Por Juan Gasalla - Las acciones
argentinas, negociadas como certificado ADR en Wall Street, siguieron
sumando ganancias en las últimas semanas, para acumular en diciembre
una recuperación de 23% en promedio en sus cotizaciones en dólares.
Con el cambio de
gobierno los títulos privados tomaron envión, apuntalados por algunos
fundamentos que permitieron a los precios escapar de los pisos de 2019, los
mínimos desde julio de 2009.
La fuerte
recuperación fue generalizada, aunque no pareja: para los papeles
bancarios promedió un 40% en dólares, gracias a la mejora de precios de
los bonos soberanos, que influye en más en este sector.
La Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el marco de la
emergencia pública, con tratamiento exprés la semana pasada no
abunda en medidas de ajuste para el sector público, pero sí garantiza
una mejora en los ingresos fiscales, debido a la fuerte carga tributaria
que aplica a los exportadores y ahorristas. No obstante, la reducción de los
derechos de exportación en rubros que pueden ingresar dólares para inversión,
como petroleras y mineras, fue una señal asumida como positiva por los traders locales
y en el exterior.
El
economista Amilcar Collante, miembro del miembro de CeSur (Centro de
Estudios Económicos del Sur), recordó que “el mercado partía de un nivel de
precios en el que se descontaban escenarios extremos, con la información
disponible, y se fueron disipando después de que Alberto Fernández presentó el
equipo y brindó un discurso en el que mostró voluntad de pago y la
búsqueda de la sustentabilidad de la deuda”.
“Es que
el ‘paquetazo’ impositivo pude representar una mejora de los ingresos de 2
puntos del Producto, mediante un ajuste en el esquema de actualización de
jubilaciones, y a eso el mercado lo tomó con optimismo y cierta euforia”,
indicó Collante a Infobae. "Al ajustar las cuentas fiscales, el
Gobierno se aseguró el equilibrio de la caja en pesos, y a través del
‘súper cepo’ para la compra de divisas para atesoramiento y turismo se blindó
en dólares, porque el BCRA se asegura la compra de las divisas del superávit
comercial”, añadió.
“La Bolsa subió
porque la ley ‘ómnibus’ de Solidaridad Social y Reactivación Productiva
aprobada en 72 horas promete aumentar los ingresos entre un 2% a 2,5% del
PBI. Consecuentemente, se traduce en mayor solvencia fiscal y en la
capacidad de pago de la Argentina a cumplir con la deuda externa, ya
apalabrada con el FMI, y es lo que el mercado en definitiva festeja”,
comentó Jorge Fedio, analista técnico de Clave Bursátil.
Se destaca
la recuperación de YPF, un papel que puede capturar un tipo de cambio más
laxo para la llegada de inversiones a Vaca Muerta, una apuesta a la que el
Gobierno del Frente de Todos le atribuye un rol estratégico, encomendado al
economista Guillermo Nielsen, un funcionario con amplia experiencia en los
mercados internacionales, hoy presidente de la petrolera estatal.
El ADR de YPF
acumula un alza de 23% en diciembre, a USD 11,83, mientras que desde el piso
histórico de USD 8,13 del 3 de septiembre pasado suma un rebote espectacular de
45,5% en menos de cuatro meses.
Otro aspecto
ineludible para el mercado es el de los controles sobre la demanda de
dólares. Con un límite de USD 200 mensuales para las personas físicas, la
abundancia de pesos empieza a canalizarse en buena medida sobre las acciones.
“Las señales y
medidas que podemos resumir fueron contundentes. Llevando a cierta tranquilidad
en el mercado, por estabilidad del tipo de cambio oficial -dentro igualmente
de un ‘cepo’ aún más endurecido-, bajas de tasas activas y pasivas, y
continuidad en las compras de divisas por parte del BCRA. Hubo una combinación
de medidas que, básicamente, 'pulverizaron’ la dolarización y busca
‘incentivar’ el ahorro en pesos”, analizaron desde Portfolio Personal
Inversiones.
Los expertos
de Research for Traders consideraron que “cayó bien en el
mercado la aprobación de la Ley de Solidaridad Social y Reactivación
Productiva, que habilitaría a un aumento en el superávit fiscal
primario gracias a una mayor recaudación, que mejoraría la capacidad de
pago de la deuda del país. Esto redujo los temores a una reestructuración más agresiva”.
Al
considerar las valuaciones en dólares de las compañías cotizantes, éstas
perdieron en promedio 51% en 2018, más otro 29,8% que aún arrastran en 2019.
Las últimas semanas
también fueron auspiciosas para las ganancias de las acciones medidas en pesos,
dado el virtual estancamiento del tipo de cambio, que permitieron recortar
posiciones respecto de la elevada inflación.
Desde el piso de
23.079 puntos del pasado 3 de septiembre -establecido el primer “cepo” con
límite de USD 10.000 mensuales-, el panel líder S&P Merval de ByMA
(Bolsas y Mercados Argentinos) trepó casi 19.000 puntos u 80%, hasta las 41.700
unidades este viernes. Un extraordinario beneficio en menos de cuatro meses.
El Merval en
dólares, según la cotización “contado con liquidación”, promedia un alza de 23%
en diciembre y una ganancia de 51% desde el 3 de septiembre, cuando tocó
-en moneda dura- un mínimo desde el 5 de mayo de 2009.
De forma
parcial incidió la modificación del alcance del Impuesto a la Renta
Financiera. La aprobación de la Emergencia Económica significó
el fin de este gravamen sobre los depósitos a plazo fijo a tasa fija, así
como para bonos en pesos y en dólares.
Este tributo, aplicado desde fines de abril de 2018, fue un auténtico
lastre para la operatoria bursátil y fue motor de una caída sin
precedentes en las cotizaciones argentinas. El desplome de acciones y
títulos públicos conjugado con la devaluación del peso, la recesión y la
histórica sequía, determinó el camino a una crisis económica que todavía
Argentina no superó y que dinamitó la posibilidad de reelección
de Mauricio Macri.
De todos
modos, el horizonte financiero no está despejado, si se tiene en cuenta
que pagarán el impuesto a la Renta Financiera los depósitos vinculados a la
evolución del UVA, es decir atados a la inflación, y las operaciones con
Obligaciones Negociables, acciones y las criptomonedas.
Amilcar Collante
reconoció además “alguna discrecionalidad sobre el reperfilamiento de
Letes, mientras que la ciudadanía, sobre la que recaen mayores impuestos, tiene
más incertidumbre, pero para el exterior las señales son positivas. El ajuste
de jubilaciones y el incremento de retenciones, tranquilamente podrían pasar
como medidas de una receta del FMI, no así el control cambiario, al que el
organismo se opone. Es un plan que coincide en esos puntos, para cerrar la
brecha en la cuenta corriente”.
El economista de
CeSur apuntó a ciertas “medidas de corte social que aplicará el
Gobierno, como un bono para apuntalar los haberes mínimos, el congelamiento de
tarifas, la implementación de la tarjeta alimentaria van hacia el otro lado,
pero en la cuenta global se presenta un escenario base que da un ajuste de
1% del PBI, con el que se podría alcanzar el equilibrio fiscal primario”.
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