Por Juan Gasalla - En
la última década se duplicó la fuga de capitales de la Argentina: fuera
del sistema los argentinos atesoran más de USD 320.000 millones, que equiparan
al total de la deuda pública. Esto quiere decir que el país tiene
una posición neta acreedora con el mundo: los argentinos tienen más plata fuera de la Argentina que la que le deben
al mundo por la toma de crédito.
Dicho en forma muy básica,
si los argentinos repatriaran los capitales que enviaron fuera del sistema
bancario, se podría cancelar toda la deuda del sector público contraída
con el exterior. Hoy esta deuda está sujeta a una eventual reestructuración,
justamente por la escasez de divisas para afrontar los vencimientos.
En su informe de
Balanza de Pagos, posición de inversión internacional y deuda externa
correspondiente al tercer trimestre de 2019, el INDEC informó que los activos
de particulares y empresas argentinas fuera del sistema financiero local
llegaron a la suma récord de USD 322.297 millones, contabilizada buena
parte de la reciente salida de depósitos en moneda extranjera posterior a las
elecciones primarias.
Este monto
que supera ampliamente la mitad el PBI y es comparable al total de la
deuda pública -en dólares y pesos- que alcanzó los USD 311.287 millones en
noviembre último, según informó la Secretaría de Finanzas. En estos pasivos se
contemplan bonos pendientes de reestructuración por unos USD 2.400 millones, pero
no los cupones atados al PBI.
En diez años los
fondos de argentinos que quedaron fuera del sistema local –a los que
vulgarmente se los identifica como “fuga de capitales”-, se duplicaron
desde los USD 161.918 millones de 2009. A fines de 2015 subieron a USD 232.411
millones y en junio pasado ya superaron los 300.000 millones de dólares.
En el tercer
trimestre de 2019, los activos de argentinos fuera del sistema financiero
local -declarados o no a la AFIP- crecieron USD 14.419 millones o
4,7%, desde los USD 307.878 millones del cierre del segundo trimestre de
este año. En este monto de posición de inversión internacional no están
contabilizados los activos del Banco Central, Sociedades captadoras de
depósitos y del Gobierno general.
Vale recordar
que a partir de las PASO se registró una acelerada salida de depósitos en
dólares de los bancos locales. Los depósitos en dólares del sector privado en
efectivo alcanzaban los USD 30.962 millones el 30 de junio y quedaron, al fin
de septiembre, en USD 21.383 millones, con una baja de USD 9.579 millones en el
tercer trimestre del año.
El cepo reduce la fuga, pero no la frena
El pasado control
de cambios, que se extendió por los cuatro años de la segunda presidencia de
Cristina Kirchner, redujo el ritmo de salida de divisas de la economía,
pero no la eliminó, una tendencia que podría replicarse durante la
presidencia de Alberto Fernández.
Según el
Indec, entre 2012 y 2015, ahorristas y sociedades no financieras sacaron
del país USD 37.557 millones y la “fuga” creció solo 19,3%, desde un total de
USD 194.854 millones de diciembre de 2012 a USD 232.411 millones en diciembre
de 2015, cuando se desactivó el “cepo”.
Entre diciembre de
2003 y diciembre de 2007, con Néstor Kirchner como presidente, los activos en
el exterior de residentes y sociedades no financieras crecieron 24,1% o USD
28.401 millones, de USD 118.008 millones a 146.409 millones de dólares.
En la primera
presidencia de Cristina Kirchner, sin restricción cambiaria, la salida fue
claramente mayor, USD 48.445 millones, con un crecimiento de 33,1%, desde los
USD 146.409 millones de diciembre de 2007, según la Balanza de Pagos.
Y después del
paréntesis del “cepo”, durante el Gobierno de Mauricio Macri se retomó el ritmo
de aumento de dicha posición financiera internacional de los argentinos
–excluido Gobierno, BCRA y sociedades financieras-, que se incrementó un
38,7% o USD 89.886 millones en cuatro años, desde los USD 232.411 millones de
diciembre de 2015 al récord de USD 322.297 millones en septiembre de 2019.
En el mismo
sentido, la deuda externa, que suma los pasivos del sector público y del
sector privado solo en moneda extranjera, tuvo un comportamiento dispar, al
igual que la otra vía para ingresar divisas a la economía, la
del superávit comercial.
Gracias al canje
de deuda de 2005, que significó una fuerte quita en los pasivos del sector
público, la deuda externa cayó 29% durante la presidencia de Néstor
Kirchner, mientras que tuvo un moderado crecimiento en el primer mandato de
Cristina y marginal en su segundo mandato, cuando ya hubo restricción al dólar.
En tanto, con
Mauricio Macri el endeudamiento público y privado en moneda extranjera fue
explosivo: aumentó más de USD 120.000 millones, un 81%. Siete de cada diez
dólares ingresados por deuda tomada en el exterior volvieron a salir del
sistema financiero doméstico en forma de ahorro o inversión privada fronteras
afuera.
En cuanto
al superávit comercial, fue muy elevado durante la presidencia de Néstor
Kirchner (acumuló USD 47.493 millones) y el primer mandato de Cristina
(USD 49.482 millones), con tipo de cambio competitivo y precios internacionales
que llegaron a récord.
En el segundo
mandato de Cristina Kirchner, también con precios récord, pero con control de
cambios, restricciones al comercio y tipo de cambio que se fue rezagando
respecto de la inflación, el saldo comercial se redujo a la tercera
parte (USD 13.600 acumulados en cuatro años). Con Mauricio Macri el saldo
comercial se recortó aún más, a USD 5.900 millones, de la mano de un fuerte
atraso cambiario que recién se revirtió en forma abrupta a partir de mayo de
2018.
De las
recientes experiencias de los gobiernos argentinos para equilibrar su
cuenta corriente de divisas se pueden extraer algunas conclusiones:
1) Sin cepo y
con alto endeudamiento público y privado en dólares, la fuga de
capitales crece con fuerza. En la administración de Macri demandó un
volumen de divisas apenas inferior a las tomado por deuda externa.
2) También el
excedente comercial sin cepo puede potenciar la fuga si se deteriora la
confianza, aún con notorio crecimiento económico. Ejemplo de ello fue la salida
de divisas posterior al conflicto con el agro por las retenciones móviles en
2008.
En este caso
son divisas genuinas que ingresan al mercado local y por las que no
se paga tasa de interés. El amplio excedente comercial registrado entre 2003 y
2011 (USD 96.975 millones acumulados en ocho años) tuvo su contracara en el
incremento de ahorro e inversión fuera de Argentina, por USD 76.846 millones en
el mismo lapso.
3) La fuga de capitales
recae con el cepo, pero no desaparece. Incluso aumenta a más ritmo que la
deuda, en un proceso que descapitaliza la economía. En la segunda
presidencia de Cristina, el ingreso de divisas (USD 7.478 millones por deuda
pública y privada, más USD 13.600 millones por superávit comercial) fue
inferior al egreso por atesoramiento e inversiones en el exterior (USD 37.557
millones).
4) El cepo
corta el financiamiento externo, colapsa el ahorro interno y decanta en
atraso del dólar. La distorsión de precios relativos incuba una peligrosa
presión inflacionaria que cobra fuerza cuando se desactiva la represión
cambiaria, como ocurrió a partir de 2016.
Bajo este análisis,
una eventual continuidad del control de cambios durante la gestión
de Fernández puede replicar el estatus de la economía con cepo “post
2011”, con moderada salida de capitales y superávit comercial, estabilización
del endeudamiento externo, junto con un esperable atraso del tipo de cambio.
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