Por Juan
Gasalla - En cuatro meses, el dólar oficial subió 0,4%; la
inflación, un 19%, y la Base Monetaria creció más de 40%. (Reuters)
Diciembre y enero traen aparejada la estacional necesidad de pesos, por la
liquidación de salarios y bonos, el pago del medio aguinaldo, la demanda por
las Fiestas de fin de año y las vacaciones de verano. En un marco de control de
cambios -que evita que el excedente de pesos se pase a divisas- tanto el
Gobierno saliente como el entrante optaron por aplicar una potente inyección de pesos a la
economía, cuyos “motores” de crecimiento permanecen apagados.
Ese redireccionamiento
de los pesos al consumo interno, y también al pago de mayores impuestos
y a inflación, por ahora está dejando
afuera al movimiento en el mercado de cambios. La divisa en el segmento oficial sigue casi
invariable, a $63 para la venta minorista -ahora a $81,90 por la aplicación del
impuesto “solidario” y cerca de los $60 en el mercado mayorista o
interbancario.
El monto operado en el segmento de contado (spot)
sumó USD 261,1 millones,
mientras que en futuros se negociaron contratos (en pesos atados al tipo de
cambios) a USD 158,2 millones en el ROFEX, donde las posturas para fin de enero
cerraron a $61,45, mientras que para marzo concluyeron a 65,55 pesos.
Dicha quietud
cambiaria se transmite en lo inmediato a las cotizaciones alternativas del
billete verde, es decir las que no están contaminadas por los controles: el dólar libre, a $77 para la
venta en el mercado paralelo, y las paridades bursátiles.
Destacó en la jornada el aumento del dólar “contado con liquidación”, que se
arrimó a los 78 pesos y volvió a superar el valor del dólar “blue”, por el empuje del ascenso de 2,4%
en pesos de las acciones argentinas.
El economista Gustavo Ber señaló que la estabilidad del tipo de cambio
oficial responde a “una plaza que
continúa limitada y dominada por el BCRA. Mientras tanto, las ‘brechas’ siguen deslizándose sin prisa pero
sin pausa al alza hacia el ‘dólar solidario’, toda vez que dicha referencia en
el tiempo -en especial una vez que se supere la etapa de una mayor demanda
estacional de pesos- podría convertirse en el ‘piso’ para el dólar MEP y
‘contado con liquidación’”.
La calma de la plaza cambiaria, cuya demanda
privada está atenazada por las restricciones, es evidente en los números: desde
el 30 de agosto, cuando se
reinstauró el “cepo” -entonces parcial, con tope de USD 10.000 mensuales- el
dólar mayorista subió un 0,4% o 21
centavos, de $59,61 a $59,82 en cuatro meses en los que la inflación avanzó cerca de 19 por ciento.
Por eso, el Relevamiento de Expectativas de Mercado
(REM) que publica el Banco
Central mostró en diciembre que los especialistas esperan un dólar oficial
de $80,50 para fin de 2020,
cuando el mes anterior proyectaron un dólar a 85,90 pesos.
“El Gobierno puede entonces controlar algunos
precios que ayudan a formar expectativas de inflación, como el dólar oficial,
los combustibles y las paritarias, pero para que el modelo no explote por los
aires necesita consistencia monetaria”, expresó el economista Martín Tetaz.
En el último año el dólar acumuló una suba
de 58,9% según la cotización mayorista y la Base Monetaria se expandió un 34,5%, a
lo que habría que agregar la incidencia de los aumentos de tarifas y
combustibles: estos tres factores explican a “trazo grueso” una inflación anual entre 54 y 55 por ciento en
2019, la más elevada desde 1991.
En ese aspecto, inquieta la expansión global de la cantidad del
dinero en la economía, del orden del 46% en los últimos cuatro meses, sepultado el objetivo de
“crecimiento cero” de la Base Monetaria planteado en el acuerdo con el FMI
después de la contundente derrota electoral de Cambiemos en las PASO.
El 30 de agosto pasado, la Base Monetaria
contabilizaba $1.296.173 millones ($1,3 billón), mientras que el 30 de
diciembre alcanzó los $1.895.381 millones (1,9 billón): son casi 600.000 millones de pesos extra que
se volcaron a la plaza financiera en el mismo lapso de virtual “congelamiento”
del tipo de cambio oficial con el regreso del control de cambios.
Restringido el cálculo la circulación monetaria
(dinero en poder del público y cuentas a la vista), también alcanzó un fuerte aumento de casi $250.000
millones ó 27,5%, de $904.438 millones a $1.153.405 millones ($1,2
billón).
Por eso, Martín Tetaz ve probable que desde el BCRA
“en febrero, cuando
desaparezca la demanda estacional de fin de año, aspirarán los pesos sobrantes, al mismo tiempo que anuncian que
volverán a hacer operaciones de mercado abierto emitiendo letras para el
público, como las viejas LEBAC”.
Frente a semejante abundancia de liquidez, un
indicador sobresaliente en las últimas semanas es el del regreso de los depósitos en dólares,
con el impulso de corto plazo de la excepción del pago de Bienes
Personales para las colocaciones en cajas de ahorro, y de una
reducción de la alícuota al 1,25% -desde 2,25%- para quienes repatrien el 5% de
sus tenencias fuera del sistema financiero.
Los depósitos en dólares en efectivo del sector
privado aumentaron cerca de USD
1.500 millones desde que asumió el Gobierno de Alberto Fernández. El pasado 30 de
diciembre contabilizaban USD
19.429 millones, con lo que se aproximan al nivel perdido antes de las
elecciones presidenciales del 27 de octubre pasado. En las últimas tres ruedas
financieras de 2019 la recuperación de depósitos en moneda extranjera superó el
promedio de USD 300 millones diarios.
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