exitosa será la clave inicial
para todos los siguientes pasos de la gestión.
Entre
los anuncios próximos que dejó entrever Guzmán se destaca una nueva modificación de la
fórmula jubilatoria. Si ese cambio implica un ajuste fiscal, o
una mejora para sus beneficiarios, dependerá de las intenciones de la política
fiscal. Y se expresará en la letra chica del proyecto.
Y es que si en 2020 la inflación
desacelera, un cambio que vuelva a la fórmula pre-2017 implicará la posibilidad de que las
jubilaciones pierdan en términos reales. De ahí que todo
dependa de si Guzmán prioriza la estabilización del rojo primario o la
reactivación. Hay discusión al respecto.
El director socio de Consultora Ledesma, Gabriel Caamaño Gómez, coincidió
en que Guzmán buscará el equilibrio fiscal por la vía de
una suba impositiva. Pero destacó que su primera aparición
dio señales ortodoxas. Y agregó: "Habló de cambio de fórmula para que no
haya mejora real en las jubilaciones en 2020. Eso hará que el 60% del gasto
primario, en un escenario de PBI cayendo, crezca menos que el producto en
términos reales".
Letcher coincidió en que una vuelta a la vieja fórmula podría implicar una
caída en las jubilaciones durante 2020, lo que dependerá de la letra chica y,
en última instancia, de si la intención es reactivar. Señaló que, desde su
punto de vista, la modificación buscará mejorar los haberes en
términos reales, para inyectar consumo y provocar una mejora en
la actividad productiva, lo que se lograría con $735.000 millones extra.
"Eso se puede lograr con una cláusula que diga que se exceptúa cualquier
caso en el que la fórmula precedente resulte más progresiva", agregó.
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