Por Carlos Lamiral - El ministro de Desarrollo
Productivo, Matías Kulfas, comenzará a convocar a entidades empresariales para
revisar el acuerdo Mercosur-Unión Europea. El funcionario considera que durante
el último tramo de la negociación, que encabezó la gestión de Mauricio Macri
hubo “falta de transparencia”, por lo que entiende que es necesario rever los
detalles del tratado. La convocatoria será en los próximos días según
informaron fuentes de la cartera.
En el equipo
de Kulfas sostienen que la principal característica que tuvo la
negociación del Acuerdo Mercosur-UE fue la falta
de transparencia hacia los distintos sectores productivos. Afirman que el
sentido de los encuentros será informar y escuchar lo que tienen para
decir al respecto y luego elaborar un informe que se va a poner a
disposición del Presidente, el canciller y el Parlamento, que es el que va a
tener que discutir el asunto.
En junio del año
pasado, tras 20 años de negociaciones, ambos bloques anunciaron en
Bruselas que arribaron a un entendimiento. De éste se desprende que se va a
generar una zona de libre comercio birregional. Una vez aprobado por los
respectivos poderes legislativos, el convenio le concede al Mercosur una
eliminación de aranceles para el 93% de sus exportaciones, mientras que el 7%
restante tendrá tratamiento preferencial. Por otro lado, el bloque
sudamericano tendrá plazos amplios de hasta 15 años para liberalizar sectores
sensibles, en forma gradual. Se estima que el 60% del universo de bienes industriales
que se elabora en la región mantendrán protección arancelaria por unos 10 años.
Según consta en un
informe oficial, el acuerdo contempla beneficios específicos para las pymes que
impulsan su presencia activa en el comercio birregional y mundial, a través de
programas que facilitan su integración en cadenas globales de valor, asistencia
técnica, participación en compras gubernamentales, joint ventures,
partnerships, bussines networks, transferencia de know how y asistencia
financiera. El acuerdo contempla aspectos como la preservación del medio
ambiente y de las leyes laborales.
Oportunismo
El año pasado,
cuando las fuerzas políticas del actual Gobierno formaban parte de la
oposición, la principal crítica que se le hizo al entendimiento fue la del apuro
de Macri por cerrar y anunciar el tratado, ante un posible uso electoralista de
este. Algunos sectores empresariales vinculados a las pequeñas y medianas
empresas, como la Unión Industrial de Santa Fe (UISFE), mostraron el mayor
grado de rechazo, por temor a la competencia de las empresas europeas en la
región.
Fuentes del
anterior equipo de la Cancillería encabezado por Jorge Faurie, que acordó
el tratado, indicaron a este diario que durante el transcurso de la
negociación hubo reuniones informativas con cámaras empresariales, a nivel del
Congreso, y en las provincias, para explicar cómo podía afectar a las economías
regionales. En tal sentido, indicaron que por el momento no van a salir a hacer
observaciones sobre la marcha de la política de comercio exterior del actual
Gobierno de Alberto Fernández.
Actualmente, el
acuerdo se encuentra en la etapa denominada legal scribd (revisión legal). Se
trata de un control del texto, donde se precisan los términos y definiciones y
se buscan posibles contradicciones que pudieran surgir entre artículos.
Concluida esa etapa (se espera que en marzo podría ocurrir) hay que traducir el
texto definitivo a los diferentes idiomas de los países signatarios (más de
20). Luego se firma y entonces comenzarán a actuar los parlamentos y congresos.
En este punto es donde pueden surgir los mayores inconvenientes. Francia
es el país con menor plafón político para aprobarlo. El Gobierno de Emannuel
Macron viene siendo duramente cuestionado por movimientos sociales. Los
productores de ese país realizaron también fuertes protestas contra el tratado.
Si bien por un lado Macron dice estar a favor del acuerdo, por otro hizo serios
llamados de atención, entre ellos a Brasil por las políticas de Jair Bolsonaro
sobre medio ambiente y su amenaza de retirarse del tratado de París para
reducir la emisión de gases de efecto invernadero. También países como Polonia
e Irlanda, que tienen fuertes sectores agrícolas, plantean reparos para la
aprobación.
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