Por Fabián Medina - No es nada nuevo que
nuestro país posee históricamente problemas con la cantidad de dólares
estadounidenses en las Reservas del Banco Central que ahora
dirige Miguel Pesce. Lo que sí es tema de análisis que nuestro problema
histórico y constante se agudizó de manera muy fuerte en el cuatrienio
2015-2019 como consecuencia de mala aplicación de políticas
económico-monetarias. En diciembre de 2015, si bien las reservas del BCRA se
encontraban en aproximadamente en el orden de los u$s39.000 millones y como
consecuencia de los sucesivos bonos emitidos para conseguir financiamiento
internacional arribaron al orden de los 54.000 a mediados de 2017.
Como consecuencia
de esta continua sangría y solicitud al mercado privado voluntario
internacional de dólares estadounidenses como bonos del país con distintos
vencimientos hasta el año 2117 inclusive. El día 2 de noviembre de 2017 se
rubricó el Decreto 893 por medio del cual se generaron todas las debacles
económico-financieras que padecemos hoy al permitirles a los exportadores
liquidar las divisas remanentes del producto de la venta de sus bienes en el
exterior; como consecuencia de eso las reservas del BCRA comenzaron un proceso
de eliminación constante sin posibilidad de un flujo de ingreso de dólares
estadounidenses a ellas a raíz de, como corresponde, de la incorporación del
producido de las exportaciones y la salida constante como consecuencia del pago
del 70% de las materias primas necesarias para producir el agregado de valor de
nuestra industria generando el efecto “fondo de la caja vacía”.
A partir de esa
fecha de noviembre en 2017 es que debido a la velocidad con la cual nuestro
país pasó de poseer una deuda pública externa de u$s90 millones en 2015 a 240
millones en enero de 2018 dejamos de tener acceso a los mercados voluntarios de
deuda (bonos) y en abril al llegar las reservas a cerca de los 48 millones el
Gobierno anterior recurrió al Fondo Monetario Internacional para obtener un
primer financiamiento de 38 Millones que no era para otra cosa que gasto
corriente, pago de salarios y jubilaciones básicamente, y no endeudamiento para
obras de infraestructura como corresponde en una economía sólida.
Con ello, trajimos
aparejado no sólo un incumplimiento en la primera revisión en el mes de julio,
sino también un segundo acuerdo con el FMI por 57,8 millones -por pedido
expreso del presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump- aun
cuando la Carta Orgánica permite que nos otorguen hasta 10 millones.
Ante todos estos
hechos y sumados a la no posibilidad lógica de acceso a los mercados
voluntarios de deuda es que comienzan en el mes de mayo de 2018 a desmadrarse
todas las variables económicas, principalmente la inflación por falta de
reservas de dólares en el BCRA para hacer de soporte a la emisión
cuasimonetaria primero de Lebac y a posterior de Leliq que este Gobierno
comenzó el plan para desactivarlas, puesto que llegaron a poseer una tasa
nominal anual de 83% a 7 días y hoy nos encontramos con la segunda baja en una
semana llevándolas al 55% anual al mismo período.
Mientras no
entendamos que nuestro principal problema es la falta de dólares y el origen de
esto, vamos a seguir dando vueltas como perro que se quiere morder la cola.
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