Por Claudio
Zlotnik - No habrá un anuncio formal, ni mucho menos. Pero la decisión está
tomada y forma parte del esquema económico que Alberto Fernández diseñó para
los primeros meses de su mandato. La idea es mantener la cotización de dólar en
torno a los valores actuales durante los próximos meses. Que ningún salto provoque dudas sobre el plan
lanzado el 10 de diciembre, y que empezó a plasmarse con la sanción de la Ley
de Emergencia.
Tras la aplicación del 30% de impuesto que dio lugar al "dólar
solidario", el Gobierno quiere dejar estratégicamente de lado el debate
sobre el tipo de cambio.
Los funcionarios creen que la brecha con el "dólar paralelo" podría
estabilizarse en torno al mismo 30% que el "solidario" aunque no
descartan que, en el corto plazo, haya una escalada adicional.
Para el Gobierno es imprescindible que el
"blue" no se dispare para evitar mayores distorsiones y que genere
dudas sobre la viabilidad del plan.
El programa de medidas lanzada por la administración Fernández no contiene un
capítulo antiinflacionario, pero el Gobierno se juega a que haya distintas
anclas que por lo menos desaceleren la dinámica de los precios durante los
próximos meses.
Una de esas anclas será el tipo de cambio. Pero no el único. Se trata de una
estrategia con grandes chances de concretarse, gracias al súper cepo y las
severas restricciones a las compras de divisas.
Al contrario, el gran riesgo pasa porque el Gobierno se "enamore" de
un dólar tranquilo, en un contexto de inflación elevada. "No hay que
olvidarse que esta misma paridad teníamos a mediados de agosto, después de las
PASO, y desde entonces se acumuló un 19% de inflación", advirtió uno de
los economistas más consultados de la City, en diálogo con iProfesional.
Por eso, en Economía miran el calendario.
Algunos creen que el horizonte está en abril o mayo. No más allá. Que
habría tiempo para sostener al dólar hasta la esperada reestructuración de la
deuda. Pero se admite, en voz baja, que los chacareros se guardarán la soja en
los silobolsas si el tipo de cambio se atrasa.
En el equipo económico saben que el relanzamiento de la economía puede existir,
pero necesita sí o sí de que el Banco Central se apropie de los dólares del
superávit comercial. Y para asegurarse esas divisas, no va a quedar otra
alternativa que asegurarle un margen de rentabilidad a los agricultores.
Una rentabilidad, dicho sea de paso, que ha quedado dañada tras la suba de las
retenciones, y que en el propio Gobierno admiten que no resistiría un severo
atraso cambiario.
Hay algo claro: si el dólar no se mueve hacia
la cosecha de la soja, el probable retaceo de las liquidaciones presionaría
seguramente sobre el "paralelo", ya que los operadores
tomarían nota de la falta de oferta sobre el canal oficial y de la
inconsistencia del programa.
La mira puesta en
la recuperación
La estabilidad
cambiaria, asumen en el Gobierno, funcionaría sólo como la condición necesaria
para lograr el arranque de la actividad económica. Pero no es suficiente,
claro.
Por eso mismo, se pusieron en marcha varias medidas para mejorarles los
ingresos a los sectores más bajos. Desde los beneficiarios de la AUH a los
jubilados de la mínima.
Para esta última franja distribuyó un bono de
$5.000 que llegará a 4,7 millones de jubilados, lo que hace un total de $23.500
millones, según revelaron fuentes oficiales a iProfesional. A lo que hay
que añadir $8.000 millones a los receptores de Asignación Universal por Hijo.
Son $31.000 millones este mes y otro monto similar en enero, a los que se
sumarán $4.000 millones del Plan Contra el Hambre.
En el Gobierno sostienen que esta será la base
para recuperar el consumo masivo. Queda por efectivizar el aumento
salarial para los trabajadores privados, a cuenta de las futuras paritarias,
pero que en lo inmediato también ayudará a revivir el consumo.
Otro capítulo se relaciona con el congelamiento, por seis meses, de las tarifas
de los servicios públicos, al que ya se sumó el transporte público.
La clave, hacia adelante, va a pasar por el formato que se le dará a un
"acuerdo de precios y salarios", que le dará un marco a la dinámica
inflacionaria.
El economista Rodrigo Álvarez lo dice de una manera sintética y gráfica:
"El Consejo Económico y Social le dará una especie de balizamiento a los
precios, con una pauta hacia adelante", dice en diálogo con iProfesional.
Álvarez, al igual que otros colegas suyos, hace hincapié en la necesidad de que
se logre romper la dinámica indexatoria de la economía, que va desde el gasto
previsional hasta las tarifas de los servicios públicos.
En eso está el Gobierno nacional: suspendió la movilidad jubilatoria automática
y habrá una negociación con las prestatarias de los servicios públicos.
Desde lo estrictamente político, en la
Casa Rosada toman en cuenta que si hacia la salida del verano no aparecen mejoras
en los números de la actividad económica habrá presiones desde los sectores
sociales y de la CGT.
Es llamativo que, al menos por ahora, las principales consultoras de la City
prevén para el 2020 una nueva caída del poder adquisitivo de los salarios.
Si fuera efectivamente así, el nivel de consumo masivo no se recuperaría.
Pero más allá de los pronósticos de las consultoras, lo relevante ahora pasa
por saber que los agentes económicos estarán efectivamente observando la
reacción de la economía una vez que termine el verano.
¿Podrá Alberto F. mostrar que su estrategia empieza a ser exitosa? ¿Pudo el
ministro Guzmán ponerle un piso a la crisis, tal como él mismo se lo planteó
como primer objetivo?
Obviamente, la respuesta hacia el mes de marzo se podrá completar cuando se
haya renegociado la deuda pública. Al menos con los bonistas privados.
Para dar una señal contundente a los
financistas de que se toma muy en serio esa renegociación de la deuda, Alberto
F. puso entre sus prioridades el ordenamiento del escenario fiscal.
Eso llevó a suspender la movilidad jubilatoria y a aumentar algunos impuestos,
tanto a nivel nacional como en la provincia de Buenos Aires.
El riesgo, en todo caso, es que ese ajuste le ponga trabas a la reactivación de
la actividad económica. Que la necesidad del Estado de mejorar su perfil
recaudatorio termine ahogando la recuperación.
Por lo pronto, será clave que el Banco Central adquiera en el mercado gran
parte del superávit comercial. Eso es lo que piensan en el Gobierno. Si logran
mostrar ese desempeño, entonces la reanimación de la actividad -vía la
monetización de la economía y vía la rebaja de las tasas de interés- podría
estar asegurada.
¿Podría ser posible? De nuevo, lo dicho al inicio: el Gobierno puede tener como
objetivo mantener al dólar "oficial" con alzas homeopáticas durante
el primer trimestre de 2020. Sin embargo, la
clave será lo que haga de ahí en más, cuando el "campo" levante la
cosecha de soja y hagan falta los billetes verdes para asegurar la salida de la
crisis.
Además de tener buenos diagnósticos, será necesario que los funcionarios
tengan, además, la mejor pericia para llevar a cabo los objetivos.
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