Por Jorge Herrera - El convulsionado año
electoral le terminó costando mucho a la economía argentina. Es que a pesar de
todos los eventos internacionales que complicaban el panorama global, los
inversores internacionales volvieron a los mercados emergentes. Así lo refleja
el monitoreo de los flujos de cartera de no residentes a mercados emergentes
del Institute of International Financer (IIF) que registra entradas por
u$s310.000 millones en 2019.
Si bien el dato es
inferior al de 2017 (u$s375.000 millones) superó ampliamente a los registros de
2018 (u$s198.000 millones). O sea, los capitales internacionales volvieron
a “llover” sobre los países emergentes en 2019 pero la Argentina se había
impermeabilizado bajo un cóctel de crisis económica e incertidumbre
electoral.
Según los datos del
IIF, en diciembre pasado se estima que los flujos de cartera a mercados
emergentes alcanzaron los u$s30.700 millones, muy por encima de los u$s19.900
millones de noviembre. Bajo la óptica del IIF, la recuperación de los flujos
hacia los mercados emergentes, desde su más reciente caída en agosto, se
mantuvo gracias a la relajación monetaria de los principales bancos centrales y
al acuerdo comercial de fase uno entre Estados Unidos y China, lo cual
proporcionó un apoyo durante todo el año a estos países periféricos. “Los
flujos de deuda continuaron con su sólido desempeño, llegando a u$s17.800
millones en diciembre y u$s54.300 millones en el cuarto trimestre de 2019”,
señala el IIF en su último informe “Capital Flows Tracker: Equities Rebound”.
Los datos del IIF
muestran que los flujos de capital continuaron su recuperación, ya que las
entradas de capitales a China crecieron a u$s10.100 millones mientras que los
flujos al resto de los emergentes volvieron a ser positivos por primera vez
desde julio pasado. Pese a eso, el IIF advierte que “siguen siendo cautelosos
acerca de la fortaleza a largo plazo de los flujos de renta variable no
procedentes de China debido al sobreendeudamiento y al estancamiento secular en
los mercados emergentes”.
Con relación al
aumento en los flujos de deuda se explica que es el resultado de una dinámica
positiva en Latinoamérica (u$s8.800 millones en comparación con u$s3.100
millones de noviembre), mientras que en los emergentes europeos se estancó y
así como en Asia experimentaron fuertes retrocesos (u$s4.300 millones en
comparación con u$s7.800 millones de noviembre). Mientras que la
oscilación positiva en los flujos de capital se debió a un gran aumento de
dichos flujos a los emergentes de Asia (u$s13.600 millones en comparación con
u$s7.300 millones de noviembre). “Las contribuciones positivas también vinieron
de salidas más pequeñas en Latinoamérica y Medio Oriente”. El informe destaca
también que parte del gran cambio que se consolidó desde octubre fue en gran parte
el resultado de desarrollos positivos en Argentina y Arabia Saudita.
Ya comenzado en
2020 los fondos de inversión globales se plantean aprovechar el universo de la
deuda de los mercados emergentes para afrontar la desaceleración económica
global. Las nuevas tensiones geopolíticas y los vaivenes que sufre el comercio
mundial, pueden reorientar flujos hacia bonos de los emergentes, sobre todo de
países que dependan más del consumo interno que de los intercambios comerciales
y no sean tan promocionados como los BRICS, por ejemplo, Guatemala o Kazajstán.
Brasil lidera las preferencias a raíz de que puso en marcha varias reformas
estructurales pro-mercado que deberían impulsar el crecimiento. La Argentina
parece más marginal, sigue fuera del radar, más allá de los buitres.
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