Por Leandro
Gabin - "Esto viene más lento de lo que pensábamos. No sé qué están
esperando para empezar en serio a negociar la deuda". La frase corrió por
cuenta de un fondo de inversión de Nueva York que también es tenedor de bonos argentinos.
Hay
cierto desencanto en Manhattan con la velocidad (o la falta de ella, mejor
dicho) que el Ministerio de Economía le está imprimiendo al tema deuda.
"Evidentemente hay discusiones internas que no están saldadas en el
Gobierno con respecto a qué negociar y qué no, y por eso no hay avances",
interpretan los bonistas del exterior. "Pero realmente no hay tanto tiempo
para esperar", avisan.
Lo último que se
conoció oficialmente fue, hace escasos días, el "llamado" de la
secretaría de Finanzas a los bancos de inversión para que hagan un rastreo de
los tenedores de la deuda. Esto es muy usual y se hace, en realidad, en
cualquier reestructuración.
Se busca conocer,
más o menos, quiénes tienen los bonos argentinos para hacer una radiografía del inversor.
Pero la realidad es que esto mismo está contemplado en las propuestas que ya
los bancos le están enviando al ministro de Economía, Martín Guzmán.
O sea, nadie se
postula para presentar una oferta por la deuda si no tiene "hablado"
a la mayoría de los bonistas. Es un paso esencial.
Avidez por los
detalles
La
interpretación que se hace en el exterior es que Guzmán aún no puede pisar el
acelerador porque, en realidad, todavía no tiene definido los parámetros
básicos de la negociación.
Esto ya no es el
eslogan oficial de tener una reestructuración que le permita a la Argentina
"crecer para pagar", sino más bien cuestiones técnicas de la oferta
en sí. Léase, los años de gracia y qué pasará con los intereses (si se
capitalizan o no).
Fuentes
relacionadas con las negociaciones le dijeron a iProfesional que
esas charlas técnicas corren por cuenta de Lisandro Cleri -el titular de la
Unidad de Reestructuración de la Deuda- mientras que el secretario de Finanzas,
Diego Baustorre, está enfocado en lo que es la oferta local.
La intención
oficial es, precisamente, que Guzmán no esté al frente de las negociaciones con
los bonistas y fondos. ¿Por qué? Creen en el mercado que para "preservar al ministro" del
desgaste que esto conlleva.
"No es un
súper ministro, es un persona de muy bajo perfil y es conveniente que tenga
gente que le informe sin involucrarse en forma directa", contaron desde un
fondo que dialoga con funcionarios de Economía.
La
idea de "no quemarlo" a Guzmán también se ve en la nula exposición
que el ministro planea en el exterior. Fuentes de Economía indicaron que no
tiene previsto ningún viaje a Nueva York o Europa para hablar mano a mano con
inversores.
Tampoco asistirá al
Foro de Davos en Suiza. Algunos interpretan que Guzmán juega al
"secretismo" por pedido explícito del Presidente Alberto Fernández.
"Ellos funcionan así, no muestran ninguna carta hasta que tiren todas
sobre la mesa. Es una forma. Pero ese hermetismo impacienta a los
bonistas", resaltó el gerente de un fondo inversor en Manhattan.
Si
embargo, fuentes allegadas a Guzmán dicen que la supuesta demora en comenzar
las negociaciones formales con los bonistas tiene que ver con que el ministro está
delineando una oferta que le asegure una baja drástica de la tasa de riesgo de
la Argentina.
Hablan de que la
oferta tiene que ser "lo suficientemente sólida" y "aceptable
por los inversores" para que el país reduzca el riesgo país, algo que le
permitirá obtener no sólo acceso a los mercados a precios más lógicos, sino que reducirá la rentabilidad
demandada de las empresas que vengan (¿a Vaca Muerta?) a invertir.
"Si la
reestructuración sólo logra patear para adelante el problema y no bajamos la
tasa de riesgo del país, no va a tener sentido. Uno hace esto para abaratar el
costo de hundir capital en la Argentina", señalan personas cercanas a
Guzmán.
Otra
cosa que podría estar demorando novedades por la deuda es que además de las
negociaciones con los bonistas se cree que el Gobierno podría intentar hacerlo
con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Circula
el rumor de que la estrategia de Alberto Fernández sería comenzar formalmente
las tratativas con el Fondo y los acreedores en simultáneo. Se sabe que si la oferta argentina por la
deuda tiene la bendición de Washington será mucho más fácil que se logre un
nivel de aceptación mayor.
"Es una idea
que tienen, hay que ver si lo logran", confirmó una fuente que participó
de reuniones con el equipo de Guzmán.
Litigar, la última
opción
De todas formas, el
ministro de Economía juega con viento a favor. Los tenedores de la deuda
argentina son inversores profesionales que entienden el costo de no cobrar y
litigar versus el beneficio de cobrar esperando un par de año sin quita
excesiva.
En
los bancos de inversión que actúan como nexo entre bonistas y Gobierno cuentan
que nadie quiere que esto termine en manos de los abogados.
"Muchos se
quemaron en el pasado con la Argentina y saben que un juicio va para rato. Esta
es una situación que se puede negociar bien y arribar a una oferta que le sirva
al país y a los acreedores por igual", destacan.
Por esto es que hay
muchas expectativas con que empiecen a aparecer avances con la deuda. Un
informe de Portfolio Personal Inversiones (PPI) habló precisamente la falta de
noticias con respecto al tema.
"No hubo novedades prácticamente en las últimas dos
semanas en un escenario de poca actividad ante los feriados por las fiestas. No
obstante, esto cambiaría –o al menos, se espera- en las próximas semanas en
donde se espera noticias concretas sobre el avance en las negociaciones con
privados y el FMI", señalan.
"Hablar de
voluntad de pago y mostrarse abierto a negociar ayuda, pero la propuesta
concreta será la que determine la realidad de qué tanto valor hay hoy en la
curva de bonos. Las próximas semanas entendemos deberá ir avanzándose
en noticias concretas, si lo que se busca es no perder el impulso positivo
reciente, y en especial no entorpecer la estrategia financiera en pesos que
parece buscar el Gobierno que apunta a contener la emisión, y no tener que
re-reperfilar los vencimientos de corto", agrega PPI.
Sucede que, como advierten en el exterior, el "tiempo es tirano" y
mientras tanto hay que seguir pagando los vencimientos de la deuda. En lo que resta de enero son unos u$s1.530 millones,
dentro de un total mensual de u$s1.720 millones.
De hecho, esta
semana que está llegando a su final vencían u$s95 millones y la semana próxima,
unos u$s700 millones entre pagos de cupones de bonos denominados en euros y dólares. Mientras que la
última semana del mes el Gobierno afrontará una tanda adicional de bonos en dólares y Lecaps por u$s420 millones, además
u$s315 millones correspondientes a obligaciones con organismos
internacionales.
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